
El estudio revela algo inesperado: hace 6.000 años, estos pueblos trasladaban sus rebaños según las estaciones, controlaban la reproducción del ganado y maximizaban los recursos disponibles con un conocimiento que desafía todo lo que imaginábamos sobre la organización de las sociedades prehistóricas. ¿Un modelo ganadero adelantado miles de años? Investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Cardiff han desenterrado pruebas sorprendentes en la Cova de les Pixarelles, en Tavertet (Cataluña). Gracias a análisis biomoleculares de restos de ganado bovino (Bos taurus), descubrieron que estos pastores neolíticos no solo domesticaban animales, sino que los gestionaban de manera estratégica, con métodos comparables a los de los sistemas ganaderos actuales.
El misterio de los rebaños que se movían solos © iStock. Los científicos identificaron una práctica inesperada para la época: los neolíticos trasladaban su ganado a mayor altitud en verano y lo devolvían en invierno, en un sistema de movilidad vertical estacional que aún sigue vigente en algunas regiones rurales.
Pero había algo más. No movían a todos los animales por igual. Su ganado estaba dividido en grupos con funciones específicas:
Algunas vacas se quedaban cerca del asentamiento, asegurando leche y reproducción controlada. El resto del rebaño se enviaba a zonas más ricas en pastos, optimizando el uso del terreno sin agotarlo. Este modelo de pastoreo, que hasta ahora se consideraba exclusivo de sociedades más avanzadas, parece haber sido desarrollado miles de años antes de lo que la historia registraba.
Un código oculto en los huesos Para descifrar cómo manejaban el ganado, los investigadores analizaron los isótopos en los huesos y dientes de los animales. Lo que encontraron dejó atónitos a los expertos:
Los restos mostraban signos claros de alimentación basada en pastos de montaña, confirmando la trashumancia prehistórica. Los nacimientos del ganado se sincronizaban con el verano, asegurando que las crías tuvieran suficiente alimento sin necesidad de forraje adicional. No había rastros de alimentación artificial, lo que sugiere un manejo autosuficiente y sostenible de los recursos naturales. Estos hallazgos desafían la visión tradicional del Neolítico, revelando que estos pueblos eran mucho más sofisticados y organizados de lo que se creía. Un legado perdido en el tiempo © iStock. El descubrimiento demuestra que los primeros ganaderos de la Península Ibérica no eran simples pastores nómadas, sino estrategas que entendían su entorno con una precisión sorprendente. Su conocimiento no solo garantizaba carne y leche, sino que podría haber sido la clave del desarrollo de las primeras economías organizadas en la región.
Pero la pregunta sigue en el aire: ¿Cómo lograron estos pueblos, sin tecnología moderna, diseñar un sistema ganadero tan eficiente? Este hallazgo es solo la punta del iceberg. A medida que la arqueología sigue revelando secretos enterrados, quizás el pasado de la humanidad sea mucho más avanzado de lo que imaginábamos.
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Autor: Lucas Handley