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Viola Davis ha sabido combinar en su carrera producciones a las que ha sido invitada y aquellas que ha generado a través de JuVee Productions, su compañía productora. Con ella hizo The Woman King y, ahora, G20, un filme en el que interpreta a la presidenta de Estados Unidos quien, en plena cumbre de gobernantes en Sudáfrica, debe salvar el mundo y, sobre todo, a su familia.
“Para Viola Davis es importante desarrollar papeles que normalmente no se le ofrecen a una mujer, a una mujer afroamericana, a una mujer de determinada edad –cuenta en entrevista exclusiva con Forbes la cineasta mexicana Patricia Riggen, directora de este blockbuster que estrena el 10 de abril por Amazon Prime–. Entonces esa es la misión de su compañía, y en ese desarrollo, pues ella me invitó a participar y a dirigir la película”.
La carrera de Riggen en Estados Unidos se remonta a Lemonade Mouth (2011), comedia juvenil que hizo para Disney. En México, la cineasta ya había dirigido el cortometraje La milpa y el largo La misma Luna (2007). En su filmografía posterior, la guadalajarense ha dirigido a Eva Mendes, Patricia Arquette, Benicio del Toro y Juliette Binoche, entre otros.
Ahora, Patricia Riggen se convirtió con G20 en la quinta mujer en dirigir una película de acción en la industria estadounidense con un presupuesto millonario después de Kathryn Bigelow, Patty Jenkins, Gina Prince-Bythewood y Nikki Caro.
Patricia Riggen Foto: Cortesía
–¿Qué te atrajo de la historia? –pregunto a Patricia.
–Mira, primero que nada, me atrae muchísimo la oportunidad de dirigir acción, porque es un género que todavía no es muy común que se le ofrezca a las mujeres directoras. Creo que no hay ni cinco en el mundo que lo hayan hecho, entonces para mí es un gran orgullo tener esa oportunidad, y más aún siendo mexicana, que me hayan dado la confianza de dirigir una película de alto presupuesto, un género súper masculino. La otra cosa que me atrajo muchísimo, obviamente, era que Viola Davis fuera la protagonista. Es una actriz de fama mundial, indudablemente una de las mejores actrices de su generación. Entonces, cualquier cosa que me ofrecieran con Viola Davis me hubiera interesado. Si a eso le agregas que interpreta a la presidenta de Estados Unidos, pues qué mejor, ¿no? Yo creo que las películas tienen la oportunidad de cambiar la cultura, de influenciar la cultura, y poner una mujer en la silla presidencial del país más poderoso del mundo, y encima de todo, una mujer afroamericana, pues qué mejor contribución.
–Y además en estos tiempos –aludo a la nueva era Trump.
–Sí, sin embargo empezamos antes de estos tiempos, pero desde entonces para mí era importante normalizar el camino a que una mujer pueda en algún momento dirigir este país, ¿no?
–¿Considerarías que se trata de una película feminista o de empoderamiento femenino?
–Mira, no necesariamente. Ese no es el objetivo de la película. El objetivo de la película desde un principio fue divertir, entretener, hacer una película muy escapista, muy entretenida, como le llaman de palomitas, ¿no? De sentarte y olvidarte de todo por dos horas. Sin embargo, por el hecho de que sea una protagonista femenina en un papel de tanto poder, pues eso ya es en cierta manera feminista. Aunque no con esa intención.
Zapatillas y desafíos
Cuando el personaje de Viola Davis, Danielle Sutton, se prepara para asistir a la cumbre del G20 en Sudáfrica (por cierto, la verdadera Cumbre del G20 se llevará a cabo en Johannesburgo, Sudáfrica, en noviembre de este 2025), su asesor de imagen le muestra el atuendo de gala que le ha preparado: un elegante y llamativo vestido rojo que acompañará (y que se modificará a lo largo de la historia) con unas zapatillas de tacones altísimos que ella opta por cambiar por unos tenis.
“Curiosamente, a estas alturas de la vida, en 2025, todavía la mujer tiene que sufrir el hecho de que se tiene que poner un zapato que duele para poderse ver presentable, ¿no?, todavía estamos con esa monserga, con esa cosa –dice Patricia–. Entonces se nos hizo divertido darle ese elemento pero también, imagínate, es una película de acción, ella tiene que ir al evento, se tiene que vestir con tacones porque estamos en esta sociedad, pero luego, ¿cómo la vamos a traer en tacones para todas las peleas? No, había que ponerle tenis para que pudiera realmente pelear y fuera creíble que se pudiera echar esas peleas, entonces lo incorporamos en la historia”.
Danielle termina en Ciudad del Cabo junto con toda su familia debido a que su hija adolescente Serena (Marsai Martin) se ha escapado de la Casa Blanca, burlando al servicio secreto, y ha sido captada echando fiesta en un club, volviéndose viral y haciendo que se cuestione la capacidad de liderazgo de la presidenta. Así que cuando el grupo terrorista toma como rehenes a los asistentes a la cumbre, a Danielle, una veterana de guerra, le preocupa no solo el embrollo mundial que está por desatarse, sino salvar a su familia (su hijo menor y su esposo también van con ella).
Para filmar las escenas de acción, que incluyen a Viola peleando a mano limpia, con cuchillos y provocando hartas bajas de los terroristas enemigos a punta de un rifle de alto poder, Patricia Riggen filmó con tres cámaras simultáneas en promedio, pero incluso usó hasta cuatro. “Son escenas grandes, complicadas, con muchos personajes, muchos elementos y siempre la falta de tiempo, ¿no? Entonces hay que filmar lo más rápido posible”. Y se apoyó en el trabajo del cinefotógrafo Checco Varese y, también, con un artista de storyboard para planear cada escena.
–¿Cuál fue el mayor desafío que enfrentaste como directora, como mujer directora al hacer G20?
–Mira, el desafío mayor siempre es que crean en mí y que confíen en mí, porque viviendo en Estados Unidos soy una mujer mexicana, chaparrita, con acento y eso siempre les da desconfianza. Aunque te contraten, en el fondo tienen mucho miedo y no están seguros de que sepas lo que estás haciendo. Entonces siempre hay un elemento de probarse. En cierta manera, espejea o refleja un poco la historia de la presidenta, ¿no?, de que hay esa duda de que tenga la fuerza y la capacidad de liderear. Siempre es una de las cosas con las que yo me enfrento.
Y añade: “Después de eso, pues obviamente todos los obstáculos y dificultades que tiene hacer una película, no importa si eres hombre o mujer o de cualquier nacionalidad, las películas son muy difíciles, hoy en día son casi un milagro que sucedan. Y una vez que suceden, siempre son muy complicadas porque nunca hay suficiente tiempo, siempre son tantos elementos que tienen que conjugarse en un momento que hacer que todo funcione es siempre el grandísimo reto”.
–En estos tiempos tan difíciles para los migrantes en Estados Unidos, ¿cuál es la relevancia de ser una directora mexicana detrás de un blockbuster de este tamaño?
–Fíjate que es importantísimo, también en G20 hay un personaje latino que es muy importante, el jefe de seguridad del servicio secreto de la presidenta, y lo interpreta Ramón Rodríguez. El personaje se llama Manny y para mí fue muy importante poner un latino en un papel tan positivo porque siempre estamos con que todos los personajes que interpretan los latinos en las películas en Estados Unidos son negativos: son criminales, drogadictos, sicarios, narcos. En cambio el personaje de Manny, de Ramón, está lleno de dignidad, de honor, profesionalismo, lealtad, inteligencia, además de todo está guapo, es simpático. Era muy muy importante para mí darle lugar a un personaje latino en un rol tan positivo, porque eso ayuda a cambiar las percepciones. Yo sí creo que el cine cambia la cultura, la puede modificar sin que además la gente se dé cuenta, y de una manera masiva, entonces siempre ha sido mi intención, como directora mexicana en Estados Unidos, poner a los personajes mexicanos, latinos en general, mexicanos en particular, en la mejor de las luces.
–¿Qué te motiva a seguir contando historias?
–Creo que es algo que uno tiene, es la vocación, y tienes que tener una vocación súper fuerte porque es un trabajo muy difícil, muy demandante, que te toma meses y años, que son horarios de 14, 16 horas al día seis días a la semana, con una tremenda tensión. Uno tiene que tener la vocación y la pasión por contar la historia muy fuerte y yo siempre la he tenido, entonces, a pesar de que me he enfrentado a muchas cosas a lo largo de mi carrera, siempre la mayor alegría es tener la oportunidad de contar una historia a través de una película.
*Javier Pérez hace reportaje, crónica y entrevista, así como crítica de cine y cobertura de temas culturales. Dirige ForoFoco. Nadie quiere acompañarlo al cine: no para de comer palomitas ni de hablar de otra cosa.
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Autor: Forbes Staff