
Creado:
9.04.2025 | 02:16
Actualizado:
9.04.2025 | 02:16
La historia oficial de la Segunda Guerra Mundial ha estado dominada durante décadas por nombres masculinos. Abundan los relatos de batallas libradas por hombres y decisiones tomadas en despachos donde las mujeres no tenían voz. Sin embargo, la participación femenina en el conflicto fue crucial, extensa y, en muchos casos, heroica. La historiografía contemporánea propone una relectura del pasado bélico desde una perspectiva de género que saque a la luz la experiencia de miles de mujeres que vivieron, combatieron y murieron durante la Segunda Guerra Mundial.
El frente invisible: mujeres en la resistencia
En Francia, Italia, Yugoslavia o Grecia, la resistencia al nazismo no habría sido posible sin la implicación activa de las mujeres. Aunque tradicionalmente se ha descrito su rol como auxiliar —ya fuera como enfermeras, mensajeras o enlaces—, numerosas combatientes participaron de manera directa en acciones armadas, sabotajes y misiones de inteligencia.
En Francia, por ejemplo, la resistencia contó con figuras como Germaine Tillion, antropóloga y luchadora clandestina, o Marie-Madeleine Fourcade, una de las pocas mujeres que lideró una red de espionaje durante la guerra. Su red, conocida como Alliance, trabajó estrechamente con los británicos. Se estima que al menos el 15% de los miembros de la resistencia organizada en Francia fueron mujeres, muchas de las cuales sufrieron arrestos, torturas y ejecuciones.
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En Italia, las partigiane jugaron un papel decisivo en la lucha contra el fascismo. Mujeres como Carla Capponi o Nilde Iotti arriesgaron sus vidas en combates urbanos. En Yugoslavia, la participación femenina resultó aún más numerosa: de los 800.000 partisanos que lucharon bajo el liderazgo de Tito, unas 100.000 eran mujeres, una cifra que desafía cualquier visión tradicional del conflicto como una empresa masculina.
Las mujeres también formaron parte de las filas del ejército. Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto
Las soviéticas: soldados, francotiradoras y pilotos
Uno de los casos más documentados de participación femenina en combate lo ofrece la Unión Soviética. El Ejército Rojo incorporó a cientos de miles de mujeres, muchas de ellas en funciones con responsabilidades bélicas. Ludmila Pavlichenko, por ejemplo, fue una francotiradora letal: 309 muertes confirmadas.
La aviación soviética también albergó escuadrones exclusivamente femeninos, como el célebre 588.º Regimiento de Bombardeo Nocturno, conocido como las “brujas de la noche” por los alemanes. Estas aviadoras, sobre sus pequeños biplanos de madera, ejecutaban bombardeos nocturnos que causaban pánico entre las tropas nazis. Marina Raskova, fundadora de ese regimiento, fue una de las figuras femeninas más emblemáticas del Ejército Rojo.
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La integración de las mujeres en las acciones militares no fue producto de una ideología igualitaria espontánea, sino de una necesidad derivada de la sangrienta dimensión del conflicto en el frente oriental. Aun así, la guerra abrió espacios de acción nunca vistas para las mujeres. Muchos de esos espacios, sin embargo, se clausuraron tras la victoria.
Recreación fantasiosa de mujeres ocupándose de las comunicaciones durante la Segunda Guerra Mundial. Fuente: Midjourney/Erica Couto
Espías, saboteadoras y transmisoras
El espionaje fue otro de los terrenos donde la participación femenina resultó esencial. En el Reino Unido, el Special Operations Executive (SOE) reclutó a decenas de mujeres para operar tras las líneas enemigas en la Europa ocupada. Recibieron entrenamiento especializado en áreas como el sabotaje, la radio, la criptografía y el combate cuerpo a cuerpo.
Una de las figuras más destacadas fue Noor Inayat Khan, hija de un músico sufí y descendiente del sultán Tipu de Mysore. Agente de radio en Francia, fue capturada y ejecutada por la Gestapo en Dachau. Su valentía se reconoció con la Cruz de Jorge y la Legión de Honor, pero su historia solo ganó visibilidad décadas después.
La francesa Violette Szabo o la polaca Krystyna Skarbek (alias Christine Granville) constituyen otros ejemplos de mujeres que operaron como agentes encubiertas. Todas compartieron una audacia ilimitada, una formación técnica fuerte y una voluntad inquebrantable frente al terror nazi.
Campos de concentración: la resistencia en el infierno
Las mujeres no solo combatieron en frentes visibles o en operaciones secretas; también protagonizaron actos de resistencia dentro de los campos de concentración. En Auschwitz, el testimonio de la joven judía polaca Mala Zimetbaum, ejecutada tras intentar escapar, simboliza el espíritu indómito de muchas prisioneras.
Especial mención merece el caso del campo femenino de Ravensbrück. Allí, se sometió a decenas de miles de mujeres a trabajos forzados, experimentos médicos y ejecuciones. Al mismo tiempo, también hubo redes de solidaridad, educación clandestina y actos de sabotaje dentro del propio sistema represivo.
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Invisibilización y relegación tras la guerra
A pesar de su implicación decisiva, la narrativa oficial de posguerra relegó a las mujeres a un papel pasivo o marginal. En muchos países, sobre todo en Europa Occidental, se animó a las combatientes a “regresar al hogar”, y sus contribuciones fueron minimizadas o directamente ignoradas en las conmemoraciones públicas.
En la URSS, aunque algunas recibieron distinciones, la mayoría volvió a sufrir discriminación. En los países ocupados, el relato de la liberación se formuló en masculino. Incluso las mujeres violadas por los ejércitos aliados —como las documentadas en Alemania o en la Francia recién liberada— se silenciaron por t emor a manchar el prestigio de los “libertadores”. La construcción de la memoria colectiva dejó fuera a estas mujeres hasta convertir su participación en una suerte de tabú histórico que apenas comenzó a ser revisado a finales del siglo XX.
Recreacaión fantasiosa de aviadoras. Fuente: Midjourney/Erica Couto
Recuperar la historia, resignificar la memoria
Desde las últimas décadas del siglo pasado, numerosos estudios, exposiciones y producciones culturales han comenzado a devolver a estas mujeres su lugar en la historia. El trabajo de investigadoras como Margaret Collins Weitz o Leisa D. Meyer ha contribuido a consolidar un campo de estudios centrado en el género y la guerra.
En Francia, la asociación Résistantes de toujours lucha por visibilizar la memoria de las mujeres resistentes. En Italia, instituciones como el Istituto Nazionale Ferruccio Parri han recopilado testimonios orales de las partigiane. El cine, la literatura y la historiografía feminista han desempeñado un papel central en esta recuperación, que no solo honra a las protagonistas, sino que interpela el relato histórico dominante.
Las mujeres no fueron espectadoras del conflicto, sino protagonistas activas en los frentes, en la retaguardia, en la clandestinidad y en los campos de concentración. Reconocer su presencia es desmontar los mitos del heroísmo exclusivamente masculino y entender que la lucha contra el fascismo fue también una lucha por la visibilidad, la dignidad y la igualdad.
En tiempos donde el revisionismo histórico amenaza con borrar conquistas de memoria, reivindicar la experiencia femenina en la Segunda Guerra Mundial es más urgente que nunca. Porque sin ellas, la historia está —literalmente— incompleta.
Referencias
Gómez Trillo, Miguel Félix y Antonio Gámez Higueras. 2023. Mujeres en la Segunda Guerra Mundial. Madrid: Pinolia.
Fuente:
Autor: ericacouto