
Publicado por
Carmen Sabalete
Directora de Muy Interesante y Muy Historia. Doctora en Historia del Arte.
Creado:
29.03.2025 | 09:00
Actualizado:
29.03.2025 | 09:00
A lo largo de la historia, la lucha por la igualdad ha estado marcada por la valentía de mujeres que desafiaron las normas de su época para abrir camino a las generaciones futuras. En España, figuras como Federica Montseny, Concepción Arenal, Clara Campoamor y Victoria Kent encarnaron este espíritu pionero, enfrentándose a obstáculos sociales y políticos en defensa de los derechos femeninos y la justicia social.
Sus trayectorias, llenas de determinación y compromiso, dejaron una huella imborrable en la historia del país, impulsando avances fundamentales en la búsqueda de una sociedad más equitativa. Este artículo explora sus vidas, logros y el legado que aún inspira la lucha por la igualdad en la actualidad.
Federica Montseny
La primera mujer que ocupó en nuestro país el cargo político de ministra nació en Madrid en 1905, hija de los anarquistas y escritores Juan Montseny Carret (alias Federico Urales) y Teresa Mañé Miravet (concida como Soledad Gustavo). Apasionada de la literatura, con solo 15 años publicó una novela breve, Horas trágicas, a la par que comenzó a publicar en medios sindicalistas como Solidaridad Obrera.
Federica Montseny. Foto: ASC.
Fue ministra de Sanidad y Asistencia Social en el Gobierno de Francisco Largo Caballero. Además de plantear el primer proyecto de Ley del aborto en España, ideó espacios de acogida para la infancia, comedores para embarazadas, liberatorios de prostitución, profesiones para ejercer por minusválidos, proyectos todos que no llegaron a realizarse por la irrupción violenta de la Guerra Civil.
Concepción Arenal
"Todas las cosas son imposibles mientras lo parecen”, escribió esta gallega que ejerció como periodista y era toda una experta en Derecho. Precursora del feminismo, muy en línea con las sufragistas del siglo XIX, denunció la situación de las cárceles, la miseria en las casas de salud o la mendicidad y la condición de la mujer.
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A los veintiún años, para poder asistir como oyente a la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, tuvo que disfrazarse de hombre: se cortó el pelo y se puso una levita, capa y sombrero de copa. Cuando fue descubierta, le hicieron un examen y, tras superarlo, fue aceptada.
Concepción Arenal. Foto: Getty.
Su obra La mujer del porvenir es de las primeras que aboga por los derechos femeninos. En ella defendía el acceso de las mujeres a todos los estudios, pero no a todos los puestos, ya que consideraba que no estaban capacitadas para la autoridad.
Clara Campoamor
Bautizada como Carmen Eulalia, tuvo que abandonar los estudios a la edad de 10 años debido a la muerte de su padre; formación que retomó después de haber trabajado como modista, dependienta y telefonista. Así, en 1924 se licenció en Derecho y fue una de las pocas mujeres que en su época ejerció dicha profesión. En 1925 se convirtió en la segunda mujer en incorporarse al Colegio de Abogados de Madrid, justo un mes después de que lo hiciera Victoria Kent.
Clara Campoamor. Foto: Álbum.
Fue elegida diputada tras proclamarse la Segunda República; toda una contradicción, ya que las mujeres podían ser elegidas pero no ejercer su derecho al voto. Luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal.
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Victoria Kent
Anda, y que te ondulen con la permanén, y pa’ suavizarte que te den col-crém. Se lo pués pedir a Victoria Kent, que lo que es a mí, no ha nacido quién”, rezaba el chotis que allá por 1931 cantaba Celia Gámez. Así de popular llegó a ser esta mujer, también abogada, entre las clases populares, debido a su activismo político.
Victoria Kent. Foto: Álbum.
Nacida en Málaga, hija de un sastre y de una mujer “dedicada a sus labores”, se negaba a ir a la escuela y fue su madre quien le enseñó a leer y escribir. Fue la primera mujer que en España ejerció la profesión de abogada. En 1931 se afilió al Partido Radical Socialista y fue elegida diputada junto con Clara Campoamor. Frente a esta, opinaba que, debido a su falta de formación –algo que les impedía tener un criterio propio–, las mujeres no podían ejercer el derecho al voto. Primero había que corregir este hecho.
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Alcalá Zamora la nombró directora general de prisiones. “Fue la labor más importante de mi vida”, dijo.
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Autor: juancastroviejo