
<p class="caption-title ">Mark Carney juró este viernes en Ottawa el cargo de primer ministró de Canadá con el voto de “ser un fiel servidor de su majestad el rey Carlos III” </p> <span class="caption-author ">DAVE CHAN / AFP</span>
Mark Carney juró este viernes en Ottawa como primer ministro de Canadá poniendo fin oficialmente al periodo de Justin Trudeau, que ha ocupado el cargo por casi diez años. Este procese se produce en un momento de graves turbulencias con el poderoso vecino del sur y hasta ahora su principal aliado político y comercial, así como ante la incertidumbre de si el nuevo mandatario avanzara las elecciones previstas para el próximo octubre.
El presidente estadounidense Donald Trump no solo ha abierto una guerra arancelaria. No, su retórica ha sido un continuo insulto hacia sus vecinos, denegando incluso el sentido de su existencia, de su soberanía y prometiendo imponer todo tipo de gravámenes para que Canadá se convierta en el estado 51 de Estados Unidos. Ha reiterado que como país carece de valor, si bien no cesa en su intención de incorporarlo a EE.UU.
Lo que empezó pareciendo una broma se ha convertido en una obsesión para Trump y un ataque a los canadienses, entre los que ha reflotado poderosamente el sentimiento nacionalista y ha hecho que Carney sostenga que este es el asunto más grave que afronta el país en generaciones. “Nunca seremos parte de Estados Unidos”, prometió al ser elegido candidato del Partido Liberal el pasado domingo.
Trudeau hizo efectiva su dimisión poco antes de que se iniciará la ceremonia en la que su sustituto, un novato en el terreno de la política, tomó el gobierno como primer ministro número 24 en la historia de ese país. “Juró ser un fiel servidor de su majestad el rey Carlos III”, afirmó tanto en francés como en inglés, las dos lenguas oficiales.
Una vez aplacada la ovación y la felicitación por su rúbrica como primer ministro, entonces empezó el momento de la jura de los ministros que integrarán su equipo de gobierno. Entre los elegidos figuraban las caras más relevantes que ya estaban al cargo.
Los analista no atisbaron un cambio importante respecto a la línea trazada por Trudeau. Se describió como un ejecutivo de continuidad aunque con un gabinete formado por menos miembros, con un total de 24 frente a los 37 anteriores.
Los liberales eligieron por amplia mayoría a Carney para sustituir a Trudeau, que el pasado enero anunció que dejaría el ejecutivo. El nuevo mandatario, que el domingo cumplirá los 60, carece de experiencia gubernamental. Su perfil es puramente técnico y no pocos analistas consideran que se trata de una demostración de disfuncionalidad democrática puesto que el mandatario ha sido elegido por su propio partido sin haberse presentado jamás a unas elecciones.
“No es legítimo hasta que sea elegido en las urnas”, señaló Diane Francis, escritora y periodista, sobre Carney, que fue presidente de dos bancos centrales, el de Canadá y el del Inglaterra, tras haber trabajado previamente en Goldman Sachs. Esa experiencia profesional hace que no se encuentre confortable hablando el francés coloquial y está mucho más suelto con el inglés, en el que ha desarrollado prácticamente su carrera.
En una entrevista en la BBC, Francis dijo no ser psicóloga para aventurarse si el nuevo primer ministro está capacitado para responder al desafío que represnta Trump. “Los aranceles son escandalosos y es un insulto que nos trate como el estado 51, pero el nombramiento de Carney es una pésima decisión. Ha de convocar elecciones ya”, recalcó.
André Lecours, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Ottawa, mantuvo una postura similar y consideró que las elecciones no se pueden mantener en octubre, tal como está previsto en la agenda.
Que los tiempos no son normales lo demuestra la agenda de Carney. Por lo general, la primera visita que rendía el primer ministro era a su vecino del sur. Pero, según las primeras informaciones, ese periplo inaugural será el próximo lunes y el destino será Europa, París y Londres, para “mantener conversaciones de urgencia” sobre aranceles y comercio.
El efecto Trump ha disparado el sentimiento nacionalista y ha permitido recuperar las opciones al Partido Liberal. En el momento del anunció de Trudeau de dejar el gobierno, antes de la toma de posesión del presidente electo de EE.UU., los liberales estaban más de 20 puntos por debajo de los conservadores en las encuestas, castigados por la inflación y el paro, mientras que ahora se hallan casi en situación de empate.
Incluso Trudeau, que estaba en un punto de desprestigio total hace tres meses al hacer efectiva su renuncia, en este presente tan volátil se ha visto reivindicado gracias a esa sensación que se resumen en el “contra Trump se vive mejor”.
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Autor: Francesc Peiron Arques