
<span class="image__caption">Recreación fantasiosa de una orquídea. Fuente: Midjourney/Erica Couto</span> <span class="image__author"> - Mujer madura de la época victoriana con una orquídea en un jarrón de cristal </span>
Creado:
3.04.2025 | 21:27
Actualizado:
3.04.2025 | 21:27
Charles Dickens, la industrialización y Jack el Destripador tiene un común más de lo que parecen: se enmarcan en la era victoriana, un período que, comprendido entre 1837 y 1901, toma su nombre de la reina Victoria. La época victoriana se considera una época de fuertes contrastes, de luces y sombras. Fue testigo de innumerables avances y transformaciones en la sociedad británica, y también de abusos, desigualdad y un imperialismo feroz. Entre las múltiples pasiones que surgieron en este período, sin embargo, destacó una obsesión peculiar y desbordante. Esta fiebre por coleccionar orquídeas exóticas, que reflejaba el deseo de ostentación de las clases altas, desencadenó una serie de rivalidades que, en algunos casos, tuvieron consecuencias mortales.
¿Qué fue la orquideomanía?
La orquideomanía, también conocida como orchidelirium en inglés, se refiere al período de euforia y obsesión por el cultivo y colección de orquídeas exóticas que se apoderó de las clases acomodadas de Europa durante los siglos XVIII y XIX. Estas flores, conocidas por la gran diversidad de formas y colores, así como por su belleza inigualable, se convirtieron en símbolos de estatus y refinamiento.
Las orquídeas más bonitas del mundo
Poseer orquídeas raras y exóticas era una demostración de riqueza y buen gusto. El deseo de destacar en esta carrera por los ejemplares más peculiares llevó a muchos a construir invernaderos especializados para su cultivo. La pasión por estas flores llegó a semejantes extremos que incluso se organizaban eventos sociales para celebrar la floración de estas plantas, y las noticias sobre nuevas especies o floraciones llenaban las portadas de los principales periódicos de la época.
Las orquídeas crecen en todas las partes del mundo. Fuente: Pixabay
Origen y desarrollo de la orquideomanía
Los primeros ejemplares exóticos en Europa
El interés europeo por las orquídeas se despertó en 1731. Ese año florecía la primera orquídea tropical traída del Nuevo Mundo (una Bletia verecunda) presente en la colección del almirante inglés Charles Wager. Wager había obtenido su ejemplar del Jardín Botánico de Chelsea.
Con todo, fue algunas décadas después cuando la pasión por estas flores alcanzó nuevas alturas. En 1818, el naturalista William Swainson envió desde Brasil a Londres una colección de plantas. Para embalarlas, utilizó orquídeas. Al llegar a su destino, una de estas orquídeas floreció, revelando una belleza exótica que cautivó a la sociedad británica. Este evento fortuito marcó el inicio de una auténtica fiebre por descubrir y poseer orquídeas de todo el mundo.
Orquídeas. Fuente: Pixabay
A la caza de las orquídeas más exclusivas
Para satisfacer la creciente demanda de ejemplares insólito, se organizaron expediciones a regiones tropicales de América, Asia y otras partes del mundo. Recolectores profesionales, en su mayoría procedentes de Francia e Inglaterra, se adentraban en densas selvas y montañas inhóspitas en busca de especies desconocidas.
Estas expediciones eran arduas y peligrosas, y muchas veces provocaban la pérdida de vidas humanas, ya fuese por enfermedades, accidentes o enfrentamientos con la fauna salvaje. Una vez recolectado el raro especimen, las orquídeas se transportaban en condiciones precarias durante meses, por mar y tierra. De hecho, solo unas pocas solían sobrevivir a las asperezas del viaje para ser vendidas a precios exorbitantes en Europa. Se tiene constancia de orquídeas que alcanzaron valores de hasta 3000 libras esterlinas, una suma astronómica para la época.
La fiebre por conseguir las orquídeas más preciosas llevó a muchos cazadores y exploradores a regiones lejanas. Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto
Crímenes y rivalidades en la búsqueda de las flores más raras
Duelos a punta de pistola
La intensa competencia por descubrir y poseer las orquídeas más peculiares desencadenó situaciones extremas. Los recolectores, conscientes del valor de sus hallazgos, mantenían en secreto las ubicaciones de las especies más codiciadas. Esta atmósfera de secretismo y rivalidad desencadenó actos de sabotaje, robos e incluso asesinatos.
Mantis orquídea: un depredador letal disfrazado de flor
Uno de los casos más notorios lo protagonizó el cazador de orquídeas William Arnold. Durante una expedición a Brasil, Arnold tuvo un altercado con otro recolector que también buscaba ejemplares florales en la misma región. La disputa escaló rápidamente, hasta al punto de que ambos hombres empuñaron armas de fuego y estuvieron a punto de batirse en duelo. Aunque en este caso particular no hubo víctimas mortales, el caso de Arnold refleja la intensidad y peligrosidad de las rivalidades en el mundo de la orquideomanía.
Sabotear a los competidores
Además de los enfrentamientos directos, también se registraron casos de sabotaje deliberado. Algunos recolectores destruían las plantas descubiertas por sus competidores para mantener la exclusividad de ciertas especies. Se han documentado incidentes en los que, para arruinar las colecciones ajenas, se llegaba al extremo de orinar sobre las orquídeas de los rivales para dañarlas de forma irreversible.
Un ejempo de explotación colonial
La obsesión por las orquídeas también produjo, en muchos casos, la explotación de las comunidades locales. En muchos casos, los recolectores contrataban a indígenas para que los guiaran a través de los terrenos peligrosos y les ayudaran en la búsqueda de las codiciadas flores. Estas comunidades, a menudo, recibían una compensación mínima por exponerse a riesgos considerables. La presión por obtener especímenes raros también contribuyó a la sobreexplotación de ciertas áreas, que afectó de manera negativa a la biodiversidad local y empujó a algunas especies al borde de la extinción.
Las orquídeas, una pasión victoriana. Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto
El declive de la orquideomanía
A medida que avanzaba el siglo XX, la fiebre por las orquídeas comenzó a disminuir. Hay varios factores que contribuyeron a este declive. El alto costo de mantener invernaderos adecuados para el cultivo de orquídeas, sumado a las dificultades económicas provocadas por la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión de 1929, hicieron que muchos coleccionistas abandonaran su afición. Además, la creciente conciencia sobre la conservación de la naturaleza y la necesidad de proteger las especies en peligro llevó a la implementación de regulaciones que restringieron la recolección y comercio de orquídeas silvestres.
Referencias
Hannickel, Erica. 2022. Orchid Muse: A History of Obsession in Fifteen Flowers. WW Norton & Company.
Bilston, Sarah. 2025. The Lost Orchid: A Story of Victorian Plunder and Obsession. Harvard University Press.
Fuente:
Autor: ericacouto