
<p class="caption-title "> </p> <span class="caption-author ">Toni Galán / Efe</span>
De un tiempo a esta parte –será cosa de algún manual–, todos los políticos emplean en España el término ciudadanía para referirse a la gente, al pueblo, a los electores. ¡Queda tan bien! Lástima que, cuanto más lo utilizan, menos les importa a los hunos y a los hotros la venerada ciudadanía.
Toni Galán / Efe
Al fiasco del decreto ómnibus le sigue ahora un espectáculo político miserable y desalentador: a ver quién paga los platos rotos. ¡El maldito relato!
¿Qué narices es esto de llenarse la boca con el Estado de bienestar y jugar con los jubilados?A base de dar jabón a la ciudadanía, se diría que toman al pueblo por la tonta del bote. O por un rebaño que, enconado, nunca dejará de votar cuando los pastores toquen corneta y pongan las urnas, la fiesta de la democracia, diremos.
Jugar con los cuartos de casi doce millones de pensionistas es inmoral. Hay cosas con las que alguien que cobra del erario no debería especular, y esta es una de ellas. ¿Qué narices es esto de llenarse la boca con el Estado de bienestar y meter miedo a un sector vulnerable? ¿Tan aislados viven como para seguir alegremente y sin enmienda con el juego de las sillas? Si esto no es alentar la desafección política y la abstención…
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Joaquín Luna
Por lógica elemental, el Gobierno ha fallado más que nadie. Acaso por mezclar cosas, aunque dudo que el aliado infiel –Junts– haya votado en contra solo porque el ómnibus era mucho ómnibus e incluía beneficios fiscales para que San Mamés albergue la final de la Champions femenina del 2024. Esperar cosas sensatas de Junts es ignorar su trayectoria…
El asunto va más allá de que Pedro Sánchez ni siquiera se atreva a mencionar a Junts –“los otros”, a lo sumo– y se limite a los sospechosos habituales (PP y Vox). El drama es que nadie, absolutamente nadie, piensa en el bien común con la excusa de otro neologismo nefasto: las líneas rojas.
Bajo el manto de elevada dignidad y los compromisos electorales –¡cómo vamos a incumplir una promesa de nuestro programa!–, las líneas rojas son pura hipocresía y cinismo. La coartada para que ningún partido actúe conforme al reparto electoral, que, como en el cine, consta de actores principales y secundarios.
Esta españolada es infumable…
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Autor: Joaquín Luna Morales