
<span class="image__caption">Los ácidos grasos configuran nuestras células y regulan funciones vitales cada día. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.</span>
Creado:
26.03.2025 | 17:54
Actualizado:
26.03.2025 | 17:54
Omega 3, ácido oleico, grasas trans… ¿Cómo se sintetizan y afectan estas sustancias lipídicas al funcionamiento del organismo? ¿En qué alimentos se encuentran? Veamos lo que revelan los últimos descubrimientos.
1. equilibrio omega
El omega 6 y el omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados y, por tanto, teóricamente saludables. Sin embargo, el bienestar que generan no solo depende de su volumen en la dieta, sino de la proporción entre ambos tipos (omega 6:omega 3).
Según los expertos, lo saludable es que dicha razón se sitúe entre 1:1 y 4:1, pero las dietas occidentales pueden alcanzar proporciones de 10:1 o incluso más desequilibradas. Tal descompensación aumenta el riesgo de depresión, ansiedad, obesidad y enfermedades inflamatorias.
2. Muros celulares
Los ácidos grasos tienen encomendada la delicada misión de formar las membranas de las células. Pero lo hacen de un modo peculiar: en lugar de construir una barrera fija e inamovible, van variando su composición a lo largo del día. Es decir, que mientras algunos ácidos abundan por la mañana, otros se concentran en las paredes celulares al llegar la noche, según un reciente estudio austriaco.
Los científicos sospechan que estas fluctuaciones podrían estar detrás de los cambios que experimenta la temperatura corporal o el latido del corazón. Y podrían explicar por qué los ataques cardíacos son más frecuentes a primera hora del día.
Tomar grasas saludables podría ser la clave para una vida más larga y activa. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.
3. Manda huevas
Pescados como el salmón, el bonito, el atún, la merluza y la sepia nos aportan más omega 3 que ningún otro alimento. Sobre todo, si en lugar de comernos un filete de su carne, nos preparamos un suculento plato de huevas. Porque, según demostraban hace poco en la Universidad de Almería, son las mejores fuentes de ese nutriente.
Para los vegetarianos, el aceite de algas constituye una excelente alternativa.
4. ¡Alerta de chuches!
Un reciente estudio finlandés apunta a que los ácidos grasos que corren por nuestras venas y arterias son un excelente indicador del tipo de dieta que llevamos. Por ejemplo, comer muchas golosinas aumenta la proporción relativa de ácido oleico y disminuye la del beneficioso ácido linoleico, que sirve de escudo contra la obesidad y la aterosclerosis.
Un hallazgo lo confirma: el almidón puede ser tan perjudicial para los dientes como el azúcar, según nuevo estudio
Christian Pérez
Edgary Rodríguez R.
5. Neuroprotección
La demencia senil podría mantenerse a distancia si le plantamos cara con las dosis adecuadas de ácidos grasos poliinsaturados. Cada vez existen más evidencias científicas de que el omega 3 y el omega 6 evitan el deterioro cerebral, sobre todo, en el área frontoparietal, necesaria para resolver problemas y disfrutar de una inteligencia fluida.
Un dato crucial, ya que las neuronas de esa zona son las primeras en dañarse en la tercera edad, como se podía leer hace poco en la revista Nutritional Neuroscience. A ello se suma que las citadas grasas también evitan la pérdida de memoria.
El omega 3 activa cannabinoides naturales: antiinflamación sin efectos secundarios. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.
6. Subidón de… Salud
El omega 3 del salmón y las nueces tiene efectos similares a la marihuana. No, no es que produzca un colocón: lo que comparte con los porros es su poder antiinflamatorio. Consumir ese ácido graso desencadena una cascada de reacciones químicas que conducen a la producción de cannabinoides naturales, los cuales le ponen las pilas al sistema inmune.
“Con el omega 3 se obtienen los mismos beneficios médicos que la marihuana, pero sin sus consecuencias psicotrópicas”, aclaraba Aditi Das, de la Universidad de Illinois (EE. UU.), en la revista PNAS.
7. Tóxicos trans
Prohibir y sacar de la circulación las grasas trans –ácidos grasos saturados artificialmente– es una de las mejores decisiones que han tomado las autoridades sanitarias estadounidenses en los últimos años. Sobre todo, porque la medida ha reducido el número de cardiopatías y los ingresos hospitalarios por ataques cardíacos e infartos en ese país. Queda por ver si la Unión Europea sigue el ejemplo.
8. Jet lag graso
Las manecillas del reloj interno se vuelven locas cuando abusamos de las patatas fritas, las galletas, las pizzas congeladas, la bollería industrial y los alimentos precocinados.
El equilibrio perfecto entre omega 3 y omega 6 reduce inflamaciones y protege el corazón. Ilustración artística: DALL-E / Edgary Rodríguez R.
9. Una serie de desdichas
Cuando te falta omega 3, tu cuerpo lo nota, y mucho. Aumentan las enfermedades cardiovasculares y los problemas de hipertensión, nos deprimimos, nos vence la fatiga, dormimos peor, nuestra piel se reseca y se descama, la fertilidad mengua y somos más vulnerables a la diabetes y a trastornos inflamatorios como la enfermedad de Crohn.
10. Suma años
Tomar aceite de oliva, nueces y aguacates ayuda a vivir más. Biólogos y genetistas de la Universidad de Stanford (EE. UU.) han comprobado que sus grasas monoinsaturadas actúan sobre las proteínas relacionadas con el empaquetamiento del ADN en la célula. Y que los cambios generados pueden aumentar la esperanza de vida de los gusanos hasta un 30%.
El descubrimiento podría aplicarse a los humanos: se ha demostrado que los centenarios almacenan más ácidos grasos insaturados.
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Edgary Rodríguez R.
Christian Pérez
Fuente:
Autor: edgary185