
<p class="caption-title ">Timothée Chalamet durante el photo call</p> <span class="caption-author ">REUTERS</span>
Timothée Chalamet (Nueva York, 29 años) se ha convertido en el protagonista absoluto de la Berlinale, donde presenta este viernes en la sección Berlinale Special Gala A complete unknown, la película de James Mangold en la que se luce en la piel de un joven Bob Dylan que llega de Minnessota para irrumpir en el Nueva York de 1961 ansioso por convertirse en un buen músico. Por el camino, visita en el hospital a su ídolo Woody Guthrie, que tiene la enfermedad de Huntington, y conoce a Pete Seeger, un cantante de folk que le ayuda en su camino a la fama.
El ascenso de ese tipo misterioso de mirada huidiza que no se separa de su guitarra ni su harmónica y fuma sin parar llega a lo más alto en 1965, fecha en la que en el festival de Newport se volvió 'eléctrico' y provocó convulsiones a los puristas del folk al enchufar su guitarra con su banda. El filme aspira a ocho premios Oscar, incluido mejor película y actor para Chalamet, que también está nominado en los premios Bafta que se otorgan mañana. Imposible imaginar un intérprete mejor que el introvertido protagonista de Call me by your name, que lleva dos meses promocionando la cinta por todo el mundo y Berlín es su última parada, para dar vida a un músico de inmenso talento y letras repletas de mensajes que se niega a formar parte de los intereses de los agentes discográficos o de un público que le pide siempre tocar éxitos como Mr. Tambourine Man.
Chalamet durante la rueda de prensa
AFP
En una abarrotada rueda de prensa que esperó con paciencia los 30 minutos de retraso del actor, quien desafió el frío firmando autógrafos y haciéndose fotos con sus fans, Chalamet afirma que “lo que me llevó a aceptar el papel fue lo inconformista como artista que es Dylan, el legado que ha dejado tras de sí. Además, siento que él siempre dejó para los demás artistas una especie de camino a seguir. Es muy inspirador. Además, estaba James Mangold y el guion tan extraordinario que escribió”.
Preguntado sobre cómo influyó Dylan en sus propias creencias políticas, manifiesta: “No puedo hablar por él, pero mi interpretación es que él siempre nos ha avisado del peligro de las figuras mesiánicas. Hay que tener cuidado de quien nos diga que tiene todas las soluciones. Es algo parecido a lo que ocurre con Dune, de Frank Herbert, que fue escrita en el mismo periodo de tiempo", advierte Chalamet, que canta todas las canciones de Dylan en la gran pantalla con un excelente resultado. El actor ha apuntado como clave contar con cinco años para prepararse para un papel muy exigente, “ha sido un regalo” y ha agradecido la confianza depositada por el director, que basado la historia en el libro Dylan Goes Electric, de Elijah Wald.
Chalamet saluda tras su charla con la prensa
Getty Images
Sobre cómo lleva el peso de la fama, Chalamet afirma que de alguna manera se identifica con lo que le ocurrió al propio Dylan, que se sentía totalmente incómodo con su súbita irrupción al estrellato. “Las escenas que ves en la película o en el documental de Pennebaker 'Don’t Look Back', son cosas con las que podría identificarme casi visceralmente. Yo diría que tras el proceso por el que he pasado durante los últimos siete años no he llegado a ninguna conclusión. Solamente el de mantener la cabeza gacha, como hizo Bob tras 'Blonde on Blonde' y desaparecer después del accidente de motocicleta”. También ha admitido que “Dylan dejó tras de sí un legado complicado. No aporto mucho diciendo que a él le decepcionó que le etiquetaran como el salvador de su generación, y eso se difuminó cuando llegó la generación Woodstock. Él no fue a Woodstock, de hecho, pero sí Joan Baez. ¿Se puede divorciar el arte de la política? Si hablamos en el idioma de Dylan, él lo hizo”.
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Autor: Astrid Meseguer Lores