
Los datos recolectados durante décadas por el Telescopio Espacial Hubble le dieron a un equipo internacional de astrónomos una mejor comprensión de lo que sucede con Urano. Un nuevo análisis publicado en Nature Astronomy calcula la rotación de uno de los planetas menos estudiados de nuestro sistema solar con una precisión sin precedentes. Un objeto hecho por los humanos visitó el séptimo planeta a partir del sol tan solo una vez. El 24 de enero de 1986 la nave Voyager 2 de la NASA pasó junto al planeta y recogió algunos de los datos más integrales y completos a los que han tenido acceso los científicos en referencia al distante vecino de la Tierra. Allí se incluían algunas cosas curiosas, como el hecho de que el campo magnético de Urano estaba ladeado y fuera del centro. Al comparar las mediciones, los astrónomos pudieron calcular que la rotación del planeta era cada 17 horas, 14 minutos y 24 segundos. Sin embargo el cálculo tenía un margen de error de 36 segundos. Puede parecer poco, pero en su nuevo trabajo los astrónomos han señalado que es suficiente como para que los observadores ya no pudieran encontrar el eje magnético del planeta a menos de dos años de la visita de la Voyager 2.
Esa incertidumbre fue porque los planetas gigantes como Urano presentan problemas singulares para los observadores científicos. Aunque Urano no es técnicamente un gigante gaseoso porque tiene un núcleo sólido, resulta difícil ver lo que está sucediendo en realidad a causa de todo ese gas porque su gruesa atmósfera se ve sacudida por vientos potentes.
Una diferencia que marcó la diferencia En 2009, el intento de volver a analizar los datos ultravioletas recogidos por la Voyager 2 no logró mejorar la comprensión de la velocidad de rotación de Urano. Para resolver el enigma los astrónomos recurrieron al Telescopio Espacial Hubble, que empezó a captar imágenes de las auroras ultravioletas del planeta en 2011. Al igual que las auroras que pueden verse aquí en la Tierra, las de Urano son causadas por partículas que golpean la atmósfera e interactúan con el campo magnético. En años subsiguientes se tomaron más imágenes que permitieron la observación de los espectáculos de luz bajo diferentes condiciones de viento solar y de la magnetósfera.
El análisis de las imágenes del Hubble, en combinación con los datos recogidos por la Voyager 2, permitió un cálculo más preciso de la velocidad de rotación de Urano. Lo que se halló de hecho quedaba dentro del margen de error original: Urano rota cada 17 horas, 14 minutos y 52 segundos. Sigue habiendo un margen de error pero se redujo a 0,036 segundos.
“Nuestra medición no solo brinda una referencia esencial para la comunidad d ela ciencia planetaria sino que además resuelve un histórico problema: los anteriores sistemas de coordenadas basados en período de rotación desactualizados se volvían imprecisos rápidamente y era imposible rastrear los polos magnéticos de Urano a lo largo de tiempo”, afirmó Laurent Lamy, del Observatorio Astronómico de Paris – PSL, quien encabezó el equipo de investigación. “Con ese nuevo sistema de longitud ahora podemos comparar observaciones de auroras que abarcan casi 40 años, e incluso planear una próxima misión a Urano”.
La misión a la que se refiere es de una sonda, sin fecha todavía, que se destacó como gran prioridad de la NASA en 2022, desde la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina. Esa nave tendrá la misión de trazar el mapa de los campos magnéticos y gravitacionales de Urano, y la tarea será más fácil gracias a este nuevo descubrimiento. Pero (con Urano siempre habrá un “pero”) esa misión por ahora solo existe en los papeles. La NASA se enfrenta a un futuro incierto por lo que no se sabe si los humanos podrán alguna vez volver a estudiar esa maravilla gaseosa tan lejana.
Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas Handley. Aquí podrás encontrar la versión original.
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Autor: Lucas Handley