
<span>Israel cuenta con varias plantas para la desalinización, vista de la instalada en la ciudad de Hadera. (<strong>SHUTTERSTOCK</strong>) </span>
El Gobierno ha considerado la desalinización como una alternativa para responder al incremento en la demanda de agua, especialmente en zonas del país con potencial de desarrollo. Sin embargo, esta opción —ya utilizada en el sector privado— se limita, por el momento, a pequeños planes piloto, debido al alto costo que implica. Solo estos proyectos en carpeta superan el presupuesto anual de instituciones como el Ministerio de la Juventud.La desalinización consiste en separar las sales disueltas en el agua salobre —como la del mar— para hacerla apta para el consumo humano y otros usos, como el agrícola o el industrial. Existen varios métodos, siendo la ósmosis inversa el más común.No se trata de una práctica novedosa. En República Dominicana ya se aplica en algunas operaciones industriales, como en la Central Termoeléctrica Punta Catalina. A nivel internacional, países como Israel, Arabia Saudita, España, Costa Rica y Chile utilizan esta tecnología en diversas escalas.¿Por qué desalinizar?En 2022, el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa) anunció un plan piloto para desalinizar agua en varias localidades. Actualmente, la iniciativa contempla instalaciones en Oviedo (Pedernales), Buen Hombre (Montecristi), isla Saona y Punta Rucia. Este último proyecto abarcaría también Estero Hondo, Rancho Manuel y Maimón.Las autoridades del Inapa estiman que la inversión total rondaría los 2,000 millones de pesos. Los proyectos emplearían tecnología israelí basada en contenedores con capacidad para producir alrededor de 30 litros por segundo. También se prevé la construcción de acueductos.Según Huáscar Martínez, subdirector del Inapa, el agua potable es relativamente accesible en comunidades cercanas a fuentes superficiales o subterráneas, pero en otras zonas, encontrar agua de calidad representa un gran desafío. Rubén Montero, director del Departamento de Diseño de Acueductos del Inapa, considera que en algunos casos "no queda de otra que desalinizar". Cita el caso de Punta Rucia: "El agua dulce que tienen en esa zona es muy poca. Se están desarrollando muchos hoteles y villas, y no hay suficiente agua".Añade que otra posibilidad sería bombear agua desde el Acueducto Múltiple Línea Noroeste (ALINO) a través de la cordillera Septentrional, pero advierte: "Tenemos muchas deficiencias en ese sistema; es difícil abastecer con agua dulce".Para lugares como Oviedo, se contempla usar pozos existentes con altos niveles de salinidad, aunque no tan elevados como el agua marina. Montero explica que el rendimiento de las plantas ronda el 80 % con agua salobre, pero cae hasta un 50 % con agua de mar. "Esta tecnología resulta más o menos viable donde no hay fuentes dulces disponibles", señala.Energía y mantenimientoMartínez indica que el Inapa exploró métodos con bajo consumo eléctrico, pero no fue posible. "El costo se centra, principalmente, en el consumo energético y en el mantenimiento de los equipos, que en los primeros años es relativamente bajo", afirma.Respecto a la vida útil de las plantas, explica que las membranas —el componente más susceptible al deterioro— pueden durar unos 10 años.A finales de 2023, el director del Inapa, Welington Arnaud, informó que la institución planeaba iniciar el proyecto en 2024. Martínez confirmó que los proyectos de Oviedo e isla Saona ya cuentan con código SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública), y que se espera la aprobación de fondos para lanzar el proceso de licitación.Los demás proyectos se encuentran en fase de preinversión y en espera de la obtención del SNIP, según informó Cristi Jordan, directora de Planificación del Inapa, quien añadió que este proceso puede tardar varios meses. ¿Por qué es tan cara la desalinización?"El problema de la desalinización es que es un proceso caro, porque requiere mucha energía", explica Carlos Sanlley, director de Investigaciones del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec).Señala que la ósmosis inversa, uno de los métodos más utilizados, elimina las sales del agua mediante membranas. Estas requieren mantenimiento constante y su sustitución depende de la calidad del agua que reciben. Además, el personal que opera las plantas debe estar especializado, y el proceso de desinfección no incluye el uso de cloro, a diferencia de otros tratamientos convencionales.Sanlley compartió su experiencia en una planta desalinizadora en Perú: "Ellos usan ósmosis inversa en zonas desérticas, pero el agua llegaba a costar 8 dólares el galón; era insostenible para la compañía".Uso en la generación eléctricaLa industria energética es uno de los sectores donde la desalinización se ha implementado tradicionalmente, por su utilidad en sistemas de refrigeración y generación de vapor.En la Central Termoeléctrica Punta Catalina, se produce agua desmineralizada mediante electrodesionización, mientras que el agua de servicio se obtiene mediante ósmosis inversa. Consultados sobre el costo de estos procesos, representantes de la planta indicaron que no disponían del dato al momento. La experiencia del IntecEn julio de 2023, el Intec y el Instituto Dominicano de Desarrollo Integral (IDDI) presentaron un prototipo para la desalinización termosolar del agua, diseñado para comunidades rurales de Montecristi con escasez de agua potable."El objetivo era producir un metro cúbico diario de agua potable a partir de agua salmuera, no marina ni de pozo", explica Sanlley. Sin embargo, el sistema solo logró alcanzar 0.4 metros cúbicos diarios. para la desalinización termosolar del agua. (FUENTE EXTERNA)Al depender exclusivamente de energía solar, su operación se limitaba a unas ocho horas diarias, lo que restringía su rendimiento. Se planificaba una segunda fase que permitiría una operación continua durante 24 horas, pero esta nunca se desarrolló. El proyecto concluyó con la entrega del prototipo al IDDI, aunque Sanlley afirma desconocer su estatus actual.Diario Libre intentó contactar al IDDI para conocer la situación del prototipo, sin obtener respuesta al cierre de este reportaje.Egresada de la UASD de la carrera de Comunicación Social, mención Periodismo. Ha participado como colaboradora en programas radiales y como periodista en El Nuevo Diario y Diario Libre.
Fuente:
Autor: