
<span class="image__caption">Recreación fantasiosa de Vincent van Gogh entre girasoles. Fuente: Midjourney/Erica Couto</span> <span class="image__author"> - Recreación ficticia de la relación de van Gogh con los girasoles </span>
Creado:
17.04.2025 | 14:01
Actualizado:
17.04.2025 | 14:01
Pocas imágenes son tan icónicas en la historia del arte como los girasoles de Vincent van Gogh. Esta serie de pinturas, además de representar una cumbre estética en la obra del pintor neerlandés, también está impregnada de una complejidad simbólica y emocional que, más de un siglo después de su producción, aún nos sigue cautivando. Sin embargo, a pesar de su celebridad, sigue existiendo cierta confusión sobre el número de versiones de Los girasoles existentes. Revisamos la cuestión a la luz de los estudios académicos.
Los girasoles como motivo artístico
El contexto de Arlés
Van Gogh comenzó a pintar girasoles en 1887 y continuaría a partir de su mudanza a la ciudad provenzal de Arlés, en agosto de 1888. Su objetivo era decorar la llamada “Casa Amarilla” en la que esperaba recibir a su colega y amigo Paul Gauguin.
El uso de los girasoles como motivo artístico casual: Van Gogh los consideraba una metáfora del sol, la vida y la amistad. En una carta dirigida a su hermano Theo, fechada el 21 de agosto de 1888, expresó su entusiasmo al respecto: “Estoy pensando en decorar mi estudio con media docena de cuadros de girasoles”.
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Un símbolo de esperanza y renovación
El girasol representó para Van Gogh un símbolo de alegría, calor y espiritualidad, cualidades que deseaba asociar con su proyecto artístico en Arlés. Las flores se convirtieron en una forma de comunicación pictórica con Gauguin, quien, más tarde, recordaría el impacto emocional que le causaron las obras. Esta carga simbólica ha contribuido a la perdurabilidad de estos cuadros florales del artista en el imaginario colectivo.
Los girasoles, un elemento temático esencial en la obra de Vincent van Gogh. Fuente: Pixabay
¿Cuántos cuadros de girasoles pintó Van Gogh?
Dos series distintas
Para responder con precisión a esta pregunta, es importante distinguir entre dos grupos de obras. Vincent van Gogh ejecutó, en primer lugar, la serie de París (1887), compuesta por cinco cuadros. Seguiría la serie de Arlés (1888-1889), integrada por siete cuadros, de los cuales dos son réplicas pintadas por el propio Van Gogh.
Por tanto, Van Gogh pintó doce cuadros de girasoles en total, cinco en París y siete en Arlés. Con todo, algunos estudiosos reducen el número a once, si no se cuentan las copias.
Cuatro girasoles marchitos, cuadro de la serie de París. Fuente: Wikimedia
La serie de París (1887): los girasoles cortados
Un experimento con la naturaleza muerta
Durante su estancia en París entre 1886 y 1888 e influenciado por el impresionismo y el arte japonés, Van Gogh empezó a experimentar con naturalezas muertas florales. Los cinco cuadros de esta serie muestran girasoles cortados, algunos tumbados sobre una superficie plana, otros agrupados en floreros bajos. En estas obras se aprecia una paleta de colores más variada, con tonos verdes, marrones y amarillos más apagados que los que usará posteriormente.
¿Qué artistas inspiraron a Van Gogh?
Entre las versiones más representativas se encuentran Girasoles tumbados sobre una superficie azul (1887), conservado en el Museo Van Gogh de Ámsterdam, yCuatro girasoles cortados (1887), en el Museo Metropolitano de Nueva York. Estas pinturas marcan la transición estilística del artista hacia un uso más expresivo del color y la pincelada.
La serie de Arlés (1888-1889): girasoles en jarrones
El corazón del proyecto decorativo
La serie de girasoles más famosa es, sin duda, la que pintó en Arlés. Aquí, Van Gogh se decanta por representar ramos de girasoles en jarrones. Para ello. emplea una paleta de amarillos vibrantes que anticipa el carácter emocional de su etapa final. Estas obras, además de servir para decorar el dormitorio de Gauguin, también expresan, a través del color, un ideal de armonía y luz.
Van Gogh pintó cinco cuadros originales y dos réplicas. Inición la serie con la versión con 3 flores (agosto de 1888), actualmente desaparecida, quizás destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Siguió la versión con 5 flores (agosto de 1888, colección privada), 12 flores (agosto de 1888, Neue Pinakothek, Múnich), 14 flores (agosto de 1888, National Gallery, Londres), 15 flores (enero de 1889, Museo Van Gogh, Ámsterdam), 12 flores (enero de 1889, Colección Sompo Museum of Art, Tokio) y la réplica del cuadro de 15 flores (enero de 1889, Filadelfia Museum of Art, las versiones más celebradas son las de 14 y 15 flores, que muestran un dominio extraordinario del color monocromático y la textura impasto.
Detalle del cuadro Seis girasoles, de van Gogh. Fuente: Wikimedia
Las réplicas: una decisión consciente
Van Gogh realizó personalmente dos réplicas de sus propias obras, que no deben confundirse con copias posteriores hechas por otros artistas o con falsificaciones. Las réplicas de Van Gogh se concibieron como variaciones legítimas de un mismo tema, con ligeras diferencias en el trazo, la luminosidad o la distribución de las flores. En una carta de enero de 1889, el pintor menciona su intención de conservar una copia de los girasoles en caso de que la obra original sufriera algún daño.
Una trayectoria marcada por la fragilidad
Obras perdidas o dañadas
Una de las versiones más antiguas, la de las 3 flores, se encontraba en una colección privada en Japón. Se cree que fue destruida durante un bombardeo en Ashiya en 1945. Este episodio ha contribuido al aura mítica que rodea la serie de los girasoles. A pesar de los avances tecnológicos, no existe una reproducción fiel que permita reconstruir con exactitud la pintura perdida.
Problemas de conservación
Las investigaciones actuales han revelado que los pigmentos amarillos utilizados por Van Gogh se degradan con el tiempo, lo que ha llevado a los museos a adoptar medidas estrictas de conservación. La pintura expuesta en Londres, por ejemplo, se ha estudiado en profundidad mediante técnicas de espectroscopía que han revelado zonas donde el color original se ha oxidado.
Recreación fantasiosa de van Gogh con girasoles. Fuente: Midjourney/Erica Couto
Girasoles como legado artístico
Inspiración para otros artistas
La serie de los girasoles ha influido en artistas de movimientos tan dispares como el expresionismo alemán, el pop art o la pintura japonesa contemporánea. Andy Warhol, por ejemplo, realizó su propia versión de los girasoles como homenaje a Van Gogh, hasta el punto de transformar el motivo en un icono posmoderno.
Valor simbólico y económico
El cuadro de la colección japonesa (réplica de 12 flores) fue adquirido en 1987 por 39,9 millones de dólares: se convirtió, en ese momento, en una de las obras más caras jamás subastadas. Este hecho refleja el estatus casi sagrado que la serie ha adquirido dentro del mercado del arte.
Una serie emblemática
Van Gogh pintó un total de doce cuadros de girasoles: cinco en París y siete en Arlés, incluyendo dos réplicas realizadas por el propio artista. Estas obras ofrecen una meditación sobre la luz, el color, la amistad y la fragilidad de la existencia. A través de sus girasoles, Van Gogh no solo logró capturar la esencia efímera de las flores, sino también el pulso de su propio espíritu creativo.
Referencias
Bailey, Martin. 2013. The Sunflowers Are Mine: The Story of Van Gogh’s Masterpiece. Frances Lincoln Limited.
Hendriks, Ella, Marije Vellekoop, Maarten Bommel, Muriel Geldof y Van Gogh Museum. 2019. Van Gogh’s Sunflowers Illuminated: Art Meets Science. Amsterdam: Amsterdam University Press.
Fuente:
Autor: ericacouto