
<span>Sheinbaum Foto: Gobierno de México</span>
Los primeros meses de gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, en la coyuntura trumpista podría verse a lo largo de los años como un ejemplo de cómo transformar una crisis en una ventana de oportunidad. En noviembre del año pasado, tras la victoria de Donald Trump por segunda ocasión, no pocos señalaron que la economía mexicana sería la más afectada, dado su nivel de dependencia e integración con la del vecino país del norte.
Sus promesas de campaña así lo ameritaban como, por ejemplo, ejecutar el mayor programa de deportación masiva en la historia de los Estados Unidos, imponer aranceles de hasta el 100 por ciento a México por no frenar el paso de criminales y drogas, o echar mano de sus fuerzas militares contra los cárteles de la droga en territorio mexicano.
Incluso, no fueron pocos quienes especularon que el hecho de que Sheinbaum fuera mujer sería una desventaja de fondo ante Trump, bien conocido por su misoginia.
Lo que hemos visto desde noviembre del año pasado ha sido una sucesión de amenazas arancelarias por parte del presidente estadounidense para obtener concesiones de distinta índole, quien parecen estar redefiniendo las reglas comerciales globales.
En honor a la verdad debemos recordar que Sheinbaum inicio su mandato tres meses antes que Trump y desde entonces envió muestras de una nueva estrategia de seguridad, una centrada en mayor inteligencia y coordinación entre niveles de gobierno. En el mismo tenor, un día después de cumplir 100 días de gobierno y a una semana del cambio de poder en Washington, la mandataria presentó el Plan México, una ambiciosa estrategia “de desarrollo económico equitativo y sustentable para la prosperidad compartida”.
En uno de los debates presidenciales, la entonces candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez juzgó a Sheinbaum como “dama de hielo” y “sin corazón”, lo que sería visto por la gente como calificativos propios de la cultura machista que prevalece en México. Irónicamente, hoy esas aparentes desventajas se han mostrado como sólidas virtudes de una mandataria que ha tenido que enfrentarse a un personaje que dicta los temas y los tiempos de la agenda mundial.
Quien diría que la mayor prueba al segundo piso de la Cuarta Transformación emanaría de factores internacionales. Específicamente del vecino del norte y de su presidente Donald Trump que, en su segundo mandato, se encuentra más cómodo en el poder, más experimentado y menos constreñido políticamente. Una fórmula potencialmente peligrosa que todavía no sabemos hasta dónde llegará en todos los frentes, el económico, el climático, el energético, el militar e, igualmente importante, cuál será la reacción del resto del mundo, como lo es el plan de rearme anunciado por Europa, por señalar un ejemplo.
El último gran logro de la presidenta mexicana ha sido acordar con Donald Trump dejar exentos de aranceles a las importaciones de origen mexicano que cumplan con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), lo cual tendrá vigencia hasta el 2 de abril, cuando Estados Unidos anuncie aranceles recíprocos para todos los países.
En el mediano plazo desconocemos el nivel de riesgo de desestabilización de la economía estadounidense, qué tanto las empresas abrirán empresas en Estados Unidos, el anhelado sueño de presidente norteamericano, y qué tanto los aranceles ayudarán a pagar la deuda nacional del país vecino del norte.
Si algo sabemos hoy, es que Trump seguirá amenazando con más órdenes ejecutivas, más aranceles y más medidas estrambóticas porque ese es su método para lograr resultados. Por parte del gobierno mexicano, el viraje en la estrategia de seguridad en contra del narcotráfico respecto al gobierno pasado queda cada vez más claro, mientras que la presidenta mexicana muestra, una vez más, su eficacia para evitar una crisis.
Sobre el autor:
Palmira Tapia es Maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y Licenciada en Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales, por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Twitter: @palmiratapia
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Fuente:
Autor: Palmira Tapia Palacios