
<span class="image__caption">Una población desconocida dejó su huella en nuestro ADN hace 300.000 años. Ilustración artística. Foto: Istock / Christian Pérez</span>
Publicado por
Christian Pérez
Redactor especializado en divulgación científica e histórica
Creado:
18.03.2025 | 13:18
Actualizado:
18.03.2025 | 13:18
La historia de nuestros orígenes se complica aún más. Un reciente estudio publicado en Nature Genetics ha arrojado luz sobre un episodio desconocido en la evolución de nuestra especie: hace 1,5 millones de años, los ancestros de los humanos modernos se separaron en dos poblaciones distintas, y 300.000 años atrás, volvieron a mezclarse. El resultado de esa antigua fusión sigue en nuestro ADN, con el 20% de nuestra información genética proveniente de una población hasta ahora misteriosa.
Este descubrimiento, que se apoya en un nuevo algoritmo computacional llamado Cobraa, plantea preguntas fascinantes: ¿quiénes eran estos homínidos con los que nos reencontramos? ¿Cómo influyeron en nuestra biología y evolución? Y lo más intrigante: ¿qué papel jugaron en el desarrollo de nuestra cognición?
Dos linajes separados durante más de un millón de años
Durante mucho tiempo, se pensó que la evolución de Homo sapiens seguía una línea relativamente clara: un linaje continuo en África, con algunas interacciones más recientes con neandertales y denisovanos. Sin embargo, la nueva investigación sugiere que la historia es mucho más compleja.
Los datos indican que hace 1,5 millones de años, nuestros ancestros se dividieron en dos grupos. Uno de ellos sufrió un cuello de botella inesperado, reduciéndose drásticamente en número, pero eventualmente se convirtió en la población mayoritaria de la que descendemos hoy. El otro grupo, en cambio, se mantuvo más estable, evolucionando por su cuenta durante más de un millón de años antes de que ambos volvieran a mezclarse.
Este evento de fusión no fue menor. No estamos hablando de una simple migración o de un intercambio esporádico de genes, sino de una recombinación a gran escala que dejó una huella genética profunda en toda la humanidad.
El modelo de ascendencia estructurada utilizado por Cobraa. Fuente: Cousins, T. et al, Nat Genet (2025)
Una fusión genética que cambió nuestra evolución
El impacto de este reencuentro ancestral no fue meramente biológico. El estudio revela que los genes heredados de esta población misteriosa no se distribuyeron al azar en nuestro genoma. En cambio, parece haber habido una fuerte presión de selección que favoreció o eliminó ciertos segmentos de ADN.
Uno de los datos más sorprendentes es que algunos de estos genes están relacionados con la función cerebral y el procesamiento neuronal. ¿Pudo esta fusión haber contribuido a nuestra capacidad cognitiva? La posibilidad es intrigante.
También hay una pista clave en la forma en la que estos genes se encuentran en nuestro ADN. Muchos de ellos aparecen alejados de regiones funcionalmente importantes, lo que sugiere que el material genético de esta población minoritaria no siempre se integró de manera armónica con el resto del genoma. Esto apunta a un proceso de selección natural que pudo haber eliminado los elementos menos compatibles.
Homo heidelbergensis, una especie enigmática que habitó África y Eurasia, podría ser clave en la historia evolutiva de Homo sapiens y sus ancestros desconocidos. Foto: Smithsonian Institution
Un hallazgo de 100.000 años cambia la historia: neandertales y sapiens no solo coexistieron, también cooperaron e intercambiaron cultura y rituales
¿Quiénes eran estos ancestros misteriosos?
Aquí es donde la historia se vuelve aún más intrigante. Si bien el análisis genético permite reconstruir la existencia de estos dos linajes, identificar a qué especies correspondían es un desafío completamente distinto.
Las fechas coinciden con la presencia de Homo erectus y Homo heidelbergensis, dos especies que habitaron África y otras regiones durante el mismo periodo. Algunos científicos sugieren que una de estas especies, o incluso un grupo aún desconocido, podría haber sido la población B que se mezcló con nuestros ancestros directos.
Esta incertidumbre deja la puerta abierta a futuras investigaciones. A medida que se descubren más fósiles y se perfeccionan las técnicas de análisis genético, podríamos estar más cerca de identificar a estos enigmáticos homínidos.
Más allá del caso humano, el modelo empleado en el estudio abre nuevas posibilidades para entender la evolución de otros animales. Al aplicarlo en especies como gorilas, chimpancés, delfines y murciélagos, los investigadores han detectado patrones similares de poblaciones que se separaron y luego se fusionaron nuevamente.
Este hallazgo refuerza la idea de que la evolución no es un proceso lineal, sino una red de interacciones complejas en la que diferentes grupos pueden separarse durante largos periodos y luego volver a unirse, intercambiando genes y dando forma a nuevas especies.
Los neandertales, nuestros antiguos "primos evolutivos", compartieron un ancestro común con los humanos modernos, pero nuevas evidencias sugieren que la historia de nuestra especie es aún más compleja de lo que imaginábamos. Ilustración artística. Foto: Istock
Un capítulo perdido en la historia de la humanidad
Este estudio pone de manifiesto lo poco que sabemos sobre nuestros orígenes y la extraordinaria capacidad de la genética para revelar secretos que, de otro modo, quedarían ocultos para siempre.
Si bien aún queda mucho por descubrir sobre esta población ancestral y su influencia en la evolución de Homo sapiens, una cosa está clara: la historia de nuestra especie es mucho más rica y enrevesada de lo que imaginábamos.
Un hallazgo clave sobre los neandertales: análisis de ADN revela cómo sus grupos sanguíneos influyeron en su desaparición y la supervivencia de los sapiens
A medida que nuevas investigaciones avancen en este campo, es posible que nos enfrentemos a más revelaciones sorprendentes sobre quiénes somos y de dónde venimos. Y, tal vez, la clave para entender el pasado esté en el mismo ADN que llevamos dentro.
Referencias
Cousins, T., Scally, A. & Durbin, R. A structured coalescent model reveals deep ancestral structure shared by all modern humans. Nat Genet (2025). DOI:10.1038/s41588-025-02117-1
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Autor: christianperez