
<span class="image__caption">Violencia y herencia genética: hallan señales epigenéticas del trauma en tres generaciones de familias refugiadas. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.</span>
Publicado por
Christian Pérez
Redactor especializado en divulgación científica e histórica
Creado:
18.03.2025 | 08:26
Actualizado:
18.03.2025 | 08:26
Durante años, la ciencia ha intentado comprender cómo las experiencias traumáticas impactan en la salud física y mental. Pero ahora, un estudio publicado en la revista Scientific Reports (febrero, 2025) va un paso más allá: muestra que el trauma por violencia no solo afecta a quienes lo sufren directamente, sino que puede transmitirse biológicamente a hijos y nietos mediante cambios epigenéticos.
El estudio, liderado por un equipo de investigadores de instituciones como Yale University, Hashemite University en Jordania y la Universidad de Florida, analizó tres generaciones de mujeres sirias expuestas a la guerra y a desplazamientos forzados.
Qué son las marcas epigenéticas y por qué importan
A diferencia de las mutaciones genéticas, las marcas epigenéticas no alteran el ADN en sí, sino que lo modifican químicamente. Uno de los cambios más comunes es la metilación del ADN, una adición de pequeños grupos químicos que regulan qué genes se activan o desactivan. Estas modificaciones pueden reflejar experiencias ambientales como el estrés, la alimentación o la exposición a violencia.
En este estudio, los investigadores analizaron 850.000 sitios de metilación en el ADN de mujeres sirias, sus hijas e incluso sus nietas. Los resultados muestran que ciertas marcas epigenéticas asociadas al trauma persisten a través del tiempo, incluso en descendientes que no vivieron directamente los eventos traumáticos.
Representación artística del ADN. Estudio reciente muestran que las experiencias traumáticas pueden dejar marcas epigenéticas en esta estructura. Imagen: DALL-E / Edgary R.
Una muestra única para una investigación sin precedentes
El estudio se realizó con 48 familias refugiadas sirias residentes en Jordania. Incluyó a mujeres embarazadas durante la masacre de Hama (1982), otras expuestas al conflicto armado iniciado en 2011, y una cohorte control de familias que emigraron antes de los conflictos. También participaron nietas nacidas años después de los hechos, lo que permitió trazar una línea de análisis entre exposición directa, prenatal y germinal (a través de óvulos o espermatozoides afectados por el trauma).
Esta estructura multigeneracional permitió identificar con precisión qué cambios estaban relacionados con cada tipo de exposición y qué marcas se mantenían constantes a lo largo del tiempo.
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Edgary Rodríguez R.
Christian Pérez
Hallazgos clave: el legado del trauma se ve en el ADN
Los hallazgos sugieren la existencia de una “firma epigenética común del trauma” que se transmite intergeneracionalmente y se manifiesta incluso sin contacto directo con el hecho violento. Los hallazgos más relevantes incluyen:
Se identificaron 21 sitios específicos de metilación asociados a exposición directa a violencia.
Otros 14 sitios estaban relacionados con exposición germinal.
En total, 32 sitios compartían patrones comunes de cambio epigenético entre exposición directa, prenatal y heredada.
Los hijos expuestos al trauma durante la gestación presentaron un fenómeno conocido como “aceleración de la edad epigenética”, es decir, su ADN reflejaba una edad biológica mayor a la cronológica, indicador asociado a mayor riesgo de enfermedades.
¿Cómo se midieron estos cambios?
Las muestras se obtuvieron mediante hisopados bucales y se analizaron con herramientas de metilación del ADN de alta resolución. Los científicos evaluaron correlaciones entre los cambios observados y los distintos tipos de exposición al trauma.
Los resultados indican que muchas de las marcas epigenéticas están vinculadas con genes relacionados a la respuesta inmune, el desarrollo neurológico y la regulación del estrés, lo que refuerza la hipótesis de que estas modificaciones afectan áreas clave de la salud mental y física.
Diseño del estudio en tres generaciones de familias sirias. El gráfico ilustra cómo se compararon los efectos del trauma por violencia directa, prenatal y heredada (germinal) en las generaciones de abuelas (F1, F2 y F3). Los distintos tipos de exposición se representaron con códigos de color: rojo para exposición directa, verde para prenatal, azul para germinal y amarillo para sin exposición. El análisis permitió evaluar cómo estas experiencias impactan el ADN a lo largo de generaciones. Imagen: Scientific Reports (Sci Rep).
Implicaciones para la salud pública y la medicina
Uno de los aspectos más innovadores de este estudio es su contribución a la medicina preventiva. Al identificar biomarcadores epigenéticos del trauma, se abre la posibilidad de desarrollar métodos diagnósticos que detecten estas huellas antes de que se manifiesten en enfermedades.
También plantea la necesidad de incorporar la historia de vida familiar como un factor de riesgo en evaluaciones médicas y psicológicas. Los hijos y nietos de personas expuestas a violencia podrían beneficiarse de intervenciones tempranas, incluso si no han vivido trauma directamente.
Una perspectiva esperanzadora: resiliencia y adaptación
Aunque los hallazgos confirman el impacto profundo del trauma, también permiten mirar el futuro con esperanza. Los investigadores sostienen que estas marcas son determinantes negativos adaptativos.
El cuerpo humano ha desarrollado mecanismos para enfrentar entornos hostiles. Las marcas epigenéticas podrían ser parte de esa capacidad de adaptación evolutiva y resiliencia. "Nuestros resultados también destacan la increíble resistencia y tenacidad de las poblaciones traumatizadas de todo el mundo que han sobrevivido e incluso han florecido frente a la adversidad", dijo Connie J. Mulligan, profesora de antropología en la Universidad de Florida y coautora del estudio.
"Más allá de su importancia científica, esta investigación es un paso adelante para sacar a la luz las atrocidades, acabar con la impunidad y garantizar la justicia. Se trata de que los traumas, tanto del pasado como del presente, sean expuestos, documentados y reconocidos", agregó Dima Hamadmad, coautora del estudio.
Ciencia y comunidad: una colaboración única
El éxito del estudio también se debe a la relación de confianza entre científicos y las comunidades sirias participantes. La doctora Rana Dajani, coautora del estudio, refugiada siria y profesora de biología molecular y genética en la Universidad Hachemí de Jordania, fue clave en la vinculación con las familias.
"Nuestro diseño de investigación único —estudiar tres generaciones con controles locales— fue posible gracias a mi doble papel de científico y miembro de la comunidad", dijo Dajani. "Al involucrar a nuestras propias comunidades, fomentamos la confianza y la agencia, permitiendo a las familias comprender el impacto biológico del trauma en ellos mismos y en su descendencia˝.
Representación conceptual del ADN y las marcas epigenéticas: los lazos entre generaciones que dejan huella. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.
Líneas futuras: hacia una comprensión más profunda del trauma
El equipo planea continuar la investigación para determinar si estas marcas epigenéticas tienen efectos clínicos específicos y si pueden revertirse mediante intervenciones. También analizarán otros grupos poblacionales que hayan vivido violencia, como sobrevivientes de abuso sexual o desplazamientos forzados por desastres naturales.
Así mismo, se espera replicar el estudio en muestras más grandes que permitan confirmar estos hallazgos preliminares con mayor poder estadístico.
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Edgary Rodríguez R.
Christian Pérez
Un mensaje con impacto global
Al ofrecer información científica relevante, este trabajo da visibilidad al impacto duradero de los conflictos armados. Según los autores, sus resultados también aplican a otros contextos de violencia estructural.
"Aunque nuestros resultados se centran en la violencia de la guerra, son pertinentes para comprender las consecuencias intergeneracionales de la violencia sexual, la violencia doméstica y la violencia armada, y subrayan la importancia de la prevención de la violencia", afirmó Catherine Panter-Brick, coautora del estudio y catedrática de la Universidad de Yale.
Comprender cómo el trauma se inscribe en el cuerpo puede ayudar a diseñar políticas públicas más eficaces, centradas en la prevención del daño multigeneracional.
Fuente:
Autor: edgary185