
<span class="image__caption">Surfear sobre el espacio-tiempo ya no es solo una metáfora: con IA, la astronomía entra en una era de precisión sin precedentes. Ilustración artística: DALL-E / ERR.</span>
Creado:
17.04.2025 | 06:00
Actualizado:
17.04.2025 | 06:00
Imagine, estimado lector, un océano cósmico donde el tejido del espacio-tiempo es el agua y los eventos más extremos del universo generan colosales olas. Durante siglos, solo pudimos observar la superficie, sin poder sentir las olas invisibles. Pero ahora, gracias a la inteligencia artificial, no solo podemos detectar estas olas del espacio-tiempo, sino que hemos aprendido a surfear por ellas, deslizándonos sobre el tejido del cosmos y descubriendo los secretos que esconde.
Einstein y la gravedad
En 1915, Albert Einstein sacudió los cimientos de la física con su Teoría de la Relatividad General, una obra maestra que redefinió nuestra comprensión del cosmos. En esta visión revolucionaria, la gravedad dejó de ser una mera fuerza para convertirse en la manifestación de la curvatura del espacio-tiempo. Los objetos masivos como estrellas y planetas deforman dicho tejido cósmico, generando lo que percibimos como atracción gravitatoria.
Esta teoría no solo predijo fenómenos asombrosos como los agujeros negros y la expansión del universo, sino que también nos reveló la existencia de ondas gravitacionales: perturbaciones en el espacio-tiempo que se propagan por el cosmos como las ondas en la superficie de un lago. Pero, durante casi un siglo, estas ondas fueron solo una hipótesis, un eco en la matemática de Einstein que nadie podía escuchar… hasta ahora.
Titánicas simulaciones de la IA generativa recrean colisiones cósmicas nunca vistas, ampliando lo que sabemos sobre la física del universo. Ilustración artística: DALL-E / ERR.
Los ecos del universo en movimiento
Las ondas gravitacionales son vibraciones del propio tejido del universo, generadas por los eventos más catastróficos del cosmos: la fusión de agujeros negros, colisiones de estrellas de neutrones y explosiones de supernovas. Estas ondas se desplazan a la velocidad de la luz, deformando minúsculamente el espacio-tiempo a su paso. Son extremadamente débiles, ya que el tejido espaciotemporal es muy rígido. Es por esta razón que, incluso el propio Albert Einstein opinaba que nunca las llegaríamos a detectar.
La sorpresa llegó en 2015, un siglo después de su predicción, los científicos lograron finalmente escuchar estas ondas por primera vez. El observatorio LIGO en Estados Unidos, detectó la señal de una fusión de agujeros negros ocurrida hace 1.300 millones de años. Fue como si la humanidad hubiese desarrollado un nuevo sentido para explorar el universo, una forma completamente distinta de observarlo, más allá de la radiación electromagnética.
Pero este hito fue solo el comienzo. La detección de estas señales es un desafío tecnológico colosal, pues cuando las ondas gravitacionales alcanzan la Tierra, sus efectos son increíblemente débiles. Aquí es donde la inteligencia artificial (IA) ha emergido como la clave para desbloquear el verdadero potencial de esta nueva astronomía.
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IA y ondas gravitacionales: la fusión de dos revoluciones científicas
La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado la manera en que escuchamos y procesamos los datos que provienen del universo. Detectar las vibraciones del espacio-tiempo implica filtrar señales muy débiles en medio de un océano de ruido cósmico, procesar inmensos volúmenes de datos en tiempo real y simular eventos cósmicos jamás observados. ¿Cómo logra hacer esto la IA?
Los interferómetros como LIGO son extremadamente sensibles y captan no solo ondas gravitacionales, sino también perturbaciones causadas por terremotos, tráfico de vehículos o incluso fenómenos atmosféricos. La IA, mediante redes neuronales, puede identificar este ruido denominado glitches y eliminarlos de las señales, facilitando de esta forma extraer con precisión las auténticas señales que están relacionadas con las ondas gravitacionales.
En 2015, el observatorio LIGO escuchó por primera vez el eco de una colisión de agujeros negros ocurrida hace 1.300 millones de años. Ilustración artística: DALL-E / ERR.
La IA también nos proporciona la capacidad de procesar las señales que provienen de la curvatura del espacio-tiempo en tiempo real, permitiendo alertar a los telescopios ópticos y de rayos X para observar los eventos asociados, de esta forma se puede extraer la máxima cantidad de información de los eventos que provocan las ondas gravitacionales y estudiar en profundidad el cosmos. Este fue el caso de la histórica detección de fusión de dos estrellas de neutrones en 2017, que posibilitó observar por primera vez la luz de un evento gravitacional.
También mediante la IA se pueden clasificar los distintos eventos que provocan las ondas gravitacionales, es decir, no todas las ondas gravitatorias son iguales. ¿Qué provocó dicha vibración del espacio-tiempo? ¿Una fusión de agujeros negros? ¿O fue tal vez una colisión de estrellas de neutrones? La IA, entrenada con simulaciones de millones de eventos, puede identificar con precisión el origen de una señal y predecir parámetros astrofísicos cruciales como la masa, el spin (el sentido y velocidad de giro) y la distancia de los objetos involucrados.
Para entender lo que observamos, necesitamos comparar las señales detectadas con modelos teóricos extraídos de las ecuaciones de la relatividad general. Realizar dichos cálculos no es trivial y se necesita mucho tiempo y es harto costoso desde el punto de vista computacional. Aquí es donde la IA entra en juego, concretamente mediante las tecnologías de la IA generativas y el uso de redes neuronales como las GANs (Generative Adversarial Networks, en inglés). Con estos enfoques se pueden crear simulaciones ultrarealistas de fusiones de agujeros negros y otros eventos cósmicos. Esto habilita la mejora de la precisión de los detectores y anticipar señales todavía no observadas.
Gracias a la IA, podemos analizar en tiempo real los eventos que deforman el espacio-tiempo y coordinar observaciones con telescopios en todo el mundo. Ilustración artística: DALL-E / ERR.
El futuro
El impacto de la IA en la detección de ondas gravitacionales apenas ha empezado. En un futuro no muy lejano, esta tecnología nos permitirá realizar detecciones ultraprecisas y, en tiempo real, fabricar sensores más sensibles, reduciendo falsos positivos y maximizando la información obtenida en casa señal gravitatoria detectada.
También será factible explorar fenómenos hasta el momento desconocidos simulando eventos astrofísicos aún no detectados, como la colisión de agujeros negros supermasivos. De igual manera, podremos realizar observaciones integradas combinando datos de ondas gravitacionales, rayos X, luz e incluso neutrinos, para obtener una imagen más completa de los eventos más extremos que se producen en el universo.
El descubrimiento de las ondas gravitacionales nos ha dado una nueva forma de explorar el cosmos. Y ahora, con la ayuda de la IA, estamos afinando nuestros sensores y ampliando horizontes a nuestra comprensión sobre el universo. Estamos preparados para una nueva era en la que el ser humano ya no solo mira el cosmos, sino que lo escucha, lo decodifica y quizás pronto lo comprenderá en su totalidad.
Categoría Ciencia e innovación
Fundación
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Autor: edgary185