
<div class="ue-c-article__media-caption-inner"><span class="ue-c-article__media-description">Flick aplaude a sus jugadores durante un partido.</span></div>
En las grandes mesas del fútbol se vive con sorpresa la disonancia entre el funambulismo del Barça en los despachos y la espectacular temporada que está disfrutando el aficionado azulgrana de su equipo sobre el terreno de juego, con aspiraciones reales para competir por el triplete.El pan nuestro de cada día es que la cautelar del CSD a Dani Olmo y Pau Víctor puede tener pronta fecha de caducidad; la aparición de un nuevo auditor, que cuestiona los mecanismosmos utilizados por el club para ‘ajustarse’ al Fair Play Financiero, derrapando en cada una de las curvas, la más pronunciada en estos días tiene que ver con la futura explotación de los palcos vip; por no hablar del dislate de hacer creer a los aficionados que se volvería esta misma temporada al Camp Nou, cuando todos los que trabajan en el sector de la construcción piensan que, en el escenario más optimista, será imposible volver antes de octubre.Mientras la pelotita entre, los aficionados habitarán felices en esa nube de la ilusión, en la que se vislumbra la consecución de algún título de campanillas y lo que parecía, en pretemporada, un equipo de transición se pueda convertir en un serio candidato a levantar la Champions League, la Liga y/o la Copa.La única explicación razonable es que el Barça siempre fue más un equipo más de entrenadores (Cruyff, Guardiola…) que de presidentes. Por esa razón, urge renovar a Hansi Flick, el hombre que está obrando un milagro futbolístico; ha devuelto la mejor versión de Raphinha y Lewandowski; hace sonar como nunca la orquesta bajo la batuta de Pedri; deposita la seguridad del equipo en la serenidad de Cubarsí y el renacimiento de Sczsesny o disfruta haciendo que Balde vuelva a volar. El florecimiento de Lamine Yamal, entre los cinco mejores futbolistas de la temporada, tiene un reverso, que es mantenerlo con los pies en el suelo. Su mirada hacia la cantera es profunda y sincera. Nadie explica mejor a Flick que el rendimiento de sus futbolistas y el proyecto, más que nunca, reposa en el futuro del técnico alemán con contrato hasta 2026. Este contenido es exclusivo para los usuarios registrados
Fuente:
Autor: ELÍAS ISRAEL