
Como cualquiera de nosotras, Charlene de Mónaco sabe bien que el collar de perlas es la obsesión de las tendencias actuales. Llevado con tres vueltas, como ha hecho hoy mismo en el torneo de tenis Monte Carlo ATP Masters Series, es más elegante. Y más regio, pues así lo han lucido grandes nombres de las monarquías europeas a lo largo de la historia. Sin embargo, el reto de la mujer del príncipe Alberto de Mónaco era conseguir que hoy encajara en una pista de tenis. Que fuera sofisticado, pero no demasiado serio. Y se sumaba otro desafío: conseguir que transite desde las propuestas invernales donde lo hemos visto brillar el pasado año, hasta la ligereza de la primavera donde, a priori podría encontrarse menos cómodo. La resolución de todas estas cuestiones ha llegado, como tantas otras veces en sus looks de la manera más sencilla posible.© FREDERIC DIDES/SIPA / Cordon PressA Charlene se le ha ocurrido apostar por dos conceptos para desdramatizar las perlas. Rejuvenecerlas ha pasado, en primer lugar, por encomendarse a colores luminosos. Del azul medio de su traje al blanco de los zapatos y el bolso. Y en segundo lugar, por confiar en un aliado que nunca falla a la hora de lucir un traje primaveral: el lino. Su aire rústico y su caída volátil consiguen restar toda esa seriedad que traen las perlas, conduciéndolas a un lugar más espontáneo y menos encorsetado.© FREDERIC DIDES/SIPA / Cordon Press
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Autor: Arancha Gamo