
<div class="ue-c-article__media-caption-inner"><span class="ue-c-article__media-description">Restos de basura en uno de los campamentos del Everest</span></div>
La temporada de ascensiones al Everest está a punto de comenzar. En cuestión de días, las primeras expediciones llegarán al campo base, donde alrededor de 2.000 montañeros se instalarán con la ambición de alcanzar la cima del mundo. Pero junto con ellos, el Everest se prepara para recibir otra avalancha menos heroica: toneladas de basura, contaminación y un impacto ambiental que sigue empeorando año tras año.Las cifras de la vergüenzaLas cifras son devastadoras. Lo que en otro tiempo fue un santuario para el alpinismo, hoy se ha convertido en un vertedero a cielo abierto:·75 toneladas de basura se acumulan cada temporada en la montaña.·12.000 litros de agua se extraen diariamente del glaciar para el consumo.·240.000 litros de orina terminan en el mismo glaciar, contaminando sus aguas.·450 litros de queroseno se consumen cada día para cocinar y calentar los campamentos.·8.700 kilos de desechos de cocina quedan abandonados o son arrojados en lugares no adecuados.·7.700 kilos de latas y botellas son dejados atrás, sumándose a la creciente cantidad de residuos.·Solo en junio, 19.000 kilos de papel y plástico fueron recogidos en una operación de limpieza.·En el campo 4, ubicado a 8.000 metros de altitud, aún se acumulan 1.000 kilos de basura, sin posibilidad de ser recogidos con facilidad debido a las condiciones extremas.El Everest, que durante siglos representó la grandeza de la naturaleza y el espíritu de superación humana, hoy simboliza también la degradación causada por la codicia y la falta de responsabilidad de los alpinistas y las empresas que operan en la zona.Un problema fuera de controlLas autoridades nepalíes llevan años reconociendo el problema, pero la falta de acción contundente ha permitido que la situación se agrave. La superpoblación del campo base, la deficiente gestión de residuos y la crisis climática están acelerando el deterioro del Everest.Los sherpas ya están instalando las escaleras en la Cascada de HieloDhananjay Regmi, director general de la Junta de Turismo de Nepal, ya admitió el año pasado que la situación es insostenible y que no hay margen para seguir ignorándola: "Todo el mundo ha oído hablar de los problemas del campo base del Everest en cuanto a la superpoblación y que el glaciar se está derritiendo, por lo que necesitamos una solución sostenible".El deshielo del glaciar Khumbu no solo amenaza la estabilidad del campo base, sino que también está liberando desechos que llevan décadas atrapados en el hielo: botellas de oxígeno, equipos abandonados, plásticos y hasta restos humanos emergen con el deshielo, exponiendo la magnitud de la crisis ambiental.Urgen solucionesSi bien se han implementado algunas iniciativas, como exigir un depósito a los montañeros que se les devuelve si bajan su basura, estas medidas resultan insuficientes. Las soluciones deben ser mucho más drásticas y efectivas:·Mayor control y regulación: Reducir el número de permisos de ascenso para evitar la masificación y el deterioro ambiental.·Normativas más estrictas: Penalizar económicamente a quienes no bajen su propia basura.·Uso de tecnologías sostenibles: Instalar sistemas de saneamiento avanzados y fomentar el uso de fuentes de energía menos contaminantes.·Operaciones de limpieza organizadas: Reforzar los equipos de limpieza para retirar la basura acumulada en altitudes extremas.·Campañas de concienciación: Exigir a las empresas de expediciones que eduquen a los montañistas sobre el impacto ambiental de sus actividades.El Everest ya no es solo un reto para los alpinistas; es una prueba de fuego para la humanidad y su capacidad de proteger los ecosistemas más frágiles del planeta. La montaña sigue en pie, pero si no se toman medidas urgentes, pronto dejará de ser la cumbre del mundo para convertirse en el símbolo de nuestra irresponsabilidad.
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Autor: Roberto Palomar