
Durante años, los científicos creían que la araña embudo de Sídney (Atrax robustus) era una sola especie. Sin embargo, una investigación reciente ha demostrado que en realidad se trata de un grupo compuesto por tres especies diferentes. Entre ellas, se encuentra Atrax christenseni, que hasta ahora había pasado desapercibida. Este hallazgo fue posible gracias a un análisis detallado que combinó genética molecular, morfología y estudios sobre la divergencia evolutiva. La investigación permitió separar a A. christenseni de sus parientes más conocidos, mostrando que presenta características únicas tanto en su estructura como en su comportamiento. Las diferencias que hacen única a esta araña © YouTube – Republic News Español Atrax christenseni se distingue de otras especies de su género por su anatomía particular. Los machos poseen un émbolo extremadamente largo, aproximadamente 12 veces más largo que su ancho, lo que lo convierte en un rasgo inconfundible. Por su parte, las hembras tienen espermatecas alargadas y curvadas hacia adentro, con una proporción de 9 veces más largas que anchas. Estos detalles permiten diferenciarla de sus parientes cercanos, A. robustus y A. montanus.
Esta especie se encuentra exclusivamente en la región de Newcastle, al norte de Sídney, lo que la convierte en un arácnido endémico de la zona. Vive en pequeños fragmentos de bosque y construye telas en forma de embudo, generalmente escondidas bajo rocas o en grietas del suelo.
Su dieta se basa en insectos y otros invertebrados pequeños que quedan atrapados en su tela. Una vez capturados, los paraliza con su potente veneno antes de devorarlos.
Un veneno potente y un riesgo en zonas urbanas Al igual que otras arañas del género Atrax, A. christenseni es altamente venenosa y puede representar un peligro para los humanos. Sin embargo, gracias al desarrollo de antivenenos efectivos desde la década de 1980, no se han registrado muertes recientes por su picadura.
Los expertos advierten que esta araña podría aparecer ocasionalmente en áreas urbanas, como garajes o incluso dormitorios, especialmente durante la noche. Por ello, recomiendan evitar el contacto directo, ya que produce una gran cantidad de veneno y su mordedura puede causar efectos severos en el sistema nervioso.
La identificación de Atrax christenseni no solo ha permitido mejorar la clasificación de las arañas venenosas, sino que también tiene importantes implicaciones en el desarrollo de tratamientos médicos. Los investigadores señalan que el antiveneno existente podría optimizarse teniendo en cuenta las diferencias entre las tres especies identificadas.
Además, debido a su distribución limitada, esta araña podría estar en riesgo por la urbanización y la recolección excesiva. La comunidad científica ha resaltado la importancia de proteger su hábitat para evitar la pérdida de esta especie recién descubierta. [Fuente: Infobae]
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Autor: Thomas Handley