
<span class="image__caption">Descubren un fenómeno que desconcierta a los científicos: una misteriosa anomalía radiactiva en el fondo del Océano Pacífico. Fuente: Nature Communications</span>
Creado:
15.02.2025 | 09:11
Actualizado:
14.02.2025 | 22:37
En las profundidades del Océano Pacífico, oculto bajo capas de sedimentos milenarios, un equipo de científicos ha identificado una anomalía que desconcierta a la comunidad científica. Se trata de un pico inesperado de berilio-10, un isótopo radiactivo que se forma en la atmósfera terrestre por el impacto de rayos cósmicos y se deposita lentamente en los océanos. Este fenómeno ocurrió hace entre 9 y 11,5 millones de años y fue registrado en varias muestras de costras ferromanganesas extraídas del fondo marino.
El descubrimiento, publicado en la revista Nature Communications por Dominik Koll y su equipo, desafía las explicaciones convencionales sobre la deposición de radionúclidos en los océanos. "Alrededor de los 10 millones de años, encontramos casi el doble de ¹⁰Be de lo que habíamos anticipado," explica Koll en el estudio. Esta anomalía, que no se había detectado antes, podría convertirse en un nuevo marcador temporal independiente para los archivos marinos, facilitando la datación de sedimentos oceánicos con mayor precisión.
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El berilio-10 y su importancia en la geocronología
El berilio-10 (¹⁰Be) es un isótopo radiactivo que se forma cuando los rayos cósmicos chocan con el oxígeno y el nitrógeno de la atmósfera. Su vida media es de 1,39 millones de años, lo que lo convierte en una herramienta útil para la datación geológica en escalas de tiempo de hasta 15 millones de años.
En el océano, el ¹⁰Be se mezcla con el berilio-9 (⁹Be), un isótopo estable que proviene de la erosión terrestre. Ambos se incorporan a los sedimentos marinos y a las costras ferromanganesas, que crecen a un ritmo extremadamente lento, de apenas milímetros por millón de años. Al medir la proporción ¹⁰Be/⁹Be, los científicos pueden estimar la edad de estas formaciones con gran precisión.
Sin embargo, lo que encontraron en el Pacífico no encaja con los modelos conocidos. La concentración de ¹⁰Be en los estratos correspondientes a hace 10,1 millones de años es significativamente más alta de lo esperado, lo que sugiere que ocurrió un evento extraordinario que alteró la cantidad de este isótopo en el océano.
Costra ferromanganesa VA13/2-237KD, con monedas de 1 euro y 50 centavos australianos como referencia de tamaño. El mapa muestra sus ubicaciones junto a SO142-4DR y Crust-333, con corrientes oceánicas principales. Crédito: Esri, GEBCO, Garmin, NaturalVue.
Un fenómeno global o un evento localizado
El equipo de Koll examinó varias muestras del Pacífico Central y del Pacífico Norte, separadas por casi 3.000 kilómetros, y todas mostraban la misma anomalía. Esto descarta la posibilidad de que se trate de un efecto local.
Existen dos hipótesis principales para explicar esta variación inesperada en la concentración de ¹⁰Be:
Un cambio drástico en las corrientes oceánicas. La reorganización de la circulación del océano podría haber provocado una acumulación inusual de ¹⁰Be en ciertas regiones del Pacífico.
Un evento astrofísico de gran impacto. Un aumento en la radiación cósmica podría haber incrementado la producción de ¹⁰Be en la atmósfera, lo que resultaría en un mayor depósito en los océanos.
Para determinar si esta anomalía es un fenómeno global, los investigadores planean analizar muestras de otros océanos y sedimentos marinos. Si se encuentran registros similares en otros lugares del mundo, podría tratarse de un evento cósmico de gran magnitud.
El origen podría ser un fenómeno de origen astrofísico. Fuente: ChatGPT
Posibles explicaciones: desde cambios climáticos hasta explosiones estelares
La clave para entender esta anomalía radica en identificar qué eventos ocurrieron en la Tierra y el espacio hace 10 millones de años. Koll y su equipo han explorado diferentes escenarios:
Variaciones en el campo magnético terrestre. El ¹⁰Be se produce cuando los rayos cósmicos entran en la atmósfera, y su flujo es afectado por el campo magnético terrestre. Sin embargo, no se han encontrado pruebas de una caída extrema en el magnetismo de la Tierra en ese período.
Cambios en el clima y la circulación oceánica. Durante el Mioceno, los océanos estaban en un proceso de enfriamiento y reorganización. Se ha documentado un evento climático conocido como el colapso del carbonato, que pudo haber influido en la distribución del ¹⁰Be.
Un evento astrofísico. Una hipótesis particularmente intrigante es que un fenómeno en el espacio exterior haya alterado la cantidad de ¹⁰Be en la Tierra. Esto podría haber ocurrido debido a:
Una supernova cercana, que habría aumentado la cantidad de radiación cósmica que alcanzó la Tierra.
El paso del sistema solar por una nube de gas interestelar denso, que habría reducido la protección de la heliosfera contra los rayos cósmicos.
Si la causa de la anomalía fue un evento astrofísico, esto tendría implicaciones importantes para nuestra comprensión de la influencia del entorno cósmico en la Tierra.
Una de las posibles causas de la anomalía podrían ser variaciones en el campo magnético terrestre. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Un marcador temporal único para los registros marinos
Más allá de la incertidumbre sobre su origen, esta anomalía de ¹⁰Be tiene una utilidad práctica inmediata: podría convertirse en un marcador temporal confiable para la datación de registros marinos.
Los científicos han propuesto que esta "señal" en los depósitos de ¹⁰Be puede ser utilizada para alinear cronologías de diferentes archivos geológicos, tal como se hace con eventos bien documentados como el evento Laschamp, una inversión geomagnética ocurrida hace 41.000 años.
"Solo nuevas mediciones pueden indicar si la anomalía de berilio fue causada por cambios en las corrientes oceánicas o si tiene un origen astrofísico", explica Koll. Para resolver este enigma, se necesitan más datos de diferentes océanos y técnicas de análisis más precisas.
El próximo paso será analizar sedimentos oceánicos con tasas de sedimentación más altas, lo que podría ofrecer un registro más detallado de la anomalía y ayudar a precisar su origen.
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Referencias
Dominik Koll, Johannes Lachner, Sabrina Beutner, Sebastian Fichter, Silke Merchel, Georg Rugel, Zuzana Slavkovská, Carlos Vivo-Vilches, Stella Winkler & Anton Wallner (2025). A cosmogenic 10Be anomaly during the late Miocene as independent time marker for marine archives. Nature Communications. DOI: 10.1038/s41467-024-55662-4.
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Autor: efernandez