
<span class="image__caption">Neptuno y su luna Tritón fotografiados por el Voyager 2. Créditos: NASA / JPL.</span>
Creado:
13.04.2025 | 19:00
Actualizado:
13.04.2025 | 19:00
Neptuno es el último y más distante planeta del Sistema Solar y el único no visible a simple vista. Está treinta veces más lejos del Sol que la Tierra y tarda 165 años en completar una órbita. Se caracteriza por su gélida temperatura (-220 ºC) y vientos supersónicos que pueden llegar a alcanzar los 2200 km/h.
Fue el primer planeta descubierto con lápiz y papel. Las órbitas de Urano, Saturno y Júpiter no se ajustaban a las leyes de Newton y los astrónomos Urbain Le Verrie, en el Observatorio de París, y John Couch Adams, en Cambridge, calcularon de forma independiente la posición de un hipotético planeta, Neptuno, que finalmente fue observado por Johann Galle el 23 de septiembre de 1846 desde el observatorio de Berlín. El propio Le Verrier sugirió el nombre de Neptuno, el dios romano del mar. Neptuno presenta un sistema de cinco anillos y catorce lunas conocidas, la mayoría descubiertas gracias a la sonda Voyager 2, en 1989.
Proteo: un coloso irregular en la sombra
Proteo es la segunda luna más grande de Neptuno, después de Tritón, y uno de los cuerpos más oscuros del Sistema Solar ya que solo refleja el 6% de la luz que recibe. Fue descubierto en 1989 por el astrónomo estadounidense Stephen Synnott gracias a las imágenes tomadas por la sonda espacial Voyager 2. Su nombre hace referencia al dios marino de la mitología griega que podía predecir el futuro, aunque cambiaba de forma para no ser cazado y solo respondía a quien era capaz de capturarlo.
Su forma recuerda a la luna marciana Fobos, pero mucho más grande. De hecho, es el cuerpo irregular más grande del Sistema Solar, con sus 440 km de diámetro. Por su masa y densidad debería haber alcanzado una forma esférica aunque se desconoce por qué no lo ha hecho.
Muchas de las lunas de Neptuno fueron nombradas en honor a dioses y ninfas marinas de la mitología griega. Crédito: James Webb Space Telescope / NASA.
Como el resto de las lunas interiores de Neptuno, es poco probable que sea un cuerpo original que se formara al mismo tiempo que el planeta. Lo más seguro es que sea producto de la acumulación de los escombros que se produjeron después de que Neptuno capturara a Tritón en su órbita.
No se conoce mucho sobre esta gran roca. Su superficie cuenta con varios cráteres de impacto entre los que destaca Pharos, con más de 230 km de diámetro y unos 10 km a 15 km de profundidad. También se observan escarpes y depresiones. La luna no muestra signo de actividad geológica por lo que probablemente se formaron por impactos de asteroides y meteoritos o como resultado de las tensiones de las fuerzas de marea provocadas por Neptuno. El satélite carece de atmósfera y se estima que la temperatura en su superficie es de unos -222 °C.
Nereida: la luna de la órbita imposible
Es uno de los satélites más grandes de Neptuno, con 340 km de diámetro. Fue descubierto el 1 de mayo de 1949 por el astrónomo estadounidense de origen holandés Gerard Kuiper a partir de las placas fotográficas tomadas con el telescopio de 82 pulgadas en el Observatorio McDonald de la Universidad de Texas (EE. UU.). En el informe de su hallazgo el propio Kuiper propuso el nombre de Nereida en referencia a las ninfas marinas de la mitología griega. Fue la segunda y última luna de Neptuno en ser descubierta antes de la llegada de la Voyager 2 en 1989.
Es un cuerpo tan pequeño e irregular que cuesta verlo desde la Tierra. Casi todo lo que sabemos de él se basa en las 83 imágenes tomadas por la Voyager 2 en su sobrevuelo del 20 de abril al 19 de agosto de 1989, pero su resolución no fue lo suficientemente buena como para distinguir las características de la superficie del satélite. Sí se pudo apreciar su color gris y un albedo de 0,14 (refleja el 14% de la luz del Sol), mayor que en otros satélites pequeños de Neptuno.
El gran misterio de Nereida es su órbita, una de las más excéntricas del Sistema Solar. Está tan lejos del planeta que tarda 360 días terrestres en completar una vuelta completa por lo que podría ser un asteroide cautivo procedente del cinturón de Kuiper o quizá su órbita fue perturbada por la captura del satélite más grande de Neptuno, Tritón.
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Eugenio M. Fernández Aguilar
Tritón: la luna rebelde de Neptuno
Con sus 2707 kilómetros de diámetro, Tritón es la mayor luna de Neptuno. Fue descubierta por William Lassell el 10 de octubre de 1846, solo diecisiete días después del hallazgo del planeta. Debe su nombre al dios de la mitología griega, hijo de Poseidón y Anfitrite, y gobernante de las profundidades del mar. Esta luna se erige como uno de los lugares más fríos del Sistema Solar, con temperaturas de hasta -235 °C.
Es, además, el único satélite natural de gran tamaño que posee una órbita retrógrada, es decir, que gira en sentido contrario a la rotación del planeta y en un plano tan inclinado (23º) que, de forma alterna, su ecuador y sus polos quedan expuestos a la luz solar, lo que genera drásticos cambios de estación. Se cree que fue un planeta enano del cinturón de Kuiper capturado por la fuerza gravitacional de Neptuno. Los astrónomos no le auguran un futuro muy halagüeño, ya que probablemente caerá sobre este planeta o se romperá para formar un nuevo anillo.
Junto con Ío, Venus y la Tierra, Tritón es el único objeto del Sistema Solar volcánicamente activo en la actualidad, aunque con orígenes y explosiones de naturaleza completamente diferentes. La Voyager 2 descubrió géiseres que emanaban desde la superficie. Son volcanes de hielo (criovulcanismo) que arrojan una mezcla de nitrógeno líquido, metano y polvo que se congela instantáneamente y cae en forma de nieve.
Tritón es la única luna grande del Sistema Solar con órbita retrógrada, lo que indica que probablemente fue capturada por la gravedad de Neptuno. Crédito: NASA/JPL.
Una de las más jóvenes
Tal vez el interior de Tritón sea lo suficientemente caliente como para que este material salga como la lava en los volcanes terrestres, modelando y renovando la superficie para convertirla en una de las más jóvenes del Sistema Solar. Según los modelos actuales, la superficie estaría formada por una corteza de nitrógeno y dióxido de carbono congelados sobre un núcleo y manto compuestos por rocas, metales y volátiles. Igual que en otros satélites de planetas gaseosos, se cree que también posee un océano subsuperficial.
La superficie helada de Tritón refleja hasta un 70% de la escasa luz solar que recibe. Está poblada por unos pocos cráteres, la mayoría de pequeñas dimensiones y surcada por muchas estructuras lineales similares a fallas, que le dan el aspecto de un melón cantalupo.
La atmósfera, muy tenue, está compuesta principalmente por nitrógeno con pequeñas cantidades de metano. Su ionosfera es diez veces más activa que la de cualquier otra luna en el Sistema solar, un rasgo especialmente extraño ya que estas capas de la atmósfera generalmente son cargadas por la energía solar. Pero Tritón y Neptuno están muy lejos del Sol (30 veces más lejos que la Tierra) por lo que debe estar funcionando alguna otra fuente de energía.
La misión Trident, una de las cuatro que compiten en el programa Discovery de la NASA, tiene como objetivo desentrañar los misterios de este satélite. Dos de estas misiones deberán ser seleccionadas durante este año, y, de resultar elegida, Trident partiría en 2025 para llegar a Neptuno trece años después.
Las otras lunas de Neptuno
Los satélites del octavo planeta en distancia respecto al Sol se pueden dividir en dos grandes grupos: regulares e irregulares. Los nombres de todas estas lunas neptunianas, catorce, se inspiran en figuras de la mitología griega.
El sistema de satélites de Neptuno tiene una historia violenta. Hace miles de millones de años, la gravedad de este gigante gaseoso capturó la gran luna Tritón, procedente del cinturón de Kuiper. Tritón se instaló en una órbita circular y su gravedad destruyó el sistema original de satélites neptunianos. Los escombros de aquellas lunas volvieron a unirse en una segunda generación de satélites, pero el bombardeo de cometas y asteroides continuó destruyendo algunos de estos objetos celestes a partir de cuyos restos se formaron numerosas lunas de tercera generación.
Neptuno tiene catorce satélites conocidos, y sus nombres hacen referencia a figuras de la mitología relacionadas con el griego Poseidón o el romano Neptuno, dioses del mar. Hasta el sobrevuelo de Neptuno por la Voyager 2 en 1989 solo se conocían dos: Tritón, descubierto en 1846 por William Lassell, y Nereida, observado por primera vez en 1949 por Gerard Kuiper, que hemos descrito en las páginas anteriores.
Diagrama de Neptuno y sus lunas. Crédito: NASA, ESA y A. Feild (STScI).
Lunas interiores
La sonda de la NASA descubrió seis lunas interiores cuyo pequeño tamaño y color oscuro dificultan su observación por telescopios terrestres. Se bautizaron Náyade, Talasa, Despina, Galatea, Proteo y Larisa (esta última ya había sido observada en 1981 por Harold Reitsem, aunque se tomó como una sección de los anillos de Neptuno).
En 2002, y gracias a las imágenes tomadas por los telescopios de Cerro Tololo en Chile y Mauna Kea en Hawái, Matthew J. Holman y su equipo descubrieron otros cuatro satélites: Halimede, Sao, Laomedeia y Neso.
Neso es la última luna de Neptuno. Orbita el planeta a una distancia media de 49 millones de kilómetros y tarda veintisiete años en completar un giro, lo que lo la convierte en el satélite más distante del Sistema Solar.
En 2003, Scott S. Sheppard, del Instituto Carnegie (EE. UU.), con el Telescopio Subaru de Mauna Kea, en Hawái, descubrió Psámate. Está un poco más cerca que Neso (48 millones de kilómetros) y se piensa que ambas podrían tener un origen común a partir de la fragmentación de una luna mayor.
El 1 de julio de 2013, y gracias a las imágenes obtenidas con el telescopio espacial Hubble, Mark Showalter anunció el hallazgo de Hipocampo, una luna de apenas 18 km de diámetro que orbita entre Larisa y Proteo. La superficie de esta última presenta varios cráteres entre los que destaca el de Faros, con más de 200 km de diámetro. Se cree que Hipocampo podría ser resultado del impacto que originó ese enorme socavón.
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Fuente:
Autor: edgary185