
El cruce entre Estados Unidos y la Unión Europea por los nuevos aranceles ha escalado a una nueva fase de tensión. Con un impuesto del 20% sobre las importaciones europeas ya en marcha, Bruselas prepara una respuesta que apunta a un blanco delicado para Washington: las gigantes tecnológicas. La advertencia es clara, y el mensaje para Trump no deja lugar a dudas. Europa no se queda de brazos cruzados © Unsplash – Christian Lue El nuevo enfrentamiento comercial entre la UE y la administración de Donald Trump comenzó tras la implementación de un arancel del 20% sobre los productos europeos, impuesto sin negociación previa. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, respondió con firmeza: “Si nos quieren apretar, tenemos con qué responder”, advirtió, dejando claro que todas las opciones están sobre la mesa. El malestar europeo surge del criterio utilizado por Trump para calcular los aranceles, centrado únicamente en el déficit comercial de bienes, sin considerar los servicios ni las inversiones. Con esa fórmula, la administración estadounidense castigó no solo a Europa, sino también a países como Vietnam y Sri Lanka, a los que impuso tasas del 40%.
Desde Bruselas, insisten en que si se consideran servicios y flujo de capital, el comercio con Estados Unidos es relativamente equilibrado. Pero a Trump eso no le interesa. Lleva tiempo acusando a la UE de ser un mercado hostil para las empresas norteamericanas, en especial las tecnológicas, y ahora esas compañías podrían verse atrapadas en medio del fuego cruzado.
Las tecnológicas: el punto débil de EE.UU. © Unsplash – Matthew Manuel Apple, Amazon, Meta, Microsoft y Google son nombres que resuenan en todo el mundo, pero también son extremadamente dependientes del mercado europeo. Esa dependencia convierte al sector en el objetivo perfecto para una posible represalia comercial por parte de la Unión Europea.
Bruselas evalúa una serie de medidas que irían más allá de simples multas: Demoras en licencias para operar. Restricciones en contratos públicos. Nuevas exigencias sobre almacenamiento de datos en territorio europeo. Aceleración en la aplicación de la Ley de Mercados Digitales (DMA) para desmantelar posiciones dominantes. Estas acciones no solo representarían un golpe económico, sino también un reto estructural para el modelo de negocios digital estadounidense.
Trump acusa a Europa de “extorsión” Trump considera que la UE lleva años atacando a las empresas tecnológicas estadounidenses con impuestos digitales y sanciones. En febrero ya había acusado a Europa de “extorsionar” a las Big Tech, y justificó sus nuevos aranceles como una defensa ante esas prácticas.
El discurso de Trump refuerza su línea de presión económica agresiva, pero la amenaza europea podría forzarlo a repensar su estrategia. El equilibrio entre castigo y diplomacia parece romperse con cada declaración pública. Escalada inminente: ¿sólo una cuestión de tiempo? La posible activación del Instrumento Anticoerción (ACI) por parte de la UE permitiría implementar sanciones directas contra EE.UU., pero requiere el respaldo de al menos 15 de los 27 estados miembros, un proceso que podría demorar semanas. Aun así, la posibilidad de represalias tecnológicas ya está sobre la mesa, y eso por sí solo está generando un temblor en el sector digital global.
Lo que comenzó como un ajuste arancelario se ha transformado en un conflicto sistémico entre dos gigantes económicos, con consecuencias que podrían ir mucho más allá del comercio de bienes. Si las amenazas se materializan, el próximo capítulo podría afectar tanto a los balances de las grandes compañías como a los servicios digitales que millones de europeos usan a diario. En definitiva, la guerra comercial ya no es solo sobre productos, sino también sobre poder tecnológico. Y la UE parece dispuesta a demostrar que sabe jugar fuerte si la provocan. [Fuente: Dolar Hoy]
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Autor: Romina Fabbretti