
Nadie lo duda: Shonda Rhimes se ha convertido en la creadora de varios de los programas más populares de la historia de la televisión. De la icónica Anatomía de Grey a la romántica Bridgerton. Lo cierto, es que sus producciones se distinguen por combinar una gran historia con personajes inolvidables. Todos elementos que lleva a un nuevo nivel en La residencia, su más reciente colaboración con Netflix. La adaptación de la novela de Kate Andersen Brower, The Residence: Inside the Private World of the White House, comienza por una premisa irresistible. La Casa Blanca es el escenario de un asesinato misterioso, en el que cualquiera de los más de cien trabajadores de la institución, puede estar implicado.
Por lo que la detective Cordelia Cupp (Uzo Aduba) tendrá que emplearse a fondo, para descubrir al criminal. Eso, mientras intenta lidiar con el protocolo, puertas adentro del hogar de la figura política más poderosa del mundo. Más complicado todavía, deberá asegurarse que su poco común método de investigación, no se transforme en una amenaza contra la seguridad nacional. Todo, mientras el tiempo corre y la situación alrededor de un asesinato inexplicable se hace más singular y enigmática. La serie, además, explora con humor en cómo la Casa Blanca es, desde cierto punto de vista, un mundo exclusivo.
Por lo que el argumento detalla el mecanismo interno que permite que la venerable institución se mantenga en pie. Más allá de las decisiones críticas de la Sala Oval, la Casa Blanca es el hogar de más de un centenar de trabajadores que trabajan arduamente para mantenerla en pie. De modo que La Residencia toma esa perspectiva para mostrar esa dinámica doméstica y la forma en que este equipo extraordinario, trabaja día a día. Una decisión que le permite convertir cada espacio de la importante casa de gobierno en la pieza de un rompecabezas que, a lo largo de ocho episodios, descubrirá a un asesino escondido entre el personal.
Una historia que utiliza con habilidad el humor
Pero, además del enigma de un asesino audaz, La residencia es una comedia. Y una, que utiliza el humor para profundizar en sus personajes y en todos sus matices. En particular, cuando buena parte del argumento debe enfocar su atención en varios personajes a la vez. Por lo que utiliza chistes, juegos de palabras y extrañas interacciones para mostrar el singular carácter de cada uno de ellos. Pero más allá de un método para hacer avanzar la trama, la serie juega con la risa como apunte para mostrar su complejo escenario.
A saber: el presidente Perry Morgan (Paul Fitzgerald) se estrena en el gobierno y su intención es afianzar alianzas. Por lo que invita al primer ministro australiano y a sus asesores, para un espectáculo en homenaje al país, que incluye a Kylie Minogue (la cantante en un memorable cameo). El jefe de acomodadores de la Casa Blanca, A.B. Wynter (Giancarlo Esposito), una mezcla de mayordomo y ujier, tiene la responsabilidad de que sea una noche impecable. Por lo que va de piso en piso y de sala en sala, asegurándose que cada elemento de la memorable velada esté en su justo lugar.
El guionista y creador Paul William Davies utiliza entonces al personaje para recorrer la Casa Blanca como un gran escenario en que docenas de situaciones ocurren en simultáneo. Mientras los jefes de cocina se afanan por preparar la lujosa cena para los invitados, el resto cuida de las habitaciones privadas y de los objetos históricos. Con habilidad, la serie procura dejar claro que la institución, es mucho más que una residencia. También, el lugar en que han ocurrido varios de los momentos más importantes de la historia contemporánea.
Con todo, La residencia no está interesada en ser solo un homenaje a la Casa Blanca, que, de hecho, no lo es del todo. Por lo que pronto, ocurre lo imprevisible. Wynter resulta por ser asesinado en condiciones imposibles y en medio del momento más complicado del evento en el edificio. De modo que la gran pregunta, no solo es quién lo hizo, sino cuál es el motivo de cometer un crimen en un momento político especialmente complicado. Un giro de los acontecimientos que da rienda suelta a todo tipo de situaciones disparatadas, insólitas y siempre divertidas.
Un misterio fascinante en 'La residencia'
A partir del suceso, la serie cuenta dos historias en paralelo. Por un lado, la de la noche de la muerte de Wynter, en la que ocurrieron más situaciones de las que jamás nadie podría sospechar. Al otro lado, la audiencia del comité del Congreso que intenta aclarar lo sucedido. Entre ambas cosas, la serie explora en la idea de que cualquiera puede ser un criminal en las condiciones correctas. O mejor dicho, en medio de una sucesión de eventos cada vez más complicados que se mezclan entre sí para provocar una decisión desesperada.
Por lo que el argumento sigue a la brillante Cordelia mientras ordena información, trata de entender el comportamiento de los sospechosos y se inmiscuye en la vida corriente de la Casa Blanca. Uno de los puntos más interesantes de la serie es que, a pesar de que se enfoca en el método de la detective, evita ser solo una historia del género Whodunit. En lugar de eso, es también una burlona exploración sobre la naturaleza humana, el poder y las maquinaciones alrededor de él.
Sin embargo, lo más llamativo de La residencia, es convertir a la propia Casa Blanca en un personaje más. La serie utiliza la cámara como un observador curioso que va de habitación en habitación, para mostrar lo que ocurre en cada una de ellas. Por lo que más allá del misterio a resolver, la célebre institución cobra vida como un lugar contemporáneo, fascinante y lleno de sus propias rarezas. El punto más alto de la serie y, sin duda, el que la convierte en una producción a tener en cuenta en Netflix.
Fuente:
Autor: Aglaia Berlutti