
<span class="image__caption">Resuelto un misterio marino: el hallazgo de cómo los peces payaso evitan las picaduras urticantes de las anémonas. Fuente: Midjourney + Wikipedia</span>
Creado:
15.02.2025 | 01:02
Actualizado:
14.02.2025 | 22:43
Los peces payaso han fascinado a científicos y amantes del océano desde hace décadas. Un pez conocido por cambiar de sexo, pero también por otros motivos. ¿Cómo es posible que naden entre los tentáculos de las anémonas sin sufrir daño, cuando otros peces son rápidamente paralizados y devorados? Hasta ahora, las hipótesis iban desde una capa de moco protector hasta un proceso de adaptación gradual. Pero un reciente estudio ha descubierto un mecanismo más preciso y sorprendente.
Un equipo internacional de investigadores ha identificado la clave de esta resistencia: los peces payaso han desarrollado un sistema bioquímico que les permite “engañar” a las anémonas y evitar sus picaduras. La respuesta se encuentra en un azúcar llamado ácido siálico, cuya ausencia en el moco de estos peces impide que los nematocistos (las células urticantes de las anémonas) se activen. Este hallazgo representa un avance crucial en la comprensión de las relaciones simbióticas en los ecosistemas marinos.
Curiosidades sobre las anémonas
Un estudio que cambia la perspectiva
El trabajo, publicado en BMC Biology, combina análisis genéticos y bioquímicos para demostrar que los peces payaso no solo carecen de ácido siálico en su moco, sino que regulan activamente sus niveles a lo largo de su desarrollo. En sus primeros días de vida, cuando aún no han encontrado una anémona con la que convivir, sus niveles de ácido siálico son normales. Sin embargo, a medida que se acercan a la metamorfosis y comienzan a buscar refugio en una anémona, estos niveles disminuyen drásticamente.
Este descubrimiento fue posible gracias al análisis comparativo entre peces payaso y otras especies de peces damisela, sus parientes más cercanos. Se observó que los peces damisela no simbióticos presentan niveles elevados de ácido siálico en su moco, lo que explica por qué sufren picaduras al entrar en contacto con una anémona.
Peces payaso (Amphiprion ocellaris). Fuente: Wikipedia
La relación entre peces payaso y anémonas: un equilibrio bioquímico
El estudio también arrojó otro dato clave: las propias anémonas carecen de ácido siálico en su moco. Esto sugiere que los peces payaso han desarrollado una estrategia para imitar esta ausencia y evitar ser reconocidos como extraños. Es decir, en lugar de producir una sustancia que los proteja, han eliminado un desencadenante del ataque.
Este mecanismo de evasión tiene una doble ventaja. Por un lado, permite que los peces payaso vivan en estrecha asociación con sus anémonas sin sufrir daño. Por otro, beneficia a las anémonas, que reciben protección contra depredadores gracias a la agresividad territorial de estos peces.
Los investigadores también identificaron un fenómeno interesante en otra especie: los juveniles del pez damisela dominó (Dascyllus trimaculatus) muestran niveles reducidos de ácido siálico en su moco cuando viven cerca de anémonas. Esto sugiere que diferentes especies pueden haber desarrollado estrategias similares para integrarse en estas relaciones simbióticas.
Pez damisela dominó (’Dascyllus trimaculatus'). Fuente: Diego Delso
¿Cómo mejora este estudio lo que ya sabíamos?
Hasta ahora, la explicación más aceptada sobre la resistencia del pez payaso a las picaduras de las anémonas se centraba en la composición de su moco. Un artículo previo publicado en Muy Interesante (2022) destacaba que esta capa mucosa contenía enzimas capaces de degradar las toxinas de los nematocistos. Según esa hipótesis, el pez payaso sí era picado, pero su moco neutralizaba el veneno antes de que hiciera efecto.
El nuevo estudio plantea un mecanismo diferente y más fundamental: la ausencia de ácido siálico en el moco del pez payaso impide que las células urticantes se activen en primer lugar. En otras palabras, no es que los peces neutralicen las toxinas, sino que evitan por completo que sean liberadas.
Esto representa un avance importante porque cambia nuestra comprensión sobre cómo funciona la simbiosis entre peces payaso y anémonas. Además, explica por qué los peces jóvenes aún son vulnerables: antes de la metamorfosis, su moco sigue conteniendo ácido siálico y pueden ser picados.
Molécula de ácido siálico. Fuente: Wikipedia
El papel de las bacterias y la adaptación del moco
Uno de los interrogantes aún por resolver es cómo los peces payaso reducen sus niveles de ácido siálico. Los científicos proponen dos posibles mecanismos:
Expresión de enzimas específicas que eliminan el ácido siálico en las células que producen el moco.
Interacción con bacterias especializadas, presentes en el microbioma del moco, que degradan estos compuestos.
La segunda hipótesis se apoya en estudios previos que han demostrado que, cuando peces payaso y anémonas comparten hábitat, sus comunidades bacterianas tienden a converger con el tiempo. Esto indicaría que el proceso de adaptación a la anémona no solo es genético, sino también microbiológico.
Estrategias futuras para comprobar la teoría
Los investigadores planean llevar a cabo experimentos de manipulación genética y química para confirmar la función del ácido siálico en la protección contra las picaduras. La idea es modificar los niveles de este compuesto en peces payaso y peces damisela para ver si pueden intercambiar su resistencia o vulnerabilidad.
Sin embargo, estos experimentos presentan desafíos técnicos. Modificar la bioquímica del moco sin afectar la salud del pez no es una tarea sencilla, y aún se requieren estudios adicionales para comprender todos los factores implicados en este proceso.
Un modelo de simbiosis que trasciende especies
El hallazgo sobre los peces payaso y el ácido siálico plantea una cuestión más amplia: ¿pueden otros organismos usar estrategias similares para evitar ser atacados por sus anfitriones simbióticos?
Se han documentado casos en los que nudibranquios, ciertos cangrejos y camarones pueden convivir con anémonas sin ser picados, lo que sugiere que este tipo de adaptación podría ser más común de lo que se pensaba. Incluso algunas especies de peces han sido observadas interactuando con anémonas sin sufrir daños, lo que indica que diferentes grupos han podido evolucionar mecanismos similares.
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Referencias
Roux, N., Delannoy, C., Yu, S., Miura, S., Carlu, L., Besseau, L., Nakagawa, T., Sato, C., Kitajima, K., Guerardel, Y., & Laudet, V. (2024). Anemonefish use sialic acid metabolism as Trojan horse to avoid giant sea anemone stinging. BMC Biology. DOI: 10.1101/2024.04.22.590498
Fuente:
Autor: efernandez