
El sueño espacial de China ha pasado de la ambición a la acción. Después de exitosas incursiones en la Luna y Marte, la Agencia Espacial China ahora traza un nuevo horizonte: alcanzar y estudiar múltiples cuerpos celestes en un período récord. Si sus planes se concretan, sus sondas estarán recorriendo desde el planeta más caliente del sistema hasta sus límites más lejanos… y todo antes de 2030. Venus en la mira: ¿Vida en las nubes? © iStock. La primera parada de esta ofensiva cósmica es Venus, el planeta más infernal del sistema solar. La misión VOICE (Venus Volcano Imaging and Climate Explorer), ya en marcha, orbitará a 350 kilómetros de altura y mapeará la superficie con una resolución de apenas un metro. Pero el foco no está solo en el suelo abrasador, sino también en las nubes, el único lugar donde podrían encontrarse indicios de vida microbiana debido a sus temperaturas más benignas. VOICE promete ofrecer datos que no solo aporten a la geología venusina, sino que reaviven el debate sobre la posibilidad de vida en condiciones extremas.
Asteroides en doble destino: Agua y origen © iStock. Otra pieza clave del plan chino es la sonda Tianwen-2, que buscará respuestas sobre el origen del agua terrestre. Su primer objetivo será Kamo’oalewa, un asteroide cuasi-lunar que acompaña a la Tierra en su órbita. Luego viajará hacia 311P/PanSTARRS, en el cinturón de asteroides, para analizar los isótopos de hidrógeno en su agua.
Este doble salto asteroidal forma parte de una misión que se extenderá durante una década y podría esclarecer uno de los mayores misterios científicos: cómo llegó el agua a nuestro planeta.
Júpiter y Urano: Dos gigantes bajo la lupa En 2029, el cohete Long March 5 impulsará el lanzamiento de la misión Tianwen-4. Este proyecto contempla dos sondas con trayectorias muy distintas. Una orbitará Júpiter en 2035 para estudiar su plasma y campo magnético, elementos clave para entender la dinámica de los planetas gaseosos. La otra viajará aún más lejos, con el objetivo de alcanzar Urano hacia 2045, un planeta del que apenas se conocen datos directos desde el sobrevuelo de la Voyager 2 en 1986.
Ambas misiones posicionan a China como un actor crucial en la exploración de los gigantes exteriores del sistema solar.
La misión más lejana: Shensuo y la frontera del sistema solar © iStock. Quizá el proyecto más ambicioso del plan chino es Shensuo, la misión que pretende llegar hasta la heliopausa, el límite entre el viento solar y el espacio interestelar. El viaje cubriría una distancia de 123 unidades astronómicas (123 veces la distancia entre la Tierra y el Sol), con una duración estimada de al menos 30 años. El lanzamiento está previsto para 2026, y si se cumplen los plazos, llegaría a su destino alrededor de 2055, replicando el hito alcanzado por las sondas Voyager de la NASA.
Un mensaje claro al cosmos (y al mundo) Estas misiones no solo reflejan una expansión científica sin precedentes, sino que también representan una declaración política y tecnológica. China no solo busca entender el universo: quiere estar en el centro de su exploración. Desde atmósferas planetarias hasta los confines del sistema solar, su nueva etapa espacial redefine los límites de lo posible… y lo hará en tiempo récord.
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Autor: Martín Nicolás Parolari