
Sarah Jessica Parker es uno de los personajes más discretos del star stystem, pero esa intimidad con la que decidió llevar su vida le ha permitido vivir con normalidad en Nueva York y, como tal, no perderse algunos de los eventos más relevantes de la metrópoli. Acompañada de su marido, el también actor Matthew Broderick, y sus hijas, las mellizas adolescentes Marion y Tabitha, la actriz de And Just Like That… acudió hace unas noches al estreno de una nueva obra de teatro en Broadway, para lo que empleó un estilismo con el que le hacía la competencia al personaje que le llevó a la fama, el de la gran Carrie Bradshaw.Para ser más exactos, se trataba del debut en vivo de Smash, una obra basada en la serie de televisión de culto homónima (a su vez inspirada en la vida de Marilyn Monroe) y que ahora Steven Spielberg ha llevado hasta el escenario del Imperial Theatre. Y, claramente, no había ocasión mejor que esta para que nuestra prescriptora favorita demostrara su gran talento estilístico.Parker escogió un vestido largo de encaje que dejaba entrever su lencería, pero que cubrió con un largo abrigo negro con botonadura satinada para aportarle aún más elegancia. No le faltaron sus inseparables stilettos y un bolso de strass para completar el look, aunque su manicura oscura y el panfleto de la obra también hicieron mucho por perfeccionar todo el conjunto. Por supuesto, sus hijas tampoco dejaron indiferentes a nadie, ya que sus estilismos estaban claramente inspirados en su madre. La combinación de abrigos de colores con vestidos sobrios y ese amor tan notable por los zapatos viene de serie y, probablemente, del armario de la misma Parker. Ya lo dice el refrán: de tal palo, tal astilla.Y, pensándolo bien, puede ser que la génesis de esta visita al teatro guarde un significado importante para la familia. La actriz y su marido se conocieron en 1991 debido a que Broderick dirigía en ese momento una obra junto a la compañía de los hermanos de Parker. Las chispas saltaron, se casaron seis años más tarde y en el 2002 dieron la bienvenida a su primer hijo, James Wilkie, que no les acompañó en esta ocasión. Casi 30 años de casados que, según lo que parece, siguen siendo igual de boyantes que el primer día, y no hay mejor prueba de ello que esta última (y poco común) aparición familiar.
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Autor: María Munsuri