
En el corazón de Europa Central, donde hoy se alzan pueblos tranquilos y colinas verdes, un grupo de humanos prehistóricos estableció hace milenios un campamento estratégico. No era un refugio cualquiera: allí, se cazaban y despedazaban mamuts. Ahora, 25.000 años después, ese lugar vuelve a hablar gracias a un hallazgo arqueológico que nos permite reconstruir no solo una escena de caza, sino una forma de vida entera. El descubrimiento que reescribe la historia © Unsplash – Hulki Okan Tabak En Langmannersdorf, una localidad en Baja Austria, arqueólogos del Instituto Arqueológico de Austria (ÖAW-ÖAI) han excavado los restos de al menos cinco mamuts, acompañados de herramientas de piedra y colmillos cortados, que apuntan a un uso intensivo del marfil y una actividad de caza organizada y repetitiva. El yacimiento se divide en dos áreas de excavación, separadas por pocos metros, donde los restos aparecen en capas superpuestas. Esto sugiere que las comunidades humanas regresaban regularmente al sitio, probablemente coincidiendo con las rutas migratorias de los mamuts. En una de las zonas se hallaron restos de al menos dos animales, y en la otra, de tres más, junto a fragmentos de colmillos y utensilios posiblemente utilizados para procesarlos.
Más que caza: una estrategia de supervivencia © Unsplash – Datingscout Según el arqueólogo Marc Händel, la disposición de los restos indica una clara planificación del espacio y un profundo conocimiento del comportamiento de los mamuts. En plena última glaciación, los grupos humanos habrían aprovechado el valle del río Perschling como corredor natural para emboscar a estos gigantes.
El hallazgo incluye herramientas líticas y objetos de marfil trabajados, que podrían haber servido como puntas de lanza, cuchillas, o incluso elementos simbólicos. Estos restos revelan que no solo se buscaba alimento, sino que el marfil era un recurso valioso, posiblemente con usos rituales o tecnológicos.
Este hallazgo no es el primero en Langmannersdorf. A principios del siglo XX, arqueólogos pioneros como Hugo Obermaier, Alois Stummer y Josef Bayer ya habían identificado asentamientos en la zona. Sin embargo, las nuevas excavaciones incorporan tecnologías de análisis de ADN antiguo, isótopos estables y reconstrucción paleoclimática, lo que permite un conocimiento más profundo de las condiciones ambientales y del comportamiento humano de aquella época.
El trabajo actual forma parte del proyecto MAMBA (Exploring Mammoth Bone Accumulations in Central Europe), una iniciativa internacional que compara sitios similares en Austria, Chequia y Polonia para entender mejor las interacciones entre humanos y mamuts, así como los factores climáticos que influyeron en su coexistencia.
Un legado que vuelve a la luz Los restos encontrados en Langmannersdorf están siendo analizados en Krems y, posteriormente, serán trasladados al Museo de Historia Natural de Viena. También se planea exponer parte de ellos en el museo local de Perschling, acercando al público la historia de un asentamiento que refleja la complejidad cultural y adaptativa de nuestros antepasados. Lo que empezó como una simple excavación se ha convertido en una cápsula del tiempo que ilumina uno de los momentos más extremos y fascinantes de la prehistoria europea. Langmannersdorf no solo nos habla de la caza de mamuts: nos cuenta cómo sobrevivió la humanidad. [Fuente: La Brújula Verde]
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Autor: Romina Fabbretti