
Creado:
19.03.2025 | 12:30
Actualizado:
19.03.2025 | 12:30
Las pinturas de Miguel Ángel que decoran la Capilla Sixtina son uno de los mayores logros del arte renacentista y uno de los principales destinos turísticos del mundo. Realizadas entre 1508 y 1512 por encargo del papa Julio II, estas obras transformaron la concepción del fresco en la historia del arte occidental. La monumentalidad de las figuras, la innovadora composición y la maestría anatómica hacen de estos frescos un referente ineludible. Más de 500 años después de su creación, la obra cumbre de Miguel Ángel sigue sorprendiendo con detalles que habían pasado desapercibidos o ignorados.
Si bien La creación de Adán y El juicio final constituyen las imágenes más icónicas del conjunto pictórico, recientemente se ha destacado un detalle singular: la representación del trasero de Dios en una de las escenas de la bóveda. Este hallazgo ha suscitado diversas interpretaciones sobre las intenciones de Miguel Ángel y el simbolismo de esta inusual iconografía.
La separación de la luz de las tinieblas, de Miguel Ángel. Fuente: Wikimedia
El culo de Dios en la Capilla Sixtina
El trasero de Dios aparece en la escena de La separación de la luz de las tinieblas, ubicada en la sección superior de la bóveda de la Capilla Sixtina. En esta composición, Dios se representa de espaldas, con la parte inferior del cuerpo cubierta por un manto flotante que, sin embargo, deja entrever las formas de las nalgas.
Este detalle, que ha pasado desapercibido durante siglos, se ha notado recientemente y ha abierto nuevas líneas de investigación sobre la representación de la divinidad en el arte renacentista. La posición de la figura divina, con el torso girado y la parte inferior del cuerpo en una postura torcida, es una muestra de la maestría de Miguel Ángel en la representación del movimiento y la anatomía humana.
Un hallazgo sin precedentes en la Capilla Sixtina: identifican a María Magdalena en el Juicio Universal pintado por Miguel Ángel
Así es el Dios pintado por Miguel Ángel
En La separación de la luz de las tinieblas, Dios se muestra con su característica barba larga y amplios ropajes. Su actitud resulta imponente y majestuosa, mientras alza las manos para dividir la luz de la oscuridad. Sin embargo, lo que distingue esta representación de otras similares es la forma en que Miguel Ángel ha plasmado el cuerpo divino: podemos verlo desde un ángulo que revela su trasero parcialmente cubierto.
Este inusual punto de vista refuerza la tridimensionalidad de la composición y resalta la corporeidad de Dios. Desde una perspectiva teológica, esta elección figurativa podría interpretarse como una afirmación de la humanidad de la divinidad, en línea con el pensamiento neoplatónico que influyó en el Renacimiento.
Escena de la Capilla Sixtina en la que puede observarse el trasero divino. Fuente: Wikimedia
La representación de desnudos y traseros masculinos en el Renacimiento
Inspirado por la escultura clásica grecorromana, el Renacimiento supuso un resurgimiento del estudio del cuerpo humano. Los artistas de esta época consideraban el desnudo masculino como el símbolo máximo de la belleza y la perfección anatómica.
Figuras como Donatello, Leonardo da Vinci y Rafael plasmaron cuerpos desnudos en sus obras, en las que exploraron la anatomía con un interés casi científico. En este contexto, la representación de traseros masculinos no era un tabú, sino una forma de demostrar el dominio técnico y la expresividad. Ejemplos destacados incluyen el David de Donatello y los frescos de la Batalla de Cascina del propio Miguel Ángel, donde los cuerpos masculinos desnudos dominan la composición.
Recreación fantasiosa de una imagen divina. Fuente: Midjourney/Erica Couto
Los traseros masculinos en la obra de Miguel Ángel
Nalgas masculinas: del David a la Batalla de Cascina
Miguel Ángel destacó por su fascinación por el cuerpo masculino, visible en esculturas como el David o El esclavo moribundo. En sus frescos, esta atención al desnudo también está muy presente. El Juicio final constituye un ejemplo paradigmático, donde los cuerpos desnudos de los condenados y los bienaventurados ocupan todo el espacio.
El trasero masculino es un motivo recurrente en su obra, no solo por su interés estético, sino también por su simbolismo. En la Batalla de Cascina, por ejemplo, los soldados aparecen en diversas posturas que resaltan, justamente, esta parte del cuerpo. Este motivo responde a una tradición artística que vincula la representación del trasero con la potencia física y la vitalidad.
Este detalle escondido en la obra de Miguel Ángel podría revelar una enfermedad mortal
Desafiando el decoro a través de la maestría técnica
Estudios como el de Patricia Rubin sobre la presencia del trasero masculino en el arte renacentista destacan cómo Miguel Ángel utilizó este elemento de manera consciente y con un alto grado de sofisticación simbólica. En muchas de sus composiciones, los traseros se presentan no solo como exhibiciones de maestría anatómica, sino también como puntos de atracción visual que desafían las normas tradicionales de decoro.
Un ejemplo notable lo representa el grabado de Agostino Veneziano. Basado en un dibujo de Miguel Ángel, muestra a un soldado que, mientras se ajusta la vestimenta, expone su trasero de forma prominente. Esta imagen se copió y reprodujo en diversas ocasiones, lo que sugiere que la representación del trasero masculino en la obra del artista poseía un valor estético y cultural considerable.
Un interés renacentista
El Renacimiento italiano, con su interés por la figura humana y la recuperación de la tradición clásica, permitía una mayor libertad en la representación del cuerpo desnudo. En este contexto, el uso del trasero masculino en las obras de Miguel Ángel puede interpretarse como un homenaje a los ideales de belleza y fuerza que dominaron la época. Como señala Rubin, la recurrencia de esta imagen en su producción sugiere que el artista no la empleó de manera fortuita. Al contrario. Pudo tratarse de un recurso visual calculado para reforzar la expresividad y la tensión dramática de sus escenas.
Copia de La batalla Cascina de Miguel Ángel hecha por Sangallo. Fuente: Wikimedia
Importancia de este hallazgo inusual
La atención artística puesta en el trasero de Dios en la Capilla Sixtina ofrece una nueva perspectiva sobre la obra de Miguel Ángel. Este detalle refuerza la idea de que el artista, además de querer representar lo divino, también deseaba explorar los límites de la anatomía humana y la composición espacial.
Más allá de su aparente carácter anecdótico, este hallazgo subraya la importancia del estudio detallado de las grandes obras del pasado. Aún en una obra tan examinada como la Capilla Sixtina, pueden surgir detalles inesperados que abran nuevas líneas de investigación. La representación de las nalgas divinas en la Capilla Sixtina es una muestra más del genio de Miguel Ángel y de su visión artística inigualable.
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Autor: ericacouto