
Cara Delevingne podría haber resucitado el auténtico espíritu de CoachellaEl festival de Coachella en la década de 2010 marcó un antes y un después en la historia de la moda. Es un hecho. Cualquier evento musical trataba de imitar de alguna manera los estilismos de falsa aura bohemia que teñían el evento, hasta el punto de llegar a convertirse en una pieza del puzle gigante que es la cultura pop y que, en la actualidad, tanto echamos de menos. ¿Dónde quedaron los flecos, el croché, los microshorts deshilachados, las camisetas gráficas con cruces y calaveras, las coronas de flores e incluso los pares de gafas setenteras que tan bien lucían por el césped Vanessa Hudgens, Kylie Jenner y Alessandra Ambrosio? Seguramente, dentro del imaginario de más de una de nosotras. Y como hay cosas que nunca se deben perder, ha sido Cara Delevingne la que se ha atrevido (¡por fin!) a traer de vuelta parte de su esencia.La verdad es que no le faltaron elementos, y es lógico teniendo en cuenta que Cara vivió esa época dorada del festival cuando era una teenager de la mano de su hermana Poppy. Un top de tirantes, unos shorts negros que cualquier Millennial o Gen Z podría haber guardado en el armario de su adolescencia y una chaqueta vaquera ‘de toda la vida’ eran las piezas que resaltaban a primera vista. Pero debemos dedicarle más de medio párrafo a los accesorios. Empecemos por las gafas de sol: algo hippies, cumpliendo el requisito imprescindible de tener cristales de colores y que podrían quedar ideales en un selfie con el filtro Rio de Janeiro en Instagram. Y por si esto fuera poco, el look continuaba con un cinturón de animal print que habría sido un exitazo hace una década (y ahora) y unas cuantas piezas de bisutería, entre las que destacaban el collar torque, un anillo chunky y varias pulseras festivaleras (con goma de pelo incluida) adornando sus muñecas.Christopher Polk/Getty Images
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Autor: María Munsuri