
Durante décadas, se asumió que el agua llegó a la Tierra a bordo de incontables meteoritos. Pero un nuevo estudio, sorprendente y revelador, pone en duda esta hipótesis. Científicos de la Universidad de Oxford han analizado un meteorito primitivo y lo que encontraron en su interior cambia radicalmente nuestra comprensión sobre cómo la Tierra se convirtió en el planeta azul. Un planeta cubierto por océanos… desde el principio © iStock. El 70% de nuestro planeta está cubierto por agua. Sus océanos suman 1.386 millones de kilómetros cúbicos, una cantidad difícil de imaginar incluso comparándola con billones de estadios de fútbol. Durante años, la teoría dominante decía que ese volumen descomunal había llegado a través de impactos de meteoritos a lo largo de millones de años, trayendo consigo el hidrógeno necesario para formar agua. Sin embargo, el nuevo análisis publicado en la revista Icarus contradice esta idea. Al estudiar meteoritos primitivos, los investigadores encontraron algo inesperado: una gran cantidad de hidrógeno… demasiada, de hecho, si se consideraba que estos cuerpos eran los “transportistas” del agua. Esta aparente paradoja llevó a una conclusión impactante: tal vez la Tierra ya tenía todo el hidrógeno necesario desde sus inicios.
Una reliquia espacial reescribe la historia © NASA / Eurekalert. La pieza clave de esta investigación es el meteorito LAR 12252, encontrado en la Antártida y datado en los primeros momentos del sistema solar. Al ser analizado mediante espectroscopía XANES, los científicos no solo identificaron hidrógeno en su interior, sino que lo encontraron en una forma química que apunta a su presencia original, no contaminada por procesos terrestres.
Este hidrógeno estaba concentrado especialmente en una matriz de material fino rica en sulfuro de hidrógeno, con una densidad cinco veces mayor que la del resto del meteorito. Su presencia refuerza la idea de que el hidrógeno estaba ya disponible en los materiales que dieron forma a nuestro planeta, y que no fue necesario un aporte externo para generar los vastos océanos.
Implicaciones más allá de la Tierra © iStock. Este hallazgo no solo revoluciona nuestra visión sobre el origen del agua terrestre, sino que también plantea preguntas nuevas sobre otros mundos. Si la Tierra pudo formarse con suficiente hidrógeno para crear agua por sí sola, ¿cuántos otros planetas podrían haber tenido —o tener— el mismo destino? La respuesta podría cambiar cómo buscamos vida en el universo.
Así, lo que comenzó como una simple pregunta —¿de dónde viene tanta agua?— ha abierto la puerta a una comprensión más profunda de nuestros orígenes… y quizá también de nuestro futuro.
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Autor: Martín Nicolás Parolari