
<span class="image__caption">Una nueva teoría sugiere que la exposición al frío antes de la concepción podría programar un metabolismo más activo en los hijos. Imagen: iStock (composición).</span>
Creado:
10.04.2025 | 17:01
Actualizado:
10.04.2025 | 17:01
La estación del año en la que fuiste concebido podría influir en tu tendencia a quemar calorías o acumular grasa. Así lo afirma un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Tohoku en Japón, publicado en Nature Metabolism en abril de 2025. El hallazgo sugiere que el frío ambiental antes de la fecundación aumenta la actividad de la grasa parda (BAT, por sus siglas en inglés) en la descendencia, lo que mejora el gasto energético y protege contra el aumento de peso con la edad.
El estudio involucró a más de 740 adultos sanos en Japón, distribuidos en cinco cohortes independientes. Para estimar la estación de fecundación, los investigadores restaron 266 días a la fecha de nacimiento, clasificando los casos en "invierno" o "verano" según patrones meteorológicos. Las personas concebidas en invierno tenían niveles significativamente más altos de actividad de grasa parda, mayor gasto energético total, menor índice de masa corporal (IMC) y menos grasa visceral.
El frío previo a la concepción también se asoció con un metabolismo más activo tras la exposición al frío o después de las comidas. Este fenómeno, que los autores denominan "Pre-fertilization Origins of Health and Disease" (PfOHaD), podría representar un nuevo marco para comprender cómo el entorno afecta la salud desde antes de que se forme una vida humana.
Las personas concebidos en estaciones frías mostraron mayor gasto energético diario, incluso en reposo. Ilustración artística: DALL-E / Edgary R.
Ser concebido en invierno predice una grasa parda más activa en la edad adulta
En la primera parte del estudio, 356 hombres jóvenes fueron sometidos a pruebas con PET/CT tras exposición al frío. El 78% de los concebidos en invierno mostró actividad de grasa parda, comparado con el 66% de los concebidos en verano. En cambio, la estación de nacimiento no tuvo ninguna asociación significativa.
Los resultados fueron replicados en otra cohorte mixta de 286 adultos, esta vez utilizando espectroscopía cercana al infrarrojo para estimar la densidad de grasa parda en la zona supraclavicular. Los concebidos en invierno tenían mayor densidad de grasa parda, sin importar la edad o el sexo.
Este patrón se mantuvo incluso al analizar diferentes depósitos corporales, como los de la región torácica, cervical y mediastinal. Los investigadores concluyen que la exposición al frío antes de la fecundación influye en el desarrollo del tejido adiposo termogénico, y que esta influencia se mantiene durante la vida adulta.
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En una tercera cohorte, los investigadores midieron el gasto energético en reposo y tras exposición al frío (termogénesis inducida por frío).
Los individuos concebidos en invierno quemaban hasta 1,5 veces más calorías tras el frío leve, una diferencia que no se explicaba por su masa corporal ni actividad física.
El estudio también midió el gasto calórico postprandial (tras las comidas). Nuevamente, los concebidos en invierno mostraron mayor termogénesis inducida por la dieta, lo que indica un metabolismo más eficiente. Esto sugiere que la grasa parda no solo se activa con el frío, sino también con la alimentación.
Por último, se utilizó el método del agua doblemente marcada para medir el gasto total de energía en condiciones de vida libre. Incluso tras ajustar por pasos diarios y masa corporal magra, los concebidos en invierno mostraban un gasto energético mayor, en promedio un 5,8% más alto que los concebidos en verano.
El estudio evaluó la actividad y densidad del tejido adiposo marrón (BAT) en adultos sanos expuestos al frío, mostrando que quienes fueron concebidos durante el invierno presentaban una mayor activación del BAT y una mayor densidad en la región supraclavicular. Estas diferencias no dependieron de la estación de nacimiento, sino del momento de la concepción, sugiriendo un efecto intergeneracional del entorno térmico previo a la fertilización. Créditos: Nature Metabolism (Nat Metab).
La concepción en invierno se relaciona con menor IMC y grasa visceral
El estudio también analizó parámetros como IMC, grasa abdominal y circunferencia de cintura. En los adultos de mayor edad, concebidos en invierno, los niveles de grasa visceral y el IMC eran más bajos, en comparación con los nacidos tras concepción en estaciones más cálidas.
Mediante un modelo de ecuaciones estructurales, se demostró que el efecto beneficioso del invierno sobre el IMC está mediado por la actividad de la grasa parda. Es decir, la estación de concepción no influye directamente sobre el peso, sino que lo hace a través de la programación de la grasa termogénica.
Estos efectos fueron más notorios en adultos mayores, lo que sugiere que la programación prenatal cobra mayor relevancia conforme el cuerpo pierde eficiencia metabólica con la edad.
Frío ambiental y variaciones de temperatura: los verdaderos detonantes
Una de las innovaciones clave del estudio fue analizar los datos meteorológicos previos a la concepción. Se identificó que las temperaturas exteriores más bajas y una mayor diferencia entre la temperatura máxima y mínima diaria durante los tres meses previos a la fecundación eran los factores más fuertemente asociados con la actividad futura de la grasa parda.
En cambio, las condiciones meteorológicas durante el embarazo o después del nacimiento no tuvieron efecto significativo, lo que refuerza la idea de que la programación metabólica ocurre incluso antes de la concepción.
Este hallazgo está en línea con investigaciones previas en ratones, donde se ha observado que la exposición del padre al frío puede inducir cambios epigenéticos en los espermatozoides, alterando la fisiología metabólica de la descendencia.
La exposición a temperaturas frías y a mayores variaciones térmicas antes de la concepción puede programar el metabolismo de la descendencia, favoreciendo un mayor gasto energético. Esta hipótesis da origen al concepto PfOHaD, que plantea que factores ambientales previos a la fertilización influyen en la salud metabólica de futuras generaciones. Créditos: Nature Metabolism (Nat Metab).
Una nueva teoría: el origen preconcepcional de la salud y la enfermedad (PfOHaD)
Inspirados en la teoría DOHaD (Developmental Origins of Health and Disease), los autores proponen un nuevo concepto: Pre-fertilization Origins of Health and Disease (PfOHaD).
Esta teoría sugiere que el entorno previo a la concepción influye en la salud futura, especialmente mediante mecanismos epigenéticos.
Si se confirman estos hallazgos en otras poblaciones, podría abrirse una nueva vía de investigación en medicina preventiva. El frío, lejos de ser un riesgo, podría ser una herramienta natural para inducir una programación metabólica saludable, siempre que ocurra en el momento adecuado: antes de la concepción.
Los autores advierten que aún es pronto para hacer recomendaciones clínicas, pero subrayan la importancia de estudiar el rol del clima, la estacionalidad y la salud paterna como factores determinantes del metabolismo intergeneracional.
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Edgary Rodríguez R.
Christian Pérez
Referencias
Yoneshiro T, Matsushita M, Fuse-Hamaoka S, et al. Pre-fertilization-origin preservation of brown fat-mediated energy expenditure in humans. Nat Metab. (2025) doi:10.1038/s42255-025-01249-2
Fuente:
Autor: edgary185