
Consejos para que no te comas el coco y aproveches más tu tiempoCuando nos enfrentamos a un problema, ponemos a prueba nuestra capacidad para resolverlos. La mente está diseñada para ello. Se ponen en marcha una serie de mecanismos que, junto con las herramientas que hemos ido adquiriendo y las experiencias de vida que tengamos, evidencian esa destreza para salir indemnes lo antes posible. Aunque a veces, como explica la psicóloga Júlia Pascual, nos quedamos atrapadas creando nuevos problemas que ni siquiera existen. “Pensamos que analizar más nos llevará a la mejor decisión, a evitar errores o a encontrar seguridad, pero la realidad es que cuanto más vueltas le damos a algo, más atrapados quedamos en el comecocos mental, en la rumiación”, señala la autora de No te comas el coco (Editorial Vergara), su nuevo libro en el que ofrece soluciones para ayudarnos a recuperar la serenidad mental, aprendiendo a transformar nuestra relación con los pensamientos.Sabemos que tenemos entre 6.000 y 60.000 pensamientos al día, de los cuales aproximadamente el 90% son involuntarios y el 80% negativos. Si bien esta cifra normaliza que se nos cuelen todo tipo de situaciones catastrofistas, está en nuestras manos aprender a controlarlas y a no darles poder. “Pensar es inevitable, pero comerse el coco es opcional”, arguye la psicoterapeuta, quien señala el acto de sobrepensar como una trampa. “Cuando sentimos incertidumbre o ansiedad, nuestra mente busca certezas para calmarnos. Es su mecanismo de defensa: si analizamos lo suficiente, si encontramos una respuesta lógica, entonces nos sentiremos seguros. Pero en muchos casos, no hay una respuesta que nos dé seguridad absoluta”.Nos recuerda que la rumiación es ese proceso en el que la mente nos lanza pensamientos e imágenes involuntarios, a menudo negativos, que nos llevan a dar vueltas y más vueltas sobre un tema sin llegar a una solución, alejándonos del presente y generando angustia innecesaria. “Desde la Terapia Breve Estratégica, sabemos que los problemas obsesivos se sostienen porque las personas se hacen preguntas trampa, es decir, preguntas sin respuesta real o sin una solución útil en el presente. Identificarlas es clave para salir del círculo vicioso del sobrepensamiento”, y comparte esta tipología de dudas trampa que nos atrapan en la mente y nos alejan de la acción.
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Autor: Mónica Heras