
Creado:
15.04.2025 | 21:00
Actualizado:
15.04.2025 | 21:00
Vindolanda, el célebre fuerte romano situado al sur del Muro de Adriano, ha vuelto a sacar a la luz un objeto que revela los pequeños gestos de la vida cotidiana. Durante la campaña de excavaciones de 2025, los arqueólogos hallaron una pequeña llave de hierro forjado, cuya forma y estado de conservación han despertado el interés tanto del equipo investigador como del público especializado. El hallazgo no solo aporta información sobre las prácticas de seguridad en los asentamientos romanos fronterizos, sino que también se vincula con décadas de investigación sobre los sistemas de cerraduras en esta antigua fortificación.
La llave, descubierta en los niveles húmedos que caracterizan al yacimiento, se suma a la rica colección de objetos relacionados con la seguridad doméstica y militar en Vindolanda. Permite comprender mejor cómo los romanos protegían sus pertenencias en un entorno donde lo privado y lo militar se entrecruzaban continuamente.
Caja fuerte romana. Fuente: The Trustees of the British Museum
El hallazgo de 2025: una llave de hierro con forma de anillo
El objeto se encontró durante el primer día de la campaña 2025. Se trata de una llave de pequeñas dimensiones que presenta características propias de las llamadas key-rings o “llaves-anillo”, que se documentan ampliamente en Vindolanda y otros puntos del imperio. Este tipo de llave se distingue por combinar funcionalidad y portabilidad. Podía llevarse en un dedo o colgarse del cuerpo, lo que permitía llevarla encima sin dificultad.
El excelente estado de conservación de la pieza se debe, en gran parte, a las condiciones anaeróbicas del suelo de Vindolanda. Las capas más profundas y húmedas han permitido recuperar desde documentos escritos hasta objetos metálicos como este. La pieza se está estudiando y comparando con los seis ejemplares similares encontrados en el yacimiento.
Inicio de la campaña de excavación de 2025 en Vindolanda. Fuente: Vindolanda Trust
Tipología y contexto: las llaves de Vindolanda
El hallazgo encaja tipológicamente en el conjunto de llaves de anillo o "finger-keys" identificadas en los niveles VI a VIII de ocupación de Vindolanda. Datadas entre los siglos III y IV d.C., estas llaves solían fabricarse con bronce, aunque se conocen algunos ejemplares en hierro como el ahora descubierto. Suelen presentar un aro con un pequeño saliente dentado, capaz de accionar mecanismos de cerraduras del tipo tambor. Esta nueva llave comparte con las ya conocidas una complejidad técnica notable, que contradice la imagen supuestamente primitiva o rudimentaria de los sistemas de cerraduras romanos.
Función y simbolismo: ¿qué protegía esta llave?
Dada su forma y tamaño, es muy probable que la llave sirviera para cerrar una capsa o cofre pequeño. Este tipo de objeto solía utilizarse para guardar objetos de valor personal: documentos, dinero, perfumes o joyas. El hecho de que la llave pudiera llevarse en el dedo indica, con probabilidad, que pertenecía a alguien que debía acceder con cierta regularidad a un cofre o espacio cerrado. Esto hecho sugiere que su propietario pudo haber sido una figura de cierta responsabilidad, quizás un oficial, un escriba o incluso una matrona romana.
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En el mundo romano, la posesión de una llave implicaba autoridad sobre un espacio cerrado y, por ende, sobre lo que en él se encontraba: bienes, información, poder doméstico. Su forma de anillo, además, refuerza su dimensión simbólica como signo visible de acceso y control.
Llave del siglo IV d.C. encontrada en la campaña de excavación de 2025. Fuente: Vindolanda Trust
Seguridad en el limes: una necesidad constante
En el mundo romano, incluso en los contextos militaresas, las medidas de seguridad suscitaban no poca preocupación. Las cerraduras metálicas reemplazaron de forma progresiva a los sistemas de madera del tipo egipcio, y los romanos desarrollaron una notable diversidad de mecanismos, desde simples barras de cierre hasta complicados pasadores y pestillos. Se han identificado al menos once tipos básicos de llaves en Vindolanda, de los cuales las más comunes fueron las llaves de elevación en forma de L y las llaves correderas tipo Manning 2.
En este marco, el hallazgo reciente cobra especial relevancia. No solo confirma la existencia de una cultura material centrada en la protección de bienes, sino que añade una pieza clave al registro arqueológico sobre las prácticas de seguridad doméstica en la frontera norte del Imperio romano.
Llave romana de bronce con anillo, tipología en forma de L. Fuente: The Trustees of the British Museum
Comparaciones con otros hallazgos: Vindolanda y más allá
Este tipo de llaves también se ha documentado en otros contextos del Imperio, aunque con menor frecuencia que las de tipo corredero o de elevación. Lo particular de Vindolanda es que permite situar estas piezas dentro de una secuencia cronológica precisa. Según los análisis, las llaves-anillo aparecen por primera vez en el Periodo VI y alcanzan su apogeo en los Periodos VII y VIII, coincidiendo con el desarrollo de la comunidad civil en torno al vicus.
La llave que abre la puerta al pasado
El hallazgo de la llave-anillo en Vindolanda en 2025 constituye un hito relevante en la comprensión de la vida cotidiana en los confines del Imperio romano. Este pequeño objeto de hierro revela una cultura material sofisticada, atenta a la seguridad, a los signos de estatus y a la necesidad de controlar el acceso al espacio privado.
Gracias al contexto estratigráfico bien documentado del yacimiento y a la comparativa tipológica con otros ejemplos romanos, este descubrimiento no se limita a su valor estético o técnico. Nos permite acceder al mundo íntimo y práctico de quienes vivieron —y guardaron sus secretos— en las fronteras del Imperio.
Referencias
Security: The Locks and Keys” del Vindolanda Research Report Vol. IV Fascicule II
Fuente:
Autor: ericacouto