
<p class="caption-title ">El Barcelona celebrando que, por séptimo año consecutivo, jugará una semifinal de la Champions </p> <span class="caption-author ">Alex Caparros / Getty</span>
Abrazos. Felicitaciones. Sardanas. Un Visca el Barça desde la grada. El calor del Johan Cruyff. Tambores de fondo. Todo para celebrar que el Barça por séptimo año consecutivo vuelve a estar en una semifinal de Champions. Toda una hazaña la de este Barça que cada año puja por seguir creciendo y reinando en Europa a pesar del difícil contexto nacional. No hay que engañar al lector. Después del 1-4 sellado en Wolfsburgo, se esperaba que la vuelta de los cuartos de final en el Johan Cruyff fuera más bien un trámite. O un paseo. Y así fue, tal y como marcó el 6-1 del marcador. Pero tras la sombra que dejó el clásico de la Liga F con un Real Madrid que congeló al Barcelona en Montjuïc, había ganas de recuperar esa mejor versión. Porque estas futbolistas no soportan perder. Y algunas de ellas tenían asignaturas pendientes. Como Salma Paralluelo que ante el Real Madrid no le salió nada y que ayer le salió todo.O como Brugts que ante las blancas se empequeñeció y no se atrevió a chutar desde la frontal. O como Pina que necesitaba reencontrarse con el gol tras su lesión. O Mapi León que marcó de falta directa en el tiempo añadido. Porque el fútbol es así. Un cúmulo de sentimientos y de frustraciones que un día te hace brillar y otro te deja sentada.
De modo que, pese a la gran ventaja de la ida, solo hubo un cambio respecto al partido que el Barcelona firmó en Alemania. El técnico dejó en el banquillo a Graham Hansen por unas leves molestias. En su lugar, entró Vicky López en el extremo derecho. Como ya pasó con Hansen en la ida, la futbolista de 18 años tuvo un duelo interesante con Linder, a la que superó en todos los duelos. Estuvo bien acompañada. Paredes la cobijó por detrás. Y Alexia por delante. Al lado, Vicky tenía a Jana Fernández, siempre atenta por el lateral derecho.
Sin embargo, se notó en cierto modo que el Wolfsburgo tomó cierta nota de lo que le pasó en la ida. Así que esa banda estuvo algo más vigilada con una Alex Popp que no dudó en bajar a ayudar a sus compañeras para intentar romper la posesión tan estéril de su equipo. No quería ser Popp solo una mera espectadora de los goles del Barcelona. Pero este cambio de guión que obligó al Barcelona a remontar en la final de Eindhoven, ya no es un problema para el Barça. En parte porque Aitana, Alexia y Guijarro saben leer los partidos y las necesidades como nadie. Así que, si no podía ser por el lado derecho, el Barcelona se centró en decantar el asunto por el izquierdo.
Todo salió a la primera.En diez minutos Aitana se encargó de proyectar el primer gol. Levantó la cabeza. Vio a Salma bien situada en el extremo izquierdo. Le pasó el balón para que la delantera, con un chut cruzado, batiera a Borbe con la zurda. El primero. El segundo lo dibujó Brugts con un pase sutil atrás para Salma. Esta vez la delantera decidió probar con la derecha. Antes del descanso, Brugts dejó al Johan boquiabierto con un rematazo con la derecha desde la frontal del área tras un pase genial de Pajor.
En la segunda parte el Barcelona siguió manejando el balón. Y con Romeu dándole minutos a jugadoras como Pina. Esta última combinó con Alexia y se encontró sola en la frontal del área para situar el 4-0. Pero es que después el Johan se volvió loco con el golazo que marcó la misma Pina de falta directa sacándole las telarañas en la escuadra derecha. Lo mismo hizo Mapi León pero por la escuadra zurda. Una falta de Lattweinn sobre Aitana no fue suficiente para impedir que el gol de Beerensteyn, el único del Wolfsburgo, subiera al marcador. Una mera anécdota. El Johan terminó cantando. Sacando las banderas azulgranas. Su equipo, un año más, vuelve a estar en la antesala de la máxima competición continental. Y esto siempre es un orgullo.
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Autor: Anaïs Martí Herrero