
De la máscara al cuerpo desnudo: Valentino y el acto filosófico de habitar el yo“Me imaginé un baño público: un lugar que neutraliza y suspende el dualismo entre adentro y afuera, entre lo íntimo y lo expuesto, entre lo personal y lo colectivo, entre lo que permanece privado y lo que se comparte, entre la profundidad y la superficie. Una heterotopía espacial [concepto que proponía el filósofo Michel Foucault y que hace referencia a la búsqueda de mundos dentro de otros mundos] donde el ritual del cuidado de las intimidades revela claramente su dimensión metateatral”, escribía Alessandro Michele director creativo que presentaba su segunda colección para la casa italiana. Un rojo pasión protagonizaba la escenografía que, efectivamente, representaba un baño público compuesto por aseos de los que salían los modelos engalanados con las propuestas para el próximo otoño-invierno 2025/2026 de Valentino y se acicalaban tranquilamente en los lavabos mirándose a los espejo.“Un espacio con tintes distópicos, perturbardor y lynchiano […] donde la intimidad reclama su rol en la construcción de la identidad a través del vestir y el desvestirse. Lejos de cualquier postura existencialista”, exponía la nota de prensa del desfile que recibieron los asistentes. El equilibrio entre lo macabro y lo terrenal propio del imaginario del recientemente fallecido cineasta, David Lynch, se materializaba en el proceso de introspección hacia el conocimiento del propio ser que proponía Michele a través de sus maniquís y las capas de sus estilismos. Esta narrativa filosófica en torno al acto de vestirse y desvestirse se posiciona una forma de introspección y autoconocimiento. El desfile se convertía en una metáfora de la identidad como un proceso de construcción y deconstrucción constante, donde las capas de tela, las transparencias y el encaje no han sido solo elementos estéticos, sino símbolos de las múltiples partes que conforman el yo. Michele plantea el vestir y el desvestir no como simples actos funcionales u ornamentales, sino como una alegoría de lo que se revela y se esconde, lo que se construye y lo que se deconstruye en el ser.Valentino temporada otoño-invierno 2025/2026Valentino temporada otoño-invierno 2025/2026En esta exploración filosófica que supone la colección de Valentino para el próximo otoño-invierno 2025/2026, la ropa deja de ser solo una expresión externa de la personalidad para convertirse en una extensión del proceso de autoexploración. “¿Podemos contactar con nuestro verdadero yo alejándonos de la superficie de las cosas?”, se preguntaba Alessandro. La intimidad aparece representada en forma de bodies desabrochados, sujetadores a la vista, encajes sugerentes y transparencias que simbolizan ese espacio a priori vulnerable donde el individuo confronta su propia esencia.Valentino temporada otoño-invierno 2025/2026Valentino temporada otoño-invierno 2025/2026Michele sugiere que la construcción de la identidad no ocurre únicamente en el desvertirse o en el desprendimiento de esas capas, al alcanzar la desnudez simbólica del retorno a la esencia del yo, sino también en el acto de vestirse, en la acumulación de estratos que proyectan una imagen. “Debemos saber que ninguna forma de intimidad nos desnuda por completo, no existe velo que pueda rasgarse para exponernos ante nuestro verdadero yo porque la idea de que existe un yo auténtico inalterado por la determinación de nuestras vidas es mentira”, rezaba el texto. El imaginario de un arlequín enmascarado con su traje de rombos perfectamente visible en forma de vestidos y piezas de la colección abraza su esencia simbólica para plasmar la idea de la multiplicidad y la fragmentación del ser, así como capacidad de ocultar la verdad bajo un velo de engaño y teatralidad.Valentino temporada otoño-invierno 2025/2026Valentino temporada otoño-invierno 2025/2026¿La identidad se encuentra en las capas o en la desnudez que queda cuando las máscaras caen? El arlequín simboliza precisamente esa paradoja: la mentira o las capas como una forma de entender la verdad, el disfraz como un medio de revelación. La verdad y la mentira, bajo el prisma del arlequín, dejan de ser opuestas y se convierten en dos caras de la misma máscara. Leer los nombres, Apollon y Dyonisos, en una camiseta de la colección mucho tiene que ver con esta antítesis. Nietszche, en su obra ‘El nacimiento de la tragedia’ (1872) desarrolla la idea de que la cultura griega nació del equilibrio entre lo racional y el orden (Apolo) y el impulso, lo instintivo y el caos (Dionisio). La verdad no está solo en el orden y la forma, sino también en la experiencia directa y caótica del yo. Según el alemán, el conocimiento del ser solo puede comprenderse plenamente cuando acepta y experimenta ambas fuerza, lo profundo y la superficie.
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Autor: Teresa Romero Martínez