
<span class="image__caption">Urano y sus lunas heladas forman un sistema misterioso y único, con paisajes extremos. Créditos: NASA / Wikimedia Commons (composición).</span>
Creado:
12.04.2025 | 19:00
Actualizado:
12.04.2025 | 19:00
Urano, el séptimo planeta del Sistema Solar y el tercero en tamaño, tiene la apariencia de una enorme bola azulada. Su atmósfera está compuesta por hidrógeno (83%), helio (15%) y metano (2%), gases que le dan su color característico. El planeta está rodeado por un sistema de trece finos anillos y veintisiete lunas conocidas, algunas entre las más frías y oscuras del Sistema Solar. Todas ellas reciben los nombres de personajes de las obras de Shakespeare y Alexander Pope.
Tarda 84 años en completar una órbita alrededor del Sol y un día dura 17 horas y 14 minutos. Es el único que rota casi completamente tumbado, debido posiblemente al impacto con un gran objeto cuando todavía estaba en formación. Urano fue el primer planeta descubierto con un telescopio, en 1781, por William Herschel. Su nombre hace referencia a un titán de la mitología griega, personificación del firmamento. Solo ha recibido la visita de la sonda de la NASA Voyager 2, en 1986.
Ariel: la luna más brillante y joven del sistema de Urano
La superficie de Ariel es la más joven –con menos cráteres de impacto— de las cinco lunas principales. Sus cañones parecen haber sido suavizados por algún fluido expulsado a la superficie, como criovolcanes. Quizá el calentamiento interno del satélite fundió una parte del hielo de agua y amoníaco de su interior que emergió a la superficie modelando el terreno. De ser así, podría haber un océano subterráneo, como en Europa, Titán, Tritón o Plutón.
También es la más brillante, aunque solo refleje un tercio de la luz solar. Posiblemente se haya oscurecido con algún material carbonáceo como consecuencia de la lluvia de micrometeoritos que ha sufrido a lo largo de eones.
Ariel es la cuarta luna más grande de Urano. Se formó a partir de un disco de acreción que rodeó al planeta poco después de su formación y, al igual que otras lunas grandes, dispone de un núcleo interno de roca rodeado por un manto de hielo. Carece de atmósfera y la temperatura media es de -213 °C. Sin duda un mundo de hielo.
Fue descubierta el 24 de octubre de 1851 por William Lassell, un astrónomo aficionado de origen británico que utilizó la fortuna que hizo con su negocio cervecero para financiar sus telescopios. Esa noche también descubrió Umbriel. Recibe su nombre de dos personajes homónimos que aparecen en la obra de teatro "La tempestad", de William Shakespeare y en el poema "El rizo robado", de Alexander Pope.
Miranda visto por la sonda Voyager 2. Crédito: NASA.
Miranda: el satélite Frankenstein con paisajes imposibles
Miranda es toda una rareza del Sistema Solar, una especie de luna Frankenstein. Este satélite de 480 kilómetros de diámetro, el más pequeño e interno de los cinco principales, fue descubierto en 1948 por el astrónomo Gerard Kuiper. Su nombre hace referencia a la hija de Próspero, el protagonista de la obra de Shakespeare titulada "La tempestad".
Está compuesto principalmente por una mezcla de rocas y hielo de agua, además de otros elementos como metano y nitrógeno. El hemisferio sur fue fotografiado por la sonda Voyager 2 el 24 de enero de 1986. Las imágenes muestran un mundo que no se parece a ningún otro conocido. La superficie parece un amasijo de materiales jóvenes y viejos, surcada de fallas, elevaciones montañosas de hasta 5000 metros de altura y gigantescos cañones, como el Verona Rupes, de 20 km de profundidad, el más pronunciado de nuestro vecindario planetario.
Los científicos no se ponen de acuerdo a la hora de explicar el origen de este paisaje tan caótico y variado. Una posibilidad es que la luna fuera destrozada en una colisión colosal y los fragmentos volvieron a unirse de nuevo, pero sin terminar de encajar, dando como resultado una especie de satélite que parece construido a base de retales.
Otro escenario, quizá más probable, es que determinadas zonas del satélite, conocidas como coronas, recibieron grandes impactos de meteoritos que derritieron parcialmente el subsuelo helado. El agua fangosa del interior pudo salir a la superficie para congelarse de nuevo y cubrir total o parcialmente el terreno.
Una tercera posibilidad es que la gran proximidad de Miranda a Urano provoca que sufra los llamados efectos de marea, similares, pero más intensos a los que la Luna causa en nuestros océanos. Estos efectos causan grandes calentamientos internos en la superficie del satélite del que apenas sabríamos nada si no fuera por la escasa información enviada por la Voyager.
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Oberón: la luna más lejana y plagada de cicatrices tectónicas
Oberón es la más exterior y la segunda en tamaño de las cinco lunas principales de Urano. Junto a Titania, fue descubierta la noche del 11 de enero de 1787 por el astrónomo William Herschel y recibió el nombre del mítico rey de las hadas de la comedia "El sueño de una noche de verano", de William Shakespeare.
Es probable que Oberón se haya formado a partir del disco de acreción que rodeaba a Urano justo después de la formación del planeta. Está compuesta aproximadamente por mitad hielo y mitad roca, y probablemente se diferencia en un núcleo rocoso cubierto por un manto helado, con una capa de agua líquida entre ambos.
La sonda Voyager 2 tomó varias imágenes de Oberón en enero de 1986, lo que permitió cartografiar el 40 % de su superficie. Es oscura y ligeramente rojiza y está plagada de cráteres de impacto. Algunos de gran tamaño, como Hamlet, de 206 kilómetros de diámetro. También se aprecian accidentes de origen tectónico, como una montaña que se eleva hasta 6000 metros de altura y profundos cañones, entre ellos el Mommur Chasma, de 537 km de largo. Se trata de vestigios de una antigua actividad tectónica, cuando en las primeras etapas de formación el interior de Oberón, se expandió agrietando la corteza exterior.
Este satélite de Urano carece de atmósfera y la temperatura en la superficie ronda los -200 C.
Titania vista por la sonda Voyager 2. Crédito: NASA.
Titania: la reina de las lunas de Urano con grietas gigantes
Titania es la luna más grande de Urano y la octava en tamaño del Sistema Solar. Fue desenmascarada junto con su hermana Oberón la noche del 11 de enero de 1787, por William Herschel, descubridor de Urano. Su nombre hace referencia a la reina de las hadas de la obra de Shakespeare "El sueño de una noche de verano".
Probablemente, sea un cuerpo diferenciado con un núcleo rocoso y un manto helado, con un océano entre ambas estructuras. Se compone de aproximadamente un 50% de hielo de agua y CO2 , 30% de silicatos y un 20% de compuestos orgánicos.
Las imágenes de la sonda Voyager 2, casi dos siglos después de su descubrimiento, revelaron indicios de actividad geológica. La superficie de Titania es relativamente oscura y de un color que se acerca al rojo. Presenta menos cráteres de impacto que Oberón y Umbriel, lo que significa que la superficie pudo ser remodelada por la erupción de material fluido del interior (criovolcanismo).
Sin embargo, algunos cráteres son de grandes dimensiones. El más grande, Gertrudis, tiene 326 kilómetros de diámetro. Titania está atravesada por un sistema de enormes fallas o cañones que se encuentran entre los más grandes de todo el Sistema Solar. En realidad son gigantescas grietas en la corteza de hielo provocadas por la expansión del núcleo. El más prominente es Messina Chasma que se extiende a lo largo de unos 1500 km desde el ecuador hasta casi el polo sur.
Titania posee una tenue atmósfera, compuesta principalmente de CO2, y la temperatura en su superficie es de -203 °C.
Umbriel: el mundo más oscuro y melancólico de Urano
Umbriel es la más oscura de las cinco lunas principales de Urano. Apenas refleja el 16% de la luz solar que recibe y su proceso de oscurecimiento sigue siendo un misterio para la astronomía. Junto con Ariel, fue descubierta por el astrónomo inglés William Lassell la noche del 24 de octubre de 1851.
El nombre fue sugerido en 1852 por John Herschel, hijo del descubridor de Urano, a petición del propio Lassell,y hace referencia al duende melancólico de la obra "El rizo robado", del poeta inglés Alexander Pope.
Con forma esférica y unos 1170 km de diámetro, Umbriel es el tercer satélite más grande de Urano, después de Titania y Oberón. Parece ser un cuerpo diferenciado en un núcleo rocoso cubierto por un manto de hielo de agua, rocas de carbono y metano congelado y al mismo tiempo no parece que haya tenido actividad geológica desde hace mucho tiempo.
En las fotografías tomadas por la sonda Voyager 2 durante su visita en 1986 se aprecia una superficie rocosa plagada de amplios y longevos cráteres de impacto repartidos por todo el satélite. La característica más notable de Umbriel es una especie de anillo blanco de unos 140 km de diámetro, situado cerca del ecuador, que recibe el nombre de Wunda. Podría ser un depósito de impacto o dióxido de carbono helado. Cerca se encuentran dos cráteres de gran tamaño, Vuver y Skynd, con brillantes picos centrales. Esto significa que la capa oscura no es muy profunda pues el material adyacente es blanco.
La luna carece de atmósfera y la temperatura en su superficie ronda los -203 °C.
Los seis satélites más grandes y ocho satélites interiores de Urano capturados por el telescopio espacial James Webb. Crédito NASA.
Urano tiene unas cuantas más
Hasta el encuentro de la sonda Voyager 2 con Urano, en 1986, solo se conocían las cinco lunas mayores. Todas ellas son regulares y están situadas en el mismo plano que el ecuador del planeta y en el de los anillos, con una órbita circular y en el mismo sentido que Urano. Según se cree, se formaron a partir de la nebulosa que dio origen al planeta.
La citada misión de la NASA descubrió diez nuevas lunas adicionales de solo entre 26 y 154 Km de diámetro: Julieta, Puck, Cordelia, Ofelia, Bianca, Desdemona, Portia, Rosalind, Cressida y Belinda. Desde entonces, los astrónomos que utilizan el telescopio espacial Hubble y potentes telescopios terrestres han elevado el total a veintisiete satélites conocidos, hasta el momento. Toda una hazaña si tenemos en cuenta que son mundos diminutos (entre 12 km y 16 km de diámetro), más negros que el azabache y situados a unos 2.900 millones de kilómetros del Sol.
Todos los satélites interiores de Urano, los observados por la citada sonda estadounidense, parecen compuestos por una mezcla similar de agua y material rocoso. La composición de las lunas que se encuentran más allá de Oberón sigue siendo una incógnita para los astrónomos, aunque lo más probable es que sean asteroides capturados por la gravedad de Urano cuando este ya estaba formado. Estos pequeños objetos describen trayectorias muy excéntricas y giran tanto en el sentido del planeta como en sentido contrario, a gran distancia de Urano, lo que dificulta su distinción entre las estrellas.
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Fuente:
Autor: edgary185