
Un modelo de consumo insostenible que está colapsando el planeta Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y ONU-Habitat, el modelo actual de producción y consumo masivo está agravando la crisis ambiental. Cada año se generan entre 2.100 y 2.300 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, entre ellos plásticos, alimentos, envases y aparatos electrónicos. Además, se desperdician aproximadamente 931 millones de toneladas de alimentos y 14 millones de toneladas de plásticos acaban en ecosistemas acuáticos. Lo más alarmante es que 2.700 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de recolección de residuos, y solo alrededor del 61-62 % de los residuos se gestionan en instalaciones adecuadas. Si no se cambia esta tendencia, en menos de tres décadas los residuos sólidos urbanos alcanzarán los 3.800 millones de toneladas al año. El foco sobre la industria textil en el Día Internacional del Residuo Cero Desde 2022, el Día Internacional del Residuo Cero busca impulsar prácticas de producción y consumo más responsables y sostenibles. Este año, la atención se ha centrado en el sector textil, uno de los grandes generadores de residuos y contaminación a escala global.
La moda rápida ha transformado por completo la industria. Aunque ofrece precios bajos, su impacto ambiental y social es devastador, especialmente en países del Sur Global. La producción se ha duplicado entre 2000 y 2015, y se generan 92 millones de toneladas de residuos textiles al año, lo que equivale a un camión lleno de ropa incinerada o arrojada a un vertedero cada segundo.
Pese a iniciativas como la Carta de la Industria de la Moda para la Acción Climática o el Pacto de la Moda, las emisiones del sector siguen representando entre el 2 % y el 8 % del total mundial. Además, se consumen 215 billones de litros de agua anualmente, el equivalente a 86 millones de piscinas olímpicas.
Cómo revertir el impacto: acciones urgentes para consumidores, gobiernos e industria La moda barata tiene un precio oculto: mayor consumo de recursos naturales, contaminación de ríos por químicos y condiciones laborales injustas. Además, la ropa que ya no usamos suele acabar en vertederos de países sin capacidad de reciclaje.
Para frenar esta crisis, Naciones Unidas propone un cambio estructural. Los consumidores debemos optar por prendas duraderas, reparar, reutilizar y reciclar. Los gobiernos tienen que regular los productos químicos, invertir en reciclaje y fomentar modelos circulares. Y la industria debe rediseñar sus productos pensando en la sostenibilidad, reducir la producción y utilizar materiales que no perjudiquen al entorno ni a las personas.
El desafío es colectivo, y el momento de actuar es ahora. Fuente: La Razón.
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Autor: Thomas Handley