
G. ¿En qué momento te diste cuenta de que la cosa iba en serio?S. G. “Desde que dejé mi trabajo ya no fue un hobby. Yo trabajaba en un despacho, cobraba súper bien, tenía buena carrera… Estaba dejando totalmente atrás algo que en realidad estaba muy bien sobre el papel y ahora estaba poniendo todos los huevos en una cesta muy arriesgada. Dejé el trabajo en 2018 y hasta que llegó la pandemia todo iba muy bien. Luego ya en el 2021 sí que explotó, fue un año de mucho crecimiento”.“El anonimato me permite modular mucho y seguir siendo una marca joven, aunque yo ya no lo sea tanto”.Sara González, creadora de Lady Pipa.G. Y en estos años de evolución, ¿cuál dirías que han sido los cinco hitos que han marcado el crecimiento de Lady Pipa?S. G. “Es muy difícil para mí determinar hitos porque ha sido un empuje continuo. Quizás la apertura de la tienda de Madrid fue un súper hito ya que supuso el salto del online al offline y de repente ver que en físico también se vende un montón y que hay grandes posibilidades. Creo que con las tiendas también se potencia muchísimo el online, se retroalimentan muy bien. Otro hito fue solventar ciertos problemas de base que tenía la empresa, tipo logística. Eso no es lo que te hace crecer, porque en realidad crecer es vender, pero sí que son lastres.Lo demás creo que ha sido más un trabajo de día a día. Este es un trabajo súper exigente. Dicen que la moda es cambiante, pero yo creo que es exigente. Cualquier otra empresa tiene un best seller que le dura años pero en Lady Pipa tenemos que reinventarnos año tras año. No solo los productos, sino la marca, los contenidos… No puedes dormirte en los laureles ni apalancarte en lo que te ha funcionado”.G. Vas un poco a contracorriente. No te gusta la tienda física, no quisiste hacer casual cuando otras firmas de invitada sí lo han hecho, no quieres salir públicamente…S. G. “Tienes toda la razón. Soy una rebelde. No me gusta el offline aunque haya sido un hito”.© Cortesía de Lady Pipa
© Cortesía de Lady Pipa
G. Bueno, lo es. En la tienda siempre hay cola.S. G. “El problema son los probadores. La gente pasa mucho tiempo porque al final es una decisión de compra importante. Viene mucha gente de fuera de Madrid y no podemos ‘echarlas’ si llevan tiempo haciendo cola. Cuando monté la tienda contraté a tres dependientes y de repente había cola todo el rato. Tuvimos que bajar todas las chicas de la oficina y construir cuatro probadores extras en un fin de semana. Ahí tuve que estar al pie del cañón”.G. ¿No te da miedo que esa cola aleje a las invitadas por miedo a coincidir con otras?S. G. “Es imposible llevar una lista. Puedo comprometerme, eso sí, en sacar colecciones todos los meses, en que hay muchísimas referencias y en que no vendo tanta cantidad de cada vestido. Juego mucho con la rotación y con la novedad. Hay best sellers que podrían renovarse año a año y no hago”.G. Otro aspecto en el que vas ‘en contra’ de la tónica.S. G. “Personalmente, me parece poco honesto por nuestra parte. Tú estás vendiendo exclusividad. Nosotras versionamos los best sellers pero las clientas ni se dan cuenta”.
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Autor: Isabel Serra