
<p class="caption-title ">Las botellas de vino español y estadounidense, como estas expuestas en Nueva York, sufrirán un arancel del 20% </p> <span class="caption-author ">Angel Colmenares / EFE</span>
Son días para la historia. El proteccionismo estadounidense va camino de emprender un viaje atrás en el tiempo que le acerca a los años treinta del siglo pasado, cuando el mundo era más cerrado y el Tío Sam luchaba para salir de la Gran Depresión.
Antes de que llegara ayer el llamado “día de la liberación”, las tarifas aduaneras estadounidenses en promedio ya se situaban en poco más del 8%, el nivel más alto desde que el hombre llegó a la Luna, en 1969. Ahora, se ha dado un salto más. De entrada, hay un arancel mínimo del 10% para todos los países, lo que se corresponde con las barreras arancelarias que había después de la Segunda Guerra Mundial. Pero, según lo anunciado, como las tarifas se encarecen mucho más para los grandes bloques (34% para China, 20% para la UE, 24% para Japón), además del grueso de los países de Asia, el nivel promedio de las barreras arancelarias (entre el 15-20% ) se acerca al nivel de hace 100 años.
Con una diferencia sustancial. En 1930, las importaciones representaban el 3% del PIB de EE.UU. Hoy, las importaciones suponen el 15% de la riqueza del país. La economía está cinco veces más expuesta a los aranceles hoy que hace un siglo. Donald Trump evocó tiempos pasados, como cuando, por ejemplo, en 1870, los aranceles promedio superaban el 46% y “no se sabía qué hacer con ese dinero”, y lamentó que se tuviera que introducir, años después, el impuesto sobre la renta. Replicar este modelo tributario hoy es casi imposible.
La Casa Blanca ya había emitido previamente, como si tuviera que justificarse, una nota asegurando que los aranceles son buenos para la economía. Ayer, Trump repitió que los precios para los consumidores bajarán, cuando la realidad es que los aranceles son un sobrecoste que acaba pagando el consumidor.
Algunos estudios alertan que España puede reducir su renta per cápita en tres décimas
Es cierto que algunos analistas no ven tan claro que elevar los derechos de aduana produzca más inflación, ya que el grueso de la economía estadounidense, casi el 80%, se basa en la demanda interna y queda por ver si golpear a unos sectores de la economía aumenta las expectativas de subida de precios. Pero, ahora, los aranceles se encarecen para cualquier bien que proceda del extranjero.
Un estudio de la Aston Business School, publicado ayer por el Financial Times , asegura que este rebrote proteccionista de Donald Trump causará una pérdida de 1,4 billones de dólares en la economía global (casi la riqueza de un año en España).
Con medidas de retorsión de una sobrecarga del 25%, España perdería un 0,35% de la renta per cápita, con un retroceso de las exportaciones del 2,3% y de las importaciones del 2,2%. Estas mismas fuentes aseguran que los aranceles aplicados durante el primer mandato de Trump ya costaron a los consumidores e importadores norteamericanos más de 3.200 millones de dólares cada mes. Esta vez va a ser peor.
Olivier Blanchard, ex economista jefe del FMI, reconoce que el efecto inicial de aranceles más altos puede parecer positivo:
menos importaciones, mayor demanda de bienes nacionales, menor déficit comercial. Pero las tasas de interés más altas necesarias para mantener la demanda bajo control y la apreciación del dólar hacen las exportaciones menos competitivas… Hasta que el déficit comercial vuelva a crecer.
Hoy, la economía de EE.UU. está mucho más expuesta al exterior que en los años treintaPara añadir más leña al fuego, la Reserva Federal de Atlanta acaba de revisar a la baja su estimación del PIB de EE.UU. para el primer trimestre, con una contracción del -1%. Hace tan solo dos meses, preveía un crecimiento del +3,8 % en el mismo periodo. Axel Botte, jefe de estrategia de mercados en Ostrum AM, comenta: “El arcaico concepto de Trump del comercio puede haber entregado a China el liderazgo económico mundial”. ¿Era esta la liberación de América?
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Autor: Piergiorgio Sandri