
Creado:
6.04.2025 | 02:19
Actualizado:
6.04.2025 | 02:19
La historia del Egipto antiguo estaría incompleta si no se tuviesen en cuenta a las mujeres. Como cualquier otra historia, por otra parte. Las mujeres, en la antigüedad, han tejido y luchado, han construido edificios y ejercido de madres, han remendado redes y trabajado como escribas. En lo político, además, las mujeres poderosas del antiguo Egipto también alcanzaron la cima del liderazgo, especialmente como reinas y faraonas. En un contexto históricamente marcado por la organización social patriarcal, la posibilidad de que las mujeres de la elite pudieras ascender al trono egipcio plantea una cuestión intrigante. ¿Se trató de una excepción aislada o de una norma en la historia del poder egipcio? Examinamos los factores sociopolíticos, culturales y religiosos que influyeron en la visibilidad y el ejercicio del poder femenino en el Antiguo Egipto.
El contexto sociopolítico del Egipto antiguo
Para comprender el lugar que ocuparon las mujeres en el ejercicio del poder, resulta fundamental examinar el contexto sociopolítico general del Egipto antiguo. La estructura del poder faraónico estaba organizada en torno a una figura central, el faraón, que se consideraba tanto un líder político como una divinidad viviente. El faraón representaba la unidad entre lo divino y lo terrenal, y su poder se sostenía a través de una red de alianzas políticas, familiares y religiosas. En este marco, el acceso de las mujeres al trono no dependía enteramente del género, sino, sobre todo, de la necesidad de mantener la estabilidad dinástica y el derecho dinástico al poder.
Recreación fantasiosa de una reina del antiguo Egipto. Fuente: Midjourney/Erica Couto
Las mujeres en el Egipto dinástico: ¿norma o excepción?
La regencia de Hatshepsut
A lo largo de la historia de Egipto, las mujeres que llegaron al trono fueron pocas, pero su legado resultó significativo. La figura de Hatshepsut (r. 1479-1458 a.C.) representa uno de los ejemplos más notorios.
Hatshepsut asumió el trono en un contexto de inestabilidad política. En un principio, se presentó como regente de su joven hijo Tutmosis III. Sin embargo, poco a poco fue consolidando su poder. Para reforzar su autoridad, adoptó los símbolos masculinos, como el tocado de faraón y la barba postiza. De hecho, se presentó como una figura masculina (y, con ello, como un faraón a todos los efectos) en muchas de sus representaciones.
Su reinado estuvo marcado por la prosperidad y una destacada actividad de construcción. Es un claro ejemplo de cómo una mujer pudo ejercer el poder en egipto sin que su género fuera un impedimento directo. El caso de Hatshepsut sugiere que, cuando el contexto lo requería, las mujeres podían acceder al poder.
El caso de Cleopatra
Otro ejemplo relevante se encuentra en la figura de Cleopatra VII (r. 51-30 a.C.), la última faraona de la dinastía ptolemaica, quien gobernó Egipto en una época de crisis política y decadencia del imperio. Cleopatra se recuerda tanto por su astucia política como por sus alianzas con figuras poderosas como Julio César y Marco Antonio.
A pesar de la prevalencia de la cultura patriarcal helenística que dominaba el período, Cleopatra se presentó como la líder máxima de Egipto. Destacó tanto por sus capacidades diplomáticas como por su habilidad para mantener la independencia de Egipto frente a Roma. La historia de Cleopatra, con su marcado liderazgo y su habilidad de negociación, prueba el alcance real del poder de las mujeres de la elite en Egipto.
Ya fuese como reinas, consortes o faraonas, algunas mujeres de las elites llegaron a ajercer un gran poder en Egipto. Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto
La religión y el poder femenino: entre lo divino y lo terrenal
En el Antiguo Egipto, la religión jugaba un papel crucial en la legitimación del poder. Los faraones se considerban representantes de los dioses en la Tierra, y su legitimidad se basaba en el cumplimiento de las normas esteblecidas por la divnidad desde el principio de los tiempos. En este contexto, las mujeres que ascendieron al trono, además de figuras políticas de peso, también desempeñaron importantes cargos religiosos.
El culto a diosas como Isis, Hathor o Mut, que representaban aspectos clave de la fertilidad, la maternidad, la realeza y la protección, proporcionaba un espacio simbólico para la integración de las mujeres en la esfera política. El poder divino asociado con estas diosas ayudó a que las mujeres se presentaran no solo como gobernantes políticas, sino como figuras capaces de canalizar la autoridad divina.
Cleopatra: más allá del mito romano
Además, las funciones religiosas de las mujeres de la alite también resultaban esenciales para garantizar la continuidad del orden cósmico. En varias ocasiones, cuando el faraón estaba ausente o era incapaz de gobernar, se recurría a la figura de la reina consorte o la regente para que la representación divina en la Tierra no quedara vacante. Por tanto, el acceso de las mujeres al poder no solo se menifestaba en contextos políticos críticos, sino que también era una manifestación de la importancia del poder femenino dentro del orden religioso egipcio.
El análisis de género: ¿un acceso limitado al poder?
Desde la perspectiva de los estudios de género, el análisis del poder femenino en Egipto debe ir más allá de los ejemplos de mujeres que accedieron al trono para considerar, igualmente, los factores que limitaban su acceso al poder. Si bien existieron mujeres que llegaron al trono, el número de estas figuras es relativamente bajo en comparación con los faraones masculinos. A menudo, las mujeres que llegaron al poder lo hicieron en circunstancias excepcionales, como regentes, viudas o madres de herederos menores de edad. Este acceso limitado al poder puede interpretarse como una manifestación de las restricciones impuestas por las estructuras patriarcales de la sociedad egipcia.
Sin embargo, es importante destacar que estas mujeres, aunque limitadas en número, no fueron simples excepciones. La capacidad de las mujeres para ejercer poder en un contexto patriarcal complejo debe verse como un reflejo de la flexibilidad estructural del sistema político egipcio, que a veces permitió que las mujeres ascendieran al trono cuando las circunstancias lo requerían. Además, el poder femenino en Egipto también se manifestó en la administración, el culto y la gestión de las élites locales.
Recreación ficticia de mujeres de la elite del antiguo Egipto. Fuente: midjourney/Erica Couto
Mujeres poderosas en el antiguo Egipto: una situación excepcional prevista por la norma
El poder femenino en el trono egipcio no fue ni una excepción rotunda ni una norma permanente, sino un fenómeno condicionado por factores políticos, religiosos y sociales. Las mujeres que alcanzaron el poder en Egipto lo hicieron en circunstancias especiales, pero no carecieron de agencia ni de influencia significativa. Si bien la mayoría de los faraones fueron hombres, el acceso de las mujeres al trono muestra la capacidad de adaptación del sistema político egipcio y la importancia del contexto en el que esas mujeres vivieron.
A través de un análisis desde los estudios de género, podemos comprender cómo las estructuras de poder en Egipto, aunque dominadas por hombres, ofrecían ciertos márgenes de maniobra para las mujeres de las clases más altas, especialmente cuando se las veía como figuras religiosas y políticas clave para la estabilidad del reino.
Referencias
Cooney, Kara. 2023. Mujeres que gobernaron el mundo: la fascinante historia de las seis faraonas más poderosas del antiguo Egipto. Madrid: Pinolia.
Fuente:
Autor: ericacouto