
<div class="ue-c-article__media-caption-inner"><span class="ue-c-article__media-description">Montaje con dos imágenes del Malagueta.</span></div>
Los caminos para llegar al deporte de élite son, en ocasiones, como se dice sobre los del Señor: inescrutables. Si bien existen procesos formativos que en algunas disciplinas parecen difíciles de obviar, hay ejemplos de saltos al profesionalismo desde categorías muy inferiores, por ejemplo en el fútbol, o de irrupciones que se producen en contadas excepciones sin ese camino reglado y con el debido seguimiento. El caso de José Antonio López Gil (San Pedro de Alcántara, 1976) más conocido como 'el Malagueta' es uno de esos que sirven para confirmar la regla, con una llegada muy tardía a la élite del ciclismo a los 26 años.Su trayectoria profesional fuera del deporte demuestra su polifacética personalidad, habiendo ejercido como camarero, albañil y hasta pescador en hidropedal cuando solo era un chaval. “Vivía en la playa. Mi padre fue medio pescador y yo tenía hidropedal. Y, como me encantaba la pesca, pues pescaba y vendía pulpo y pescado. Muchas veces le quitaba la moto a mi padre para venderlo, pero como me pillaba, cogí una bici con dos cubos atrás, los llenaba de pulpo y me iba a venderlo por la zona. Una de esas veces conocí el Club Ciclista Marbella. Cuando iba cargado de pescado, no andaba, pero cuando volvía ya sin pescado, me juntaba con ellos y la gente me decía ‘este niño anda’”, decía a MARCA durante el Marbella Cycling Weekend organizado por Luis Ángel Maté.El exciclista andaluz, retirado en diciembre, atiende a MARCA en la segunda edición de su Marbella Cycling Wekeend.Por aquel entonces, siendo solo un juvenil, apuntaba maneras y ganó alguna carrera, pero al año siguiente llegó el servicio militar y le apartó de la bici. Sin embargo, ese pequeño paréntesis no hizo que olvidara el ciclismo y al año siguiente volvió a rodar, aunque compaginándolo con su trabajo: “Yo tenía un bar, pero vi que empecé a ganar carreras y al año siguiente ya me fichó el Ávila Rojas, que era el equipo donde todos los andaluces queríamos estar. Allí estuve cinco años y con veintiséis me firmó Banesto”, recuerda.A pesar de sus excelentes resultados en el equipo andaluz, López Gil terminó aburriéndose del ciclismo, pero en ese momento todo cambió con esa llamada que le condujo hasta Banesto: “Vencí en Xàtiva y Torredonjimeno en la Copa de España, gané un montón de carreras, pero dije que no iba a correr más en bici y que me iba a dedicar a mi bar. De hecho, estaba trabajando allí cuando me llamó José Miguel Echavarri para que fuera a probar con ellos”.Me llevé el chasco de mi vida al llegar a profesionales. Pensaba que aquello era… Empecé a correr y a correr y me desilusioné completamenteEl Malagueta a MARCANo obstante, tras alcanzar la élite no todo fue un camino de rosas: “Me llevé el chasco de mi vida al llegar a profesionales. Pensaba que aquello era… Empecé a correr y a correr y me desilusioné completamente. Me esperaba que me cuidaran, me asesoraran y me planificaran, pero cada uno se buscaba un poco la vida. También creo que fue un poco por la época y el tema Festina. Firmé dos años con Banesto, pero no disfruté. Pensé que, al llegar al mejor equipo del mundo, el de Indurain, me planificarían los entrenamientos, me cuidarían, y ahí se me cayó un mito. La visión y la proyección que yo tenía del ciclismo se truncaron en los dos años que estuve en Banesto”, asegura con rotundidad. Además, una conversación con Eusebio Unzué terminó de desanimar al malagueño: “Eusebio siempre iba buscando negocios, y yo aquí en Málaga siempre he sido un buscavidas. He movido hilos, he trabajado de todo, en la noche… Entonces él me vio a mí, entre comillas, un potencial, pero no para montar en bici, sino para otras cosas. Me insinuó algunos negocios, pero yo le dije que mientras me divirtiera corriendo lo iba a seguir haciendo y que lo demás lo podía tener, si no era en ese momento, más adelante. Ya tendría tiempo de montar negocios. Yo ya estaba desanimado, pero aquella conversación también me desilusionó”.Un regreso felizTras ello, López Gil volvió a coquetear con dejar el ciclismo, pero otra llamada dio un vuelco a la situación: “No tenía ganas de correr en bici, absolutamente nada, y de hecho tenía mi vida ya planeada para montarme mis cosas, pero en noviembre me llamó Óscar Guerrero, de Kaiku, con el que siempre había coincidido en aficionados. Me dijo que estaba montando un proyecto, que me lo iba a pasar bien, y me rescató. Y, sinceramente, los dos mejores años a nivel de rendimiento y de disfrutar, fueron con él. Éramos un equipo humilde con un presupuesto muy bajo, pero muy profesionales y con mucha planificación, lo cual cambió mi mentalidad. Le dije que no dos o tres veces, pero Óscar me convenció”.Por último, recuerda con especial cariño su último capítulo como profesional, ya regresando a casa como integrante del Andalucía-Cajasur: “Llegué con la mentalidad de divertirme sobre la bicicleta. Además, en 2008 conseguí la victoria en casa, en la primera etapa de la Vuelta a Andalucía. Aún tuve unos cuantos coletazos”, rememora con una sonrisa. Dos años después, en 2010, López Gil decidió colgar la bicicleta, aunque tuvo opciones para continuar pedaleando: “Hubo ofertas de Bélgica, pero qué pintaba yo ahí con treinta y pico años sin ganas ni ambición en bicicleta. Aquí tenía mis proyectos ya un poco enfocados, estuve ocho o nueve años como profesional haciendo lo que me gustaba y decidí hacer borrón y cuenta nueva para empezar otra nueva vida”.Además, en 2008 conseguí la victoria en casa, en la primera etapa de la Vuelta a Andalucía. Aún tuve unos cuantos coletazosEl Malagueta, en MARCAEn la actualidad, al margen de sus múltiples negocios y empresas, destaca el Team Grupo Serman, un equipo júnior cien por cien andaluz de ciclismo en ruta que corre a nivel nacional: “Monté restaurantes, una promotora, una empresa de mantenimiento… Hice muchas cosas, pero llegó un momento en el que paré porque no necesitaba más”. Sin embargo, aún conserva esas ganas de montar en bici de vez en cuando, y el que tuvo, retuvo: “Cuando me apetece, voy a correr. El año pasado gané el Campeonato de Andalucía de Gravel, la Huelva Extrema, la Sherry Bike… Suelo correr alguna. Lo que más me apetece y lo que más me gusta es montar en bici”, concluye con orgullo.
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Autor: NACHO LABARGA