
A orillas del mar Báltico, una colosal estructura de hormigón está tomando forma, pieza a pieza, para convertirse en una de las maravillas más grandes de la ingeniería moderna. Se trata del túnel de Fehmarnbelt, una ambiciosa obra que conectará Dinamarca y Alemania, redefiniendo las redes de carreteras y ferrocarriles de Europa. Aunque su notoriedad aún no ha alcanzado la de su predecesor, el túnel del Canal de la Mancha, esta construcción es igual de impresionante, si no más. A diferencia de aquel, que fue perforado a través de una masa sólida de tierra, el Fehmarnbelt es un túnel sumergido que se está construyendo mediante la colocación de gigantescas secciones prefabricadas de hormigón en una zanja excavada en el lecho marino. Con una longitud de 18 kilómetros, no es el túnel más largo del mundo, pero sí el túnel submarino de carretera y ferrocarril más extenso. Su infraestructura incluirá dos carriles de autopista en cada dirección y dos vías electrificadas de tren, garantizando una conectividad sin precedentes entre ambos países.
La escala de un desafío titánico © Kirill Neiezhmakov Este proyecto, valorado en 7.400 millones de euros, está marcando un hito en la construcción de infraestructuras. Cada una de sus secciones de hormigón mide 217 metros de largo, 42 metros de ancho y nueve metros de altura, con un peso de 73.000 toneladas, el equivalente a diez torres Eiffel. En total, se instalarán 79 secciones estándar junto con 10 elementos especiales que albergarán las instalaciones eléctricas del túnel.
La construcción de estas estructuras se lleva a cabo en Rødbyhavn, Dinamarca, en la que se considera la fábrica de túneles más grande del mundo. Esta gigantesca instalación abarca 220 hectáreas e incluye tres enormes naves de producción, que operan las 24 horas del día para fabricar un elemento de 217 metros cada nueve semanas.
Cada sección del túnel se refuerza con jaulas de acero y es equipada con sistemas de monitoreo y control de calidad antes de ser transportada hacia su ubicación final. Para garantizar su estabilidad, se instalan mamparos de acero y tanques de lastre, que permiten que las piezas floten antes de ser sumergidas.
El desafío de la inmersión La primera fase de flotación de estos elementos tuvo lugar en febrero de 2025, con la liberación de una sección de la fábrica mediante la inundación de una cuenca con mil millones de litros de agua de mar. Una vez flotada, la sección es remolcada a una cuenca inferior, desde donde iniciará su traslado definitivo al lecho marino.
La inmersión de cada sección es una tarea meticulosamente calculada. Un equipo especializado empleará pontones de inmersión, denominados «Ivy 1» e «Ivy 2», para posicionarlas sobre la zanja previamente excavada. Estas plataformas flotantes asegurarán que las estructuras sean depositadas con precisión milimétrica en el lecho marino, gracias a sofisticados sistemas de guiado y monitoreo. El proceso de inmersión, que durará aproximadamente 40 horas, es una operación que no admite errores. La seguridad y la precisión son prioritarias, y para ello, los operadores han sido sometidos a un riguroso entrenamiento.
Una revolución en la movilidad europea © Canal 26 La conexión entre Rødbyhavn y Puttgarden transformará por completo el transporte en la región. Actualmente, el trayecto entre estas dos ciudades en ferry dura 45 minutos, pero con el túnel, los tiempos de viaje se reducirán a solo 10 minutos en automóvil y siete minutos en tren. El impacto de esta innovación también se sentirá en el tiempo de desplazamiento entre Hamburgo y Copenhague, que pasará de casi cinco horas a menos de dos horas y media, fortaleciendo la conectividad entre Alemania, Dinamarca y el resto de Escandinavia.
Según Mads Schreiner, director de Mercado Internacional de VisitDenmark, este túnel potenciará significativamente el turismo en Dinamarca, haciendo que el país sea más accesible para los viajeros europeos. El proyecto también incentivará los viajes sostenibles, promoviendo el uso del tren y el cicloturismo. Sostenibilidad y protección ambiental Un proyecto de esta magnitud inevitablemente plantea preocupaciones medioambientales. Sin embargo, Femern A/S, la empresa responsable, ha implementado estrategias para minimizar el impacto ecológico. Entre estas medidas se encuentra la creación de nuevas zonas naturales para compensar la alteración del ecosistema marino y costero.
Los materiales extraídos del fondo marino durante el dragado han sido utilizados para expandir terrenos en Lolland y Fehmarn, generando nuevos hábitats de marismas y pastizales. Henrik Vincentsen, CEO de Femern A/S, ha enfatizado que la intención es dejar una naturaleza más rica y diversa que la existente antes de iniciar el proyecto. El futuro de la infraestructura europea El túnel de Fehmarnbelt representa un avance sin precedentes en la ingeniería y el transporte europeo. Su finalización en 2029 consolidará a Dinamarca y Alemania como líderes en conectividad y desarrollo sostenible, revolucionando la movilidad en el continente y ofreciendo un modelo a seguir para futuras megaconstrucciones en todo el mundo.
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Autor: Lucas Handley