
La autodenominada empresa de desextinción Colossal Biosciences reveló esta mañana su última creación: un grupo de ratones sorprendentemente peludos, que presentan la característica distintiva del mamut lanudo en sus pequeños cuerpos de roedor. El logro viviente es el Colossal woolly mouse, como lo ha bautizado la empresa. Aunque el animal es 100% ratón, ha sido diseñado para expresar varios rasgos similares a los del mamut, allanando el camino para uno de los objetivos más grandes (literalmente) de Colossal: la resurrección del mamut lanudo. ¿Qué dijeron desde Colossal? Ben Lamm, CEO y cofundador de Colossal, dijo a Gizmodo que el equipo ha generado casi 100 de estos ratones lanudos hasta ahora y está buscando aprobación para probar si los animales son resistentes al frío. Lamm afirmó que la empresa planea crear un «mamutoide» para finales de 2028, desarrollando un embrión de elefante asiático genéticamente modificado y gestándolo en un útero artificial.
“Creo que nuestras herramientas de geoingeniería, biotecnología y biología cognitiva son realmente interesantes y serán muy útiles para la humanidad en temas como enfermedades y otros aspectos,” dijo Lamm. “Pero creo que los úteros artificiales serán una de las cosas más valiosas tanto para la humanidad como para las especies en peligro de extinción.”
Los últimos mamuts se extinguieron hace unos 4.000 años. Estos proboscídeos peludos eran parientes cercanos de los mastodontes y de los elefantes actuales. El objetivo final de Colossal es modificar genéticamente elefantes asiáticos para que expresen rasgos del mamut, logrando así una especie que, en la práctica, sea un mamut.
¿Cómo lo lograron? Los científicos de Colossal generaron los ratones lanudos editando simultáneamente siete genes en su código genético. Sus abrigos (como se puede notar) son más gruesos que los de los ratones comunes, con pelos más largos y de textura más lanosa que su pelaje habitual.
Para realizar las modificaciones, los investigadores se basaron en 59 genomas de mamuts lanudos, colombinos y de la estepa, que vivieron entre hace 3.500 y 1,2 millones de años. También analizaron más de 60 genomas de elefantes para identificar los genes que regulaban el crecimiento del pelo y la adaptación al frío. (Si te acabas de unir a la conversación, los mamuts vivieron en una Tierra mucho más fría que la actual, con la última Edad de Hielo terminando hace unos 11.000 años).
Entre las modificaciones realizadas en los ratones lanudos, se desactivó el gen Fibroblast growth factor 5, que regula los ciclos de crecimiento del pelo. Como resultado, el pelaje de los animales creció hasta tres veces más que el de los roedores sin modificar. Otros genes (FAM83G, FZD6 y TGM3) también fueron alterados, haciendo que el pelo de los ratones fuera más lanoso, sus abrigos más ondulados y sus bigotes más rizados. “No introdujimos genes de mamut en un ratón,” explicó Beth Shapiro, paleogenetista y directora científica de Colossal, en una llamada con Gizmodo. “Tenemos varios genomas de mamut y podemos alinearlos en una computadora para compararlos con los de los elefantes. Luego podemos ver en qué partes todos los mamuts son iguales entre sí, pero diferentes de los elefantes.”
Cuando identificaron genes de regulación del pelo en los mamuts que coincidían con los de los ratones, editaron el ADN de los ratones para incluir las variantes lanudas del mamut. “Ninguna de estas variantes había ocurrido juntas antes en un solo ratón,” dijo Shapiro. “Esperábamos obtener algo realmente, realmente lanudo. Un ultra ratón lanudo.” Aunque parte del método del equipo fue un trabajo de ensamblaje, “algunos de los genes fueron pura ingeniería de rasgos,” añadió Shapiro. Cuando encontraron genes en los ratones asociados con fenotipos lanosos, los incorporaron. Para esta investigación, el objetivo era crear un roedor peludo y resistente al frío.
© Colossal Biosciences Para los más meticulosos: el animal de aspecto elefantino que Colossal espera traer de vuelta no será un mamut, sino un elefante asiático genéticamente editado. Es una especie proxy, un animal que representa algo similar al original. Y hay más… Colossal también está trabajando en la creación de especies proxy del tilacino (o tigre de Tasmania, Thylacinus cynocephalus) y del dodo (Raphus cucullatus), con el objetivo final de reintroducir estas especies en sus hábitats originales y recuperar nichos ecológicos vacantes desde su extinción en la década de 1930 y el siglo XVII, respectivamente.
Lamm y Shapiro adelantaron a Gizmodo que Colossal tendrá más novedades antes de que termine el año. Aunque no especificaron qué animales estarán más cerca de convertirse en especies proxy, mencionaron que están avanzando en un gran descubrimiento en la manipulación de embriones de aves, un desafío completamente distinto, ya que estos animales ponen huevos. “Lo que Colossal propone hacer es básicamente editar genes que controlan rasgos, y eso está bien para características simples como el pelo,” dijo Alison Van Eenennaam, genetista y profesora de biotecnología en la Universidad de California, Davis, quien no está afiliada con Colossal. “Pero cuando se trata de comportamiento u otros aspectos de un organismo, donde no entendemos bien la genética detrás de ello, esos son los rasgos que serán más difíciles, porque realmente no sabemos qué genes editar.” “Tener un elefante peludo no significa que tengas un mamut,” agregó Van Eenennaam.
También están en busca del famoso Dodo Lamm aseguró que el equipo de Colossal está cerca de producir células germinales primordiales en palomas, un paso crucial hacia la creación de un dodo proxy, lo cual, según él, podría lograrse en seis meses, aunque podría tardar más. Otro gran desafío que enfrenta el equipo es la transferencia nuclear de células somáticas y la fertilización in vitro de un dunnart, un pequeño marsupial australiano. Este paso es clave para revivir al tilacino. Lamm sugirió que, en algún momento, podrían obtener un dunnart con rayas—“probablemente el dunnart con el diseño más genial que haya existido,” señaló. Shapiro añadió que la inteligencia artificial generativa podría ayudar al equipo a mejorar su tecnología de úteros artificiales, haciéndolos más seguros y eficientes.
Todavía faltan al menos dos años para el primer “mamut” proyectado por el equipo, pero el ratón lanudo demuestra que la ingeniería genética de Colossal es real, y que estos pequeños roedores están allanando el camino para la resurrección de mamíferos mucho más grandes y peludos.
Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas Handley. Aquí podrás encontrar la versión original.
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Autor: Lucas Handley