
<span>En 1984, la Fundación Progressio introdujo el Pejibaye (Bactris gasipaes), una palma arborescente originaria del Amazonas.</span><span> (<strong>DANIA ACEVEDO</strong>)</span>
Desde hace años, las palmeras han sido utilizadas como materia prima para la construcción de viviendas y muebles. Sin embargo, su valor alimenticio también ha sido reconocido en países como la República Dominicana, donde se mantienen cultivos de palmito con un enfoque sostenible, a pesar de los desafíos económicos que conllevan. El Ministerio de Agricultura describe el sabor del palmito como "suave, delicado y con una textura elegante en capas, similar a los espárragos y alcachofas". Este producto suele consumirse en ensaladas o como acompañante de carnes y pescados.Según la entidad, el palmito es un cultivo no tradicional en el país, ya que su producción no es común y no forma parte de los principales cultivos comerciales.En la comunidad de Doña María, en el municipio de Cevicos (Sánchez Ramírez), se encuentra uno de los pocos proyectos de cultivo de palmito en el país, liderado por la Fundación Progressio, una organización dedicada a la conservación de los recursos naturales. José Ángeles, gerente de Operaciones de la Fundación, explicó durante una visita a la plantación que el proyecto surgió como una alternativa para proteger la palma real (Roystonea regia) de la explotación furtiva y sustituirla por especies con mayor capacidad de rebrote y más sostenibles. "Quisimos crear conciencia de que el palmito de la palma real no debe consumirse porque su corte causa un daño a la naturaleza y al hábitat de aves nativas, como la cigua palmera. Además, esta palma tarda entre 15 y 20 años en alcanzar la adultez y no tiene capacidad de rebrote", señaló Ángeles.Pejibaye: una opción más sostenibleEn 1984, la Fundación Progressio introdujo el Pejibaye (Bactris gasipaes), una palma arborescente originaria del Amazonas que puede alcanzar hasta 20 metros de altura y que se caracteriza por su tronco cubierto de espinas.Emilio Manzueta, encargado del proyecto, explicó que, a diferencia de la palma real, esta especie solo requiere tres años para producir palmito. "De un solo tronco se pueden cortar varios brotes a la vez, lo que en cierto modo compensa el palmito de la palma real", afirmó.Cuarenta años después, el proyecto cuenta con 200,000 plantas, de las cuales 15,000 corresponden al primer cultivo sembrado. Según los desarrolladores, esto demuestra lo que se puede lograr con un manejo adecuado de la plantación.Además del palmito, la Fundación cultiva otras especies forestales y frutales en la zona, con el objetivo de evaluar su viabilidad económica y agrícola. "En el país decían que la canela no se daba. Aquí tenemos un árbol de canela, y ya sabemos que sí se da", comentó Ángeles. "El palmito no es tan factible económicamente"Los costos de producción y la importación de palmito desde Brasil, Colombia y Costa Rica representan los principales desafíos de este proyecto local, que se ha mantenido gracias al "compromiso moral" asumido por la Fundación, según su gerente de Operaciones."Ahora es más fácil para un importador traerlo del extranjero que producirlo aquí, porque la mano de obra ha aumentado y este es un cultivo que requiere limpieza constante, ya que la maleza lo ahoga", explicó José Ángeles.En cuanto al costo de producción, Ángeles detalló: "El costo de producción de 450 gramos de palmito (casi una libra) ronda los 200 pesos. La cadena de distribución encarece un poco el precio (…) esos 450 gramos pueden venderse entre 350 y 400 pesos"."Para nosotros, la producción de palmito no es tan factible económicamente; lo mantenemos por el compromiso de introducir la palma (Pejibaye) y para concienciar a la gente", afirmó.¿Quiénes consumen el palmito?Ángeles explicó que los principales clientes son restaurantes y particulares que se dedican a la preparación de bufets.También mencionó que algunos hoteles continúan utilizando el palmito, aunque con ciertas modificaciones en sus menús. "Cuando los hoteles todo incluido se popularizaron, se diseñaron menús más económicos por razones de rentabilidad, pero el palmito sigue utilizándose y nosotros lo distribuimos de manera natural", concluyó.Egresada de la UASD de la carrera de Comunicación Social, mención Periodismo. Ha participado como colaboradora en programas radiales y como periodista en El Nuevo Diario y Diario Libre.
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