
Aunque la mayoría del mundo ya ha comenzado el año 2025, en un país de África oriental sus habitantes aún se encuentran en 2017. Este curioso desfase se debe a un sistema de calendario único. A continuación, te explicamos las razones detrás de esta peculiaridad y cómo afecta a la vida cotidiana. Un calendario diferente: el caso de Etiopía © YouTube En la mayor parte del mundo, utilizamos el calendario gregoriano, el cual establece que estamos en el año 2025. Sin embargo, en Etiopía las cosas son muy diferentes. El país africano sigue un calendario propio, que coloca el año en curso en 2017. Esta discrepancia puede parecer confusa al principio, pero tiene sus raíces en una forma distinta de contar el tiempo. El calendario etíope tiene varias diferencias con el gregoriano. La principal es que no tiene 12 meses, sino 13. Mientras que en el calendario gregoriano cada mes tiene una duración de 30 o 31 días, en el etíope todos los meses, excepto el último, tienen exactamente 30 días. El mes extra, conocido como Pagumē, tiene entre 4 y 5 días, dependiendo de si es un año bisiesto. Esta estructura es una de las principales razones por las que los años en Etiopía son más cortos, por lo que el año 2025 para el resto del mundo corresponde al 2017 para los etíopes.
La causa del desfase temporal El origen de este desfase se remonta a la forma en que se calcula el nacimiento de Jesús. En el calendario etíope, se considera que Jesucristo nació ocho años después de lo que se establece en la mayoría de los países, lo que genera la diferencia de años. Es decir, el calendario etíope marca el nacimiento de Jesús en el año 8 d.C., mientras que el calendario gregoriano lo sitúa en el 1 d.C. Esto genera una variación temporal que se arrastra hasta nuestros días.
Así, cuando el resto del mundo celebra el inicio del 2025, en Etiopía siguen viviendo en 2017. Este desfase no solo afecta a la numeración de los años, sino también a la forma en que se perciben las festividades y los eventos históricos. La Nochevieja en Etiopía se celebra en septiembre, y las fiestas de Año Nuevo tienen lugar el 11 de septiembre según el calendario gregoriano. Es decir, mientras en gran parte del mundo se celebran eventos de fin de año en diciembre, en Etiopía se encuentran a mitad de su año 2017.
Adaptación a un mundo globalizado A pesar de que Etiopía mantiene su propio calendario, el país también se adapta a las normativas internacionales para facilitar su integración en la economía global. El gobierno etíope utiliza el calendario gregoriano en varios aspectos relacionados con el comercio, la diplomacia y las relaciones internacionales. Esto es especialmente importante cuando se realizan transacciones comerciales, ya que el calendario gregoriano es el estándar mundial para la mayoría de los acuerdos y contratos internacionales.
Por ejemplo, las empresas etíopes utilizan el calendario gregoriano cuando realizan exportaciones o importaciones, y las relaciones con organismos internacionales como la ONU, el Banco Mundial o la Unión Europea también se gestionan siguiendo el calendario global. Este enfoque dual permite que Etiopía se sincronice con el resto del mundo, evitando problemas en sus intercambios y colaboraciones internacionales. A pesar de todo, el calendario etíope sigue siendo una parte importante de la vida cotidiana de los ciudadanos etíopes.
Una visión única del tiempo ©YouTube Este uso del calendario etíope refleja una visión del tiempo diferente a la que tenemos en el resto del mundo. Mientras que la mayoría de los países siguen un sistema establecido por el Papa Gregorio XIII en 1582, Etiopía ha mantenido su tradición ancestral, que está vinculada a su historia y a su religión. Este desfase de ocho años puede parecer desconcertante para los visitantes internacionales, pero para los etíopes es algo completamente normal. La diferencia de tiempo también se refleja en otras áreas de la vida, como la educación y la política. Las fechas de inicio y finalización de los años escolares, por ejemplo, se basan en el calendario etíope, lo que puede ser un reto para los estudiantes que desean acceder a universidades fuera del país. Sin embargo, esta particularidad también hace que Etiopía sea un lugar fascinante desde un punto de vista cultural e histórico.
Conclusión En resumen, el hecho de que Etiopía siga en 2017 mientras el resto del mundo avanza al 2025 es una curiosidad que refleja cómo diferentes culturas y tradiciones pueden abordar el concepto de tiempo de formas muy distintas. Aunque esta discrepancia puede causar confusión, especialmente en transacciones internacionales, los etíopes han logrado adaptar su calendario a un mundo globalizado sin perder su identidad cultural. Así, mientras en la mayoría del planeta se celebra el 2025, en Etiopía continúan con su propio ritmo y calendario, marcando el paso de los años de una forma única y fascinante.
Fuente:
Autor: Thomas Handley