
<p class="caption-title ">Gloria Camila siempre ha defendido con uñas y dientes los intereses de su hermano José Fernando.</p> <span class="caption-author ">Instagram/Gloria Camila Ortega</span>
Era el 2013 y José Fernando Ortega Mohedano acababa de entrar en prisión por un robo con agresión. Sus apellidos ya pesaban, pero esa noticia lo convirtió en objetivo de todos los medios. A los 20 años, el hijo de Rocío Jurado protagonizaba titulares por un episodio que marcó su vida y la de su entorno más cercano.
No tardó en llegar el siguiente golpe para la familia: el ingreso en un centro de desintoxicación. Para entonces, su hermana Gloria Camila ya había aprendido a manejarse entre cámaras, pero no a digerir según qué cosas.
Segunda oportunidad
La etapa más dura de José Fernando
La relación entre ambos ha sido intensa, marcada por lo que Gloria define como “una adolescencia difícil” de su hermano. Aunque reconoció los errores del pasado, destacó que “siempre ha sido un niño bueno”.
En una entrevista para el programa ¡De Viernes!, la hija de José Ortega Cano recordó con naturalidad una etapa que le cambió por completo la forma de vivir. El ingreso de José Fernando en la Clínica Hipócrates en el 2014 supuso, según ella, el inicio de una nueva dinámica familiar: “Yo estaba allí a tope con él, apoyándole e intentando sobrellevarlo de la mejor manera posible”.
No fue un momento puntual, sino una situación que, según confesó, sigue arrastrando a día de hoy. En sus propias palabras, se ha “”vuelto muy miedosa a consecuencia de tener un familiar que ha estado en eso”. Ese temor no ha desaparecido, y Gloria admitió que desde entonces está constantemente alerta, tratando de evitar cualquier posible recaída.
Gloria Camila y Jose Fernando Ortega Cano
GTRES
Lejos de pintar una imagen complaciente, también insistió en que la actitud personal marca la diferencia en este tipo de procesos. De su hermano destacó una cosa por encima del resto: “Las ganas que tenga una persona que quiera salir de eso es importante y José tenía todas las ganas del mundo”.
Sobre el trato mediático que recibió, no dudó en ser crítica: “Ha sido una persona muy juzgada y creo que, además, errores tenemos todos”. Para ella, lo esencial está en la voluntad de encauzar el rumbo y aprender. Un planteamiento que define gran parte de cómo se enfrenta hoy al pasado familiar.
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Autor: Héctor Farrés García