
<span>© Sanja Djordevic / Getty Images </span>
Con menos de una década para cumplir la Agenda 2030, América Latina y El Caribe enfrenta el desafío de transformar sus modelos de desarrollo frente a una creciente urgencia social, ambiental y económica. México, gracias a su capital emprendedor, su juventud creativa y nuevos marcos de política pública, tiene ante sí una oportunidad única para consolidar un modelo de crecimiento más equitativo, resiliente y sostenible. En este escenario, el emprendimiento con propósito no es una opción alternativa, sino una herramienta estratégica para impulsar soluciones de alto impacto que respondan a los retos de nuestro tiempo y aceleren la transición hacia un país más justo, inclusivo y preparado para el futuro.
A medida que nos acercamos a 2030, la fecha límite para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), enfrentamos una realidad apremiante en América Latina y el Caribe. El tiempo se agota y la necesidad de acciones transformadoras es más urgente que nunca. En este contexto, el emprendimiento responsable emerge como un imperativo estratégico para avanzar hacia un desarrollo verdaderamente sostenible y equitativo.
Informes del Sistema de las Naciones Unidas en México identifican cinco áreas prioritarias que requieren atención sostenida para avanzar en los ODS: reducción de desigualdades, crecimiento inclusivo y trabajo decente, innovación e infraestructura industrial, preservación de los ecosistemas terrestres, y fortalecimiento institucional para la paz y la justicia. Si bien la pandemia por COVID-19 representó un desafío sin precedentes, también abrió nuevas oportunidades. En este sentido, el Plan México 2030 traza un modelo de desarrollo económico equitativo y sustentable. Con metas como alcanzar el 54% de generación eléctrica a partir de fuentes renovables, constituye una plataforma propicia para catalizar el emprendimiento con propósito.
En México, el 29% de las personas emprendedoras tienen entre 18 y 35 años. Existe un gran potencial para canalizar esta energía hacia modelos de negocio que integren propósito social y ambiental con rentabilidad económica. Estos emprendimientos no buscan solo retorno financiero, sino también generar impacto positivo en comunidades y ecosistemas.
La convergencia entre prioridades nacionales y desafíos globales abre un entorno fértil para el emprendimiento con propósito, particularmente en sectores estratégicos. En agua y saneamiento, los proyectos de infraestructura impulsan soluciones para una gestión eficiente del recurso hídrico. En energías renovables, el aumento en la participación de fuentes limpias favorece modelos empresariales vinculados a la transición energética. La economía circular y la gestión de residuos ofrecen oportunidades para negocios centrados en la regeneración de ecosistemas. Las plataformas digitales públicas reducen brechas estructurales en educación, salud y finanzas. Y en agricultura, la modernización de prácticas productivas fortalece la seguridad alimentaria y la preservación de recursos naturales.
El ecosistema de emprendimiento responsable sigue fortaleciéndose con iniciativas como la Aceleradora 100+ de Grupo Modelo. Este programa impulsa proyectos sustentables en áreas como agricultura inteligente, biodiversidad, acción climática y crecimiento inclusivo. Al proporcionar financiamiento y acompañamiento, facilita la implementación de soluciones a desafíos ambientales y sociales. Como señala su presidente, Cassiano De Stefano, estos retos “no pueden resolverse de forma aislada”.
También es clave desarrollar capacidades desde etapas tempranas. Enactus México, parte de una red global presente en más de 30 países, moviliza a estudiantes universitarios para crear proyectos con impacto social, ambiental y económico. Con presencia en más de 90 instituciones de educación superior en 22 estados, impulsa más de 100 proyectos al año. Esta plataforma fortalece competencias técnicas y sociales mientras fomenta una cultura de innovación con propósito. Espacios como estos permiten que el talento joven se conecte con causas reales desde la etapa formativa, generando propuestas de valor desde una visión ética, sostenible y colaborativa. Su labor demuestra que sembrar una mentalidad transformadora en la juventud es una inversión estratégica en el presente del país.
Los emprendimientos con propósito generan valor en múltiples dimensiones. Demuestran mayor capacidad de adaptación ante contextos complejos, y al responder a necesidades reales, fortalecen relaciones de confianza y sostenibilidad financiera. El aumento de inversiones de impacto en México y América Latina amplía el acceso a financiamiento para proyectos responsables. A la vez, los consumidores, especialmente jóvenes, prefieren marcas que comunican de forma clara su compromiso con la sostenibilidad.
Ante la proximidad del 2030, se vuelve esencial una colaboración efectiva entre los actores del ecosistema. Las personas emprendedoras pueden fortalecer su impacto integrando los ODS como guía estratégica, estableciendo alianzas y desarrollando métricas claras. Los inversionistas pueden adaptar sus criterios para valorar el impacto, ofrecer capital paciente y brindar orientación. Las instituciones educativas tienen la capacidad de incorporar la sostenibilidad en la formación, impulsar investigación aplicada y generar espacios de vinculación con el entorno. Desde el sector público, se pueden seguir fortaleciendo marcos regulatorios y esquemas de compras públicas con enfoque sostenible, creando un entorno más propicio para estos modelos.
El horizonte de 2030 representa una oportunidad histórica para redefinir nuestro modelo de desarrollo. La Agenda 2030 y su promesa de no dejar a nadie atrás son más relevantes que nunca. El emprendimiento con propósito se consolida como una vía concreta para responder de forma integral a los desafíos sociales, económicos y ambientales. Promover modelos de negocio que pongan a las personas y al planeta en el centro es clave para avanzar hacia un futuro justo y resiliente.
México se encuentra ante una decisión estratégica. Puede apostar por modelos tradicionales o fortalecer el emprendimiento con propósito como motor de transformación. Las iniciativas que combinan impacto social y ambiental con innovación y sostenibilidad económica no solo son viables, sino fundamentales para construir una sociedad más equitativa. En tiempos de cambio, emprender con propósito representa una apuesta audaz, ética e inteligente. México tiene el talento, la creatividad y la convicción para liderar este cambio. Apostar por el impacto no es solo una opción: es una estrategia para construir el país que queremos. El momento de actuar no es mañana, es hoy.
Sobre el autor:
*Luis Antonio Ramírez García es especialista en Política Pública por la Universidad de Georgetown
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Autor: Forbes Staff