
Los Llanos de Moxos, en el norte de Bolivia, han revelado lo que hasta hace poco parecía impensable: la existencia de una civilización avanzada que floreció en plena selva amazónica. © Llanosdemoxos.org El estudio, publicado en Nature y difundido por The Economist, ha demostrado que la cultura Casarabe desarrolló un sistema de infraestructuras que les permitió prosperar en un entorno donde las inundaciones podían durar hasta seis meses al año. Durante décadas, los científicos pensaban que la región era demasiado inhóspita para albergar asentamientos complejos. Sin embargo, el arqueólogo Umberto Lombardo, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha liderado una investigación que desmonta esta teoría.
Mediante tecnología LIDAR—un escaneo láser que puede revelar estructuras ocultas bajo la vegetación—los investigadores identificaron montículos artificiales, calzadas y canales interconectados. Estos hallazgos sugieren que los Casarabe no solo se adaptaron a su entorno, sino que lo transformaron, aplicando un conocimiento ecológico y agrícola que desafía lo que se creía sobre la Amazonia precolombina.
Ciudades ocultas en la jungla © EFE / Heiko Prümers / DAL. El descubrimiento más sorprendente es la existencia de una arquitectura monumental en el corazón de la selva.
En un área de 4.500 kilómetros cuadrados, los arqueólogos han identificado cientos de montículos artificiales, algunos con más de 20 metros de altura y 20 hectáreas de extensión. Estas plataformas fueron interconectadas por redes de calzadas y canales, lo que revela una planificación urbana avanzada.
Lo más asombroso es que esta civilización no usó piedra para sus construcciones. En su lugar, emplearon técnicas avanzadas de construcción con tierra, lo que les permitió levantar asentamientos elevados capaces de resistir las inundaciones estacionales.
Estas ciudades ocultas indican que los Casarabe no eran pequeños grupos dispersos, sino una sociedad estructurada y jerárquica, con un alto grado de organización social y política. El enigma de su desaparición © Stephen Rostain. Si esta civilización era tan avanzada, ¿qué pasó con ella?
Aunque todavía hay muchas incógnitas, una de las hipótesis más aceptadas es que las enfermedades traídas por los europeos fueron su sentencia de muerte. Epidemias como la viruela devastaron comunidades indígenas incluso antes del contacto directo con los colonizadores, y los Casarabe pudieron haber sido una de sus víctimas. Sin embargo, la evidencia arqueológica sugiere que algunos asentamientos fueron abandonados antes de la llegada de los europeos. Los análisis de radiocarbono indican que algunas ciudades ya estaban deshabitadas hacia 1400 d.C., casi un siglo antes de la llegada de Colón.
Otras comunidades lograron sobrevivir hasta 1550, y hay pruebas de que el cultivo de maíz y otras prácticas agrícolas continuaron en la región, lo que sugiere que no desaparecieron de inmediato. Un legado enterrado en el tiempo © Omar Torrico / WCS. Hoy, los Llanos de Moxos han cambiado por completo. Gran parte del territorio está ocupado por ganaderos, y el pueblo indígena Sirionó, que habita la zona, no tiene vínculos directos con la cultura Casarabe.
Sin embargo, los restos de su civilización siguen presentes. Montículos, canales y antiguas calzadas todavía pueden verse en el paisaje, y los habitantes locales siguen encontrando fragmentos de cerámica y restos arqueológicos en sus campos. Este hallazgo no solo cambia nuestra visión de la historia de la Amazonia, sino que también plantea una gran pregunta: ¿Cuántas otras civilizaciones olvidadas siguen ocultas bajo la selva?
Fuente: Nature / Infobae.
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Autor: Martín Nicolás Parolari