
Creado:
26.03.2025 | 18:38
Actualizado:
26.03.2025 | 18:40
Desde tiempos antiguos, los hongos han habitado el planeta como una fuerza silenciosa, pero profundamente influyente. En Hongos. Descubriendo su papel en la naturaleza, la cultura y la tecnología (Pinolia) el biólogo y divulgador Eduardo Bazo nos invita a mirar más allá de lo evidente para descubrir un universo oculto. A través de historias científicas, culturales y hasta personales, el autor revela cómo estos organismos no solo descomponen la materia, sino que también construyen conexiones invisibles entre el pasado, el presente y el futuro de la humanidad.
Con el lanzamiento del libro, conversamos con Eduardo Bazo para conocer más sobre su mirada hacia el mundo fúngico. En esta entrevista, hablamos sobre micología, educación, ciencia ficción, minería espacial, e incluso sobre qué hongo merecería tener su propia serie de Netflix. Un recorrido fascinante por las capas menos exploradas del conocimiento biológico y cultural.
El plan de la NASA para usar hongos y micelio como clave para vivir en otros planetas: la sorprendente conexión entre la micología, los viajes espaciales y el futuro de la humanidad
Eugenio M. Fernández Aguilar
Eduardo Bazo
1. ¿En qué momento dejaste de ver a los hongos como “seres raros” y empezaste a verlos como protagonistas del mundo?
Pues te diría que no fue hasta que hice una salida al campo con el Aula de Senderismo de la Facultad de Biología de la Universidad de Sevilla. Hasta ese momento, yo había estudiado los hongos en la carrera como un bloque más de la asignatura de Botánica, pero fue ahí cuando empecé a cambiar mi forma de ver a los hongos. Posteriormente, formar parte de algunas sociedades micológicas amplió mi visión de este peculiar grupo taxonómico y comprendí su complejidad, versatilidad y enorme potencialidad.
2. ¿Crees que la micología es la gran olvidada de la biología o simplemente una disciplina que aún no ha contado su mejor historia?
Salvo en casos muy excepcionales, casi todo lo que sabemos de los hongos es gracias al estudio de los microbiólogos. Esos estudios, aunque necesarios, se restringen sólo a un pequeño grupo de individuos de todos los que conforman la denominada funga. Si a esto sumamos que desde otras áreas de conocimiento el estudio de los hongos está sesgado o enfocado hacia los posibles beneficios o perjuicios que puedan producir (siempre desde una óptica antropocentrista) y a los costes económicos o beneficios que puedan reportar, estamos dejando sin explorar una parcela muy amplia e importante de esta disciplina.
Creo que es ahora cuando la comunidad científica ha empezado a mirar con curiosidad dentro de esa parcela, lo que nos está deparando grandes hallazgos. Pero creo que el mayor de todos ellos está aún por llegar.
Eduardo Bazo, autor de Hongos, sosteniendo un ejemplar de Lepista nuda o seta de pie azul durante la celebración de unas jornadas micológicas. Créditos: Antonio José Martínez Villarejo
3. Hablas de hongos que limpian, sanan, transforman… ¿nos cuesta tanto creer en ellos porque no hacen ruido?
El hecho de que crezcan sin hacer ruido, unido a la carencia de estructuras reproductoras llamativas (como le ocurre a las plantas con flores) y a que tenemos asociado en el ideario colectivo que los hongos nos hacen enfermar, pudren nuestros alimentos o son simples descomponedores de la materia orgánica nos ofrece una visión fraccionada de la realidad.
Afortunadamente esa concepción sobre los hongos está cambiando debido a su versatilidad y a que están siendo usados incluso por agencias tan prestigiosas como la NASA. El chip está cambiando gracias a que hay profesores de biologíaque no se circunscriben a lo que únicamente dicen los libros de texto. Y si los niños son el futuro, estamos sembrando esporas para cambiar esa concepción más pronto de lo que pensamos.
4. ¿Hay algún descubrimiento fúngico reciente que te haya hecho decir: “esto parece ciencia ficción”?
El más reciente e impactante es el uso de cepas de Fusarium oxysporum para extraer oro del suelo. Un grupo de investigación australiano ha sido capaz de extraer pequeñas cantidades de este elemento químico en suelos pertenecientes a antiguas minas, que sería algo normal o esperable viendo su potencial biorremediador.
Lo verdaderamente asombroso es cuando ha advertido que estas cepas crecen más rápidamente que las que no son capaces de hacerlo. Huelga decir que ya hay empresas que están viendo la posibilidad de integrar este fenómeno metabólico en futuros proyectos de minería espacial.
Ramaria flava es un hongo de las pudriciones, al crecer frecuentemente sobre los troncos caídos de árboles. Sin embargo, en algunas culturas asiáticas se incluye en caldos y sopas.
Créditos: Joaquín Santa.
5. Si te dejaran escribir una constitución ecológica del futuro, ¿qué papel jugarían los hongos en ella?
Sin duda serían el eje vertebrador de esa constitución que ponga en valor los servicios ecológicos y ecosistémicos que nos ofrece el planeta. Estructuran, dan forma y caracterizan multitud de ambientes hasta el punto de que una disbiosis en su distribución o abundancia ha tenido, tiene y, no me cabe duda, tendrá consecuencias negativas para el resto de vecinos con que ellos convivimos. Ya tenemos algunos ejemplos, que se detallan más pormenorizadamente en este volumen.
6 ¿Qué hongo crees que debería tener su propia serie de Netflix y por qué?
Decir que todos tienen una historia que merece ser llevada a la gran pantalla puede resultar pretencioso, pero creo que, por encima de todas, la del matsutake (Tricholoma matsutake) podría abrir los ojos a muchas personas. Es el perfecto ejemplo de cómo en una época de desafíos medioambientales causados por los humanos debemos acordarnos de que las historias humanas y no humanas forman parte del mismo conjunto de desafíos económicos y de investigación.
Clavariadelphis pistilaris es una seta bastante reconocible por su forma de maza o palo de almirez Créditos: Joaquín Santana y Eduardo Bazo
7 Tu libro mezcla ciencia, historia, arte, fútbol, incluso religión… ¿escribir sobre hongos te ha servido también para hablar del ser humano?
El micólogo británico Merlin Sheldrake, autor de La red oculta de la vida, escribió que cuanto más sabemos de los hongos, menos sentido tiene todo sin ellos. Los hongos han sido protagonistas activos de nuestra historia. Están detrás de la muerte de personajes históricos como Napoleón o el emperador Claudio Augusto Germánico.
También han sido responsables de grandes diásporas humanas, como la de irlandeses a Estados Unidos o Australia. Detrás de un gran cambio social, político o económico (y muy pronto, también tecnológico) me atrevería a decir que hay un hongo.
8 ¿Hay algo del mundo fúngico que aún te dé vértigo, que te resulte incómodo o te genere más preguntas que respuestas?
Hay algo que me genera esperanza y desasosiego a partes iguales: el estudio de los hongos marinos. La descripción de la pestalona, un antibiótico cuyo potencial clínico se está ensayando, o la salinosporamida, un inhibidor del proteasoma investigado como agente antitumoral en casos de mieloma múltiple, me hacen pensar que vamos por el camino correcto.
Y todo ello ha sido tan reciente que no ha podido ser incluido en esta obra debido a su inmediatez.
Ramaria flava es un hongo de las pudriciones, al crecer frecuentemente sobre los troncos caídos de árboles. Sin embargo, en algunas culturas asiáticas se incluye en caldos y sopas.
Créditos: Joaquín Santa.
9 Si pudieras insertar un solo dato o historia de tu libro en todos los libros de texto del mundo, ¿cuál sería?
Que existen hongos acuáticos y probablemente sean tanto o más numerosos que los que habitan el medio seco terrestre. Ese dato sería interesante incluirlo en los esquemas y dibujos de todos los textos de Conocimiento del Medio junto con el hecho de que los hongos también termorregulan la temperatura, a su forma y modo.
10 ¿Qué sería lo primero que harías si mañana descubrieras un hongo completamente nuevo?
Pues creo que seguiría haciendo vida normal y disfrutando de quienes me quieren y me aprecian. Confiaría en que ellos no dejaran que se me subiese a la cabeza el hallazgo. Lo que sí tengo por seguro es que los agradecimientos de semejante contribución serían compartidos con otros que me precedieron e inculcaron en mí el amor por la micología.
Fuente:
Autor: efernandez